Secret Vampires

2- 'Ansias por la sangre'

Ada sabía que nada bueno le iba a pasar hoy en el momento que su profesor de literatura castellana les dijo que iban a hacer trabajos en pareja. Todos los alumnos en un primer momento parecieron emocionados, pero eso cambió en el momento que el profesor dijo que las parejas las haría él.

Empezó a decir las parejas, algunos se quejaban, otros parecían estar conformes con la persona que les había tocado. En el momento que Ada escuchó ser nombrada por el profesor, se puso nerviosa por saber con quién le tocaría.

–Ada con... –visualizó la clase hasta que pareció encontrar a quien buscaba –Erlik. Bien, ahora que todos tenéis pareja poneros junto a ella.

Ada miró nerviosa a Erlik, el que se acercaba a ella con pocas ganas, rápidamente notó una leve presión en su pecho. Pensó que haría el trabajo con alguna de sus amigas, no con uno de los raritos.

–Bueno, supongo que tú eres Ada –le dijo Erlik mientras se sentaba a su lado.

–S-Si –tartamudeó ella.

–Escuchar alumnos –volvió a hablar el profesor –vuestro trabajo va a consistir en elegir un libro de algún escritor poco conocido y hacer un breve resumen del libro y poner vuestra opinión sobre este. 

Ada miró de reojo a Erlik, él parecía muy concentrado en lo que decía el profesor. Ella se empezó ha preguntar si él y sus amigos tenían alguna clase de enfermedad, su piel tan pálida no parecía ser muy normal. Por un momento se le pasó por la cabeza tocarle la mano, acariciarle la piel, quería saber si él de verdad era real, pero obviamente no lo hizo. 

–Podéis empezar ya con el trabajo. Debe estar terminado para el martes de la semana que viene –. Dijo por último el profesor. 

Ada abrió su mochila y sacó su pequeño portátil.

– ¿Qué hacemos? –Le preguntó desinteresadamente Erlik. Ada suspiró cansada y lo miró con una ceja alzada. 

–Parecías muy concentrado escuchando al profesor ¿Y ahora me preguntas que hay que hacer? 

–Por lo que veo me has estado observando –. Una media sonrisa apareció en su rostro. Ada avergonzada apartó la mirada y la fijó en su portátil. 

–Tenemos que buscar algún escritor poco conocido –. Ella desbloqueó su portátil y entró en google.

Erlik pareció dejar por un momento las tonterías de lado y se concentró en ayudar a Ada a buscar algún escritor. 

Erlik se fijó en que ella inconscientemente se mordía el labio, tal vez estaba nerviosa, quizás lo hacía siempre sin darse cuenta, después de casi diez minutos su labio empezó a sangrar, se había mordido demasiado fuerte. 

–Mierda –. Murmuró Ada.

Erlik se fijó en su labio, en la sangre. Él recordó el exquisito sabor de la sangre humana, ese sabor que tanto anhelaba. Por un momento pensó en acercarse a ella, en morderla, quería volver a sentir ese sabor en su boca. Empezó a sentir ese cosquilleó en la boca que sentía normalmente antes de que salieran sus colmillos.

Ada se relamió el labio pero la sangre no dejaba de salir y sus ganas por morderla aumentaban. Intentó controlarse, por dentro se estaba repitiendo una y otra vez que no debía hacerlo, no debía morderla, pero las ganas de hacerlo eran aún mayores que su fuerza de voluntad.

– ¿Qué tanto miras, idiota? –Le dijo Ada al darse cuenta que la estaba mirando fijamente.

Erlik tragó con fuerza antes de hablar.

– ¿Qué me acabas de llamar?

–Al parecer no solo eres nuevo en el instituto, si no que también en el país ¿Por eso no me has entendido, no? –Preguntó ella con una sonrisa burlona.

Erlik utilizaba todas sus fuerzas para mirarla a los ojos, pero sin poder evitarlo se le desviaban a los labios, concretamente en aquella pequeña herida que aún sangraba. 

Abaddón el cual tuvo la suerte de hacer el trabajo con uno de sus amigos, Dajjal, no paraba de vigilar a Erlik. Vio cómo sus ojos lentamente se empezaban a enrojecer y los colmillos salían lentamente, en cualquier momento iba a atacar a Ada. Sin esperar ni un segundo más, Abaddón se levantó de la silla y se acercó a Erlik lo más rápido posible.

–Oye, tío –le tocó el hombre a Erlik, él y Ada lo miraron –Dajjal te quiere decir algo –se inventó Abaddón. 

–Ah, vale voy –Erlik se levantó mientras utilizaba toda su fuerza de voluntad para no abalanzarse sobre Ada.

Cuando ya estaban lo suficiente lejos de ella, Abaddón volvió a hablar.

– ¿Se puede saber qué estás haciendo? –Le preguntó en un susurro, furioso. 

– ¿De qué me estás hablando? 

–¿De que te estoy hablando? ¿Enserio Erlik? Te he visto los ojos, también he visto como se te iban saliendo los colmillos. Ibas a morderla ¿Estás loco o qué? 

–Joder, lo siento, ella se mordió el labio, le empezó a sangrar y yo no podía quitarme de la cabeza el sabor de la sangre. 

–Erlik, me da igual, ya sabes porque estamos aquí, no puedes cagarla ahora, a sí que porfavor, hazme el favor y no muerdas a nadie. 

Erlik suspiró.

–Está bien.

Luego tocó educación física. El día parecía no estar de parte de los cuatro chicos. Hacía mucha calor y el profesor de deporte mandó a los alumnos a dar diez vueltas al campo. 

–Vamos a morir –le dijo Dajjal a sus amigos.

–No vamos a morir, simplemente tenemos que ponernos debajo de la sombra cuando el profesor no esté mirando.

– ¿Y qué hacemos si no nos quita la mirada de encima?

–Y yo que sé, ya nos las apañaremos. 

Todos los alumnos empezaron a correr, el que destacaba entre todos era Samael, era el que corría más rápido, pero como no, él utilizó su poder de super velocidad. 

Cada vampiro tiene un poder.

El de Dajjal es traspasar paredes.

Erlik tiene el poder de la invisibilidad.

Abaddón puede leer mentes.

Y como ya hemos dicho, Samael tiene super velocidad.

Samael fue el primero en dar las diez vueltas al campo, y dejando a sus amigos atrás, se fue a descansar bajo la sombra de un árbol. 




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