En un pueblo lejano, en una abrasadora noche de verano las estrellas iluminaban el cielo, las calles solo se sentía un silencio abrazador, eran las dos de la mañana casi; cuando a lo lejos se empezaba a oír un ruido ensordecedor algo que en ningún momento se había escuchado en ese tranquilo pueblo.
En medio de aquel ruido que se escuchaba más y mas fuerte era un sonido de un auto, que iba a toda velocidad por la avenida principal de aquel pueblo a mas de noventa kilómetro por hora.
—¿Puedes ir mas despacio?—le dice la chica al conductor un joven de unos veinte años—nos vas a matar
—Aun no entiendo ¿Por qué tomo esa decisión? —pregunta el chico sin prestar mucho caso a la advertencia de su amiga—¿en que pensaba cuando tomo esa decisión?
—En tu felicidad y seguridad—le dice
—¿Qué?
—Escucha su decisión fue la mejor—le dice mientras su amiga se sostenía por los bruscos movimiento del auto por aquella velocidad.
—Olvídalo no la acepto… ¿Cuánto falta? —pregunta mientras salían del camino del pueblo y se entraban a toda velocidad por un camino de gravilla que levantaba mucho polvo con aquella velocidad las luces apenas iluminaban el camino.
—Estamos cerca…
Mientras tanto no muy lejos de allí en una especie de cabaña abandonada se encontraba un joven de veinticinco años caminando alrededor de la vieja sala de aquella cabaña, sus pasos eran de preocupación como su mirada a cada tanto observaba el reloj de la mesita de noche y pensaba ¿es lo correcto?. Sin embargo no lograba entender si la respuesta era la mejor o no.
—¿Estas seguro de lo que vas hacer? —le pregunta un anciano con voz áspera que saco al joven de sus pensamientos, aquel hombre se notaba que a pesar de su edad estaba conservado.
—Aun no lo se…—le dice el joven viendo al anciano que llevaba una pequeña botella color ámbar en la mano.
—Una ves hecho será imposible retroceder—le dice el anciano justo cuando a lo lejos escuchaba que se acercaba un auto a toda velocidad—se acerca
—¿Cómo logro encontrar este lugar? —se pregunta el joven con mucha curiosidad y dudando mas si era correcto si lo hacia perdería lo mas importante en su vida.
Lo lejos se escuchaba el cierre de la puerta y pasos apresurados hacia la cabaña, los dos se quedaron observando un minuto y en esa mirada fugas el anciano le pregunta una vez mas.
—¿Estas seguro? —pero sabia que sus dudas estaban allí presente así que el tomo una decisión.
—Si…dámela—le dice mientras estira la mano.
—¡No lo hagas! —le dicen mientras golpea la puerta fuertemente y tratando de abrirla—haz algo….—se escucha la voz desesperado del joven hacia su amiga
—No puedo esta bloqueada no me deja.
—Eres tu el que la bloquea
—Si es lo mejor.
El anciano solo se rio un momento mirando hacia la puerta mientras veía como entraban los chicos por el umbral. Una luz blanca y cegadora dejo inmóvil a Samuel (Sam) Ostun, su cuerpo caía rápidamente y lo ultimo que recordaba era aquel joven de veinticinco años de pelo castaño claro y ojos negro de mirada suave que se notaba un brillo aun en la oscuridad.
Al despertar entre las sabanas Sam solo recordaba nuevamente aquel sueño tan extraño ya estaba cansado que desde hace tiempo sonara lo mismo sin entender quienes eran aquellas personas en ese extraño sueño, era tan real que le daba miedo que se vuelva loco por ese raro sueno, cuando se levanto noto que ya el sol estaba lo suficientemente alto y que por fin era viernes y ya no tendría que ir mas a la universidad hasta el lunes, con mucha flojera se levanto y se miro en el espejo.
—No me veo tan mal—se decía a si mismo Samuel que es un chico alto de cabello negro con algunas partes de rubio por el tinte que se le ocurrió echarse la noche anterior, su cuerpo era bien formado por el ejercicio que hacia los martes su único día libre de la universidad, su piel era morena clara, sus ojos claros por el brillo de la mañana y sus labios un poco gruesos.
Después de arreglarse y tomar sus cosas para la universidad local sale a toda prisa despidiéndose de su perro Duke quien aun estaba dormido.
Al montarse en el auto Sam recuerda aun el sueño que tubo y no podía olvidar esa sensación tan realista y que aun se repetía esa sensación en su mente y cuerpo como si hubiera olvidado algo.
Sam, estaba solo en el mundo sus padres se divorciaron y desde entonces le dan todo cada uno de ellos pero no vive con ninguno de ellos, su deseos de vivir en familia no era de esa forma así que a los dieciocho les dijo que quería vivir apartados de los dos pero que igual lo ayudaran con sus estudios, ninguno de ellos le negaron nada por su decisión y desde entonces ha sido así y a pesar de que quiere contarle a alguien sus sueños como un padre ninguno de ellos estaban allí por sus negocios y sus abuelos y tíos no los conocía esa era la peor forma de vivir sin saber quien es tu verdadera familia.