Secretaria de día, stripper de noche .

Capítulo 3


 

                  ... Dos Años Después  ...

— Contratar a Elizabeth O'Reilly es oficialmente lo peor que he hecho. 

—Contratar  a Elizabeth O'Reilly es oficialmente lo mejor que has hecho, Mateo— Luciano me pasó una carpeta—.

 —Jumm. —Pasé un informe y fingí leer. Nunca más había podido concentrarme por completo en la oficina desde que esa mujer comenzó a trabajar para mí.

 Todo en ella era una distracción y había perdido la cuenta de cuántas veces había imaginado que la inclinaba sobre mi escritorio con el culo levantado, y la hacía rogarme que la follara más profundo. 

Era sin lugar a dudas la asistente ejecutiva más eficiente que había contratado, ella era buena en su trabajo, y con cada día que pasaba, se volvía incluso mejor. 

... 

A diferencia de otros asistentes del pasado que simplemente se limitaban a esperar que les dijera qué hacer, ella siempre estaba veinte pasos por delante de mí. 

Había logrado cerrar contratos con gente que antes de hablar de los términos de un contrato ya me habían sacado de quicio y me tenían al borde de acomodarles una bala entre las cejas ...

Estudió todos los aspectos de las propiedades y empresas que compraba al pie de la letra, y era para mi un gran activo en la empresa. 

  Aun así, había tres cosas sobre ella que aún me recordaban cómo había intentado una vez encontrar muchas formas para deshacerme de ella cuando empezó. Como realmente traté de conseguir que se fuera. 

Realmente nunca fue personal, y nunca porque ella fuera una incompetente. 

En realidad, era la mujer más inteligente y perspicaz que había conocido.

Sus tres desafortunados  délitos estaban estrechamente relacionados...todos me volvían absolutamente loco.

 Una, el sarcasmo que goteaba de sus labios seductores y que solo me hacían desear más esa boca... envuelta en mi pene. 

 Dos, o tenía tendencias suicidas o le importaba un carajo que yo escuchara todo lo que susurraba a mis espaldas. 

Al menos actuaba como si no pudiera cada vez que murmuraba sobre lo mucho que me odiaba. Cuánto creía que yo era un “tirano cretino ”. 

Tres, ese cabello rojo indomable que por tanto tiempo intenté corregir. No porque me disgustara, más bien porque cada vez que lo veía me lo imaginaba desparramado en mi cama, o sujeto fuerte en un puño mientras...

       No podía pensar en eso ahora...

La cuestión era que O'Reilly era absolutamente impresionante, sus claros ojos azules complementaban perfectamente con su piel pálida  y labios hinchados y rosados. 

Su risa ligera y ronca era lo suficientemente sexy para atraer la atención de cualquier hombre, y yo no era la excepción. 

Aunque había algo, Elizabeth escondía algo que yo estaba ansioso por descubrir.  

— Me estás escuchando? — inquiere el bastardo.

— ¿ Deseas algo? — enarco una de mis cejas y suspira. 

— Quería comentarte que, mmm… voy a dejar el puesto en el Club . —Las palabras de me sacan de mis pensamientos.

—¿Perdona?— 

—Quería decírtelo anoche, pero tuve mucho trabajo pendiente . ¿No me vas a preguntar por qué ?

—En absoluto.

—Bueno, pues te lo contaré de todas formas. Voy a declararme a Amelia Callahan , la mujer a la que te presenté hace unos meses. —Me mira como esperando que le dé mi visto bueno, cosa que no tengo pensado hacer. 

Me cruzo de brazos y le dejo que espere.

—Es el amor de mi vida. —Se saca una cajita de terciopelo del bolsillo y la abre para enseñarme un anillo con un diamante enorme—. Sé que es un poco precipitado, pero es que nunca he sentido esto por nadie, y espero que me diga que sí.

—¿ Estamos hablando de la misma policía encubierta Amelia Callahan?  —le digo—. ¿Empezaste a salir con ella antes o después de que dejara su puesto? Dime para desheredarte de la Famiglia y de mi empresa..

—¿Y eso qué importa? —se mofa—. Ella ya no trabaja para ti, así que puedes apartar a un lado cualquier fantasía que puedas tener de convertir a tu hermano en el vivo ejemplo de cómo manejas tu empresa con puño de hierro.

—Solo te estoy haciendo una pregunta.

—Y yo me niego a darte una respuesta. —Me mira fijamente— Ambos sabemos que me amas y no serías capaz de desheredarme. Tampoco puedes bastardo, soy tu primo y tu mano derecha.

— Por tanto y demás, ¡ Te quieres casar con el enemigo! — exclamo dos rangos por encima de mi tono de voz.

Suspiro y aprieto mi nariz. 

Entre Elizabeth y Luciano me van a sacar de quicio.

— Ya no lo es , me ama...¡ Entiéndelo! 

— No puedo hacerlo Luciano, disculpa pero no puedo, cásate si lo deseas pero no me pidas quw esté de acuerdo.

— ¿Preferirías que me comportase con Amelia como lo haces tú con Eli?

—¿Qué demonios quieres decir con eso?

—No te hagas el tonto. —Se encoge de hombros—. Vivir negándolo todo y centrarme en mi trabajo, ¿a que sí?

—No tengo ni idea de qué cojones estás hablando —le contesto—. Pero sí que te voy a convertir en un ejemplo, y si no te presentas como el resto de los empleados ,  contrataré a un nuevo director financiero. Se supone que eres mi socio.

—Socio comercial, no un idiota que vive, respira y come trabajo las veinticuatro horas del día. —Hace un gesto de exasperación—. Yo tengo una vida, Di Fazio. 

—Y yo también.

—¿Ah, sí? —Me mira directamente a los ojos—. Porque durante los quince últimos años, lo único de lo que has hablado es de la empresa , del Club y de la Famiglia . Lo cual resulta bastante irónico, porque además de nosotros dos no tienes más familia, y ni hablemos del club. El único imbécil que no tiene intimidad teniendo un Club de sexo y estando más bueno que el queso eres tú.

— ¿ Más bueno que el queso?— enarqué una de mis cejas.

— Estoy demasiado tiempo al lado de Amelia— se encogió de hombros — pero no me cambies la conversación — me señaló —. 

Trata de hacer una vida fuera de estas cuatro paredes. 




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