Secreto

Capítulo II

HÉROES ©
 


 

VOLUMEN I: ORÍGENES
 


Años atrás...

Alfonso de La Vega amaba la caza, generalmente iba los domingos al bosque a las afueras de Ciudad Capital para traer venados o conejos a casa para la cena. Ese día no era la excepción con una diferencia, llevaría a los pequeños Emilio y Robb de 12 y 9 años.

-Yo quiero ir-decía el pequeño Adrián que tenía apenas 5 años.

Alfonso solamente lo miró un segundo y después le entrego un rifle a Emilio. Robb llevaba un cuchillo de caza y una mochila en la espalda. Emilio se acercó a Adrián y le acarició el cabello.

-Quizás la próxima vez, hermanito-le dijo-, prometo traerte una pata de conejo- concluyó.

-¡Emilio, vámonos!- dijo Robb con recelo. Desde el recibidor de la casa.

-Deberías llevar al pequeño- le dijo la madre a Alfonso en voz baja. Aunque Adrián y Emilio no podría escuchar.

-Ese pequeño no es mi hijo- atajó el hombre fulminando con la mirada a la mujer-, así que a ese lo mantienes tú-indicó molesto y abrió la puerta-, ¡Vámonos!-.

Emilio se despidió de Adrián y se fue detrás de su hermano y padre.

En la actualidad...

Adrián estaba ahí, en la sala de estar de la mansión de la Familia De La Vega. tranquilamente observaba un viejo cuadro con la fotografía de su padre y hermanos en un día de caza. A sus espaldas, su madre se encontraba sentada en el comedor mientras bebía una copa de vino.

-Siempre llorabas por ir a esas excursiones- dijo la señora dando un sorbo.

Adrián solo suspiró y se dio la vuelta colocando las manos dentro de su chamarra de piel. Daba vueltas alrededor de la mesa intranquilo y su madre parecía confundida.

-¿Qué ocurre, Adrián?-.

-Robb habló conmigo saliendo de la oficina -comentó-, quiere saber de qué lado estoy en las elecciones-.

- Solo dicelo y ya- le dijo su madre de lo más relajada dando un sorbo -, tienes derecho a tomar un lado-.

- ¿Y que hay si no quiero tomar un lado?- cuestionó molesto- Todo seria mejor entre nosotros si no fuera siempre lo mismo ¡Siempre tengo que elegir!- reclamó.

La madre se puso de pie en silencio y dejó su copa sobre la mesa para acercarse a su hijo. Él la miró reduciendo la distancia entre ambos a la expectativa.

- Adrian- le dijo acomodando el cuello de su chamarra -. Tu siempre has sido tan diferente, tan desinteresado. Un joven tan bondadoso. Te tocó estar en una familia con dos hermanos con un ego más grande que nuestra propia mansión y su guerra por el amor y orgullo de tu padre. Si no les pasas por encima de una buena vez siempre tendrás que elegir-dijo con una pequeña pausa-. Algunas veces las elecciones deben hacerse con la mente y no con el corazón- advirtió.

El gesto de Adrián, quien ya de por sí estaba muy confundido cambio a uno de recelo. La traición pasaba por su cabeza en forma de veneno a través de esas palabras.

- Tu quieres que apoye a Robb-dijo y su madre abrió los ojos a la par.

-Adrian, yo solo quiero lo que es mejor para la familia-.

-Pensé que podía confiar en ti, Mama. Qué eras neutral-.

-Adrián, no hagas un drama de ésto- lo llamó y puso su mano en el hombro del chico.

-Necesito aire-él se apartó de ella y tomando su mochila salió de la casa a toda prisa. Su cabeza daba vueltas.

Apenas llegó a la acera de puso el capuchón de su chamarra y comenzó a caminar tan rápido como le era posible.

El Planetario

Amelia se miraba en el espejo retocando su maquillaje. Hizo una pausa para mirarse justo a los ojos, en ocasiones lo hacía para ponerse a pensar en Adrián. Ellos habían terminando hace ya algunas semanas y de vez en cuando eso la atormentaba.

-Amelia- la llamó un ingeniero de audio a sus espaldas-, cinco minutos -ella volteó a verlo.

-Si- dijo acercándose al joven que llevaba una tabla de anotaciones - ¿Cuáles son los temas de hoy?- cuestionó tomando las notas.

-Lo de siempre- dijo el joven.

- ¿Otra vez con Los De La Vega?- preguntó con fastidio.

-¡Le damos a la gente lo que quiere!- dijo un hombre de traje con cabello cano que se acercaba - ¡Todos aman a Los De La Vega y quieren saber cómo van las cosas en la Corporación!-.

-La noticia no se trata de eso, Señor González- atajó ella -, debemos darle a la audiencia las noticias que necesita saber. No las que quiere- indicó Amelia, quien aunque era la conductora del noticiero de las 8 había sido una reportera infalible y tenaz.

-Tu no eliges las noticias Amelia. No más- dijo el hombre y la señaló.

-Bien- dijo molesta y ambos hombres la dejaron sola. Ella hizo una mueca y después suspiró mirando la gran ciudad a través de los ventanales. Se encontraban en la zona central.

Pensaba en que ella no se había adentrado en el periodismo para eso. Había pasado de ser una periodista autónoma a ser un títere de la gente que manipulaba el sistema.

CA de Ciudad Capital

Alicia bajó a toda prisa después de ver los datos que su empleado había encontrado.

-¡Quiero que todos dejen lo que están haciendo!- ordenó alzando la voz -, ¡Quiero que monitoreen esa energía! ¡Lo quiero todo, ubicación, variante de potencia! ¡Comuniquenme con la NASA, guardia nacional, policía y bomberos! ¡TODOS! - añadió caminando hacia el teléfono.

-Ya está en espera con la NASA- indico Enrique, quien se había colocado un manos libres.

- No entiendo cómo nadie más ha visto esa cosa- dijo ella con enfado con el teléfono al oído.

La línea dio dos tonos y después se le indico que su llamada sería desviada. Alicia extrañada miró la pantalla del teléfono.

-Están desviando mi llamada- dijo confundida.

-¡Alguien está entrando a nuestro sistema!- dijo Enrique tecleando en su ordenador-, ¡Estoy por obtener la ubicación del elemento pero nos está entrando un virus!-.




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