Secreto

Capítulo 1: Primeros encuentros y conflictos

Sophie Wilson estaba acodada en un rincón de la fiesta, aferrada a una copa de champán, con la mirada perdida. Toda la escena era tan ostentosa: el opulento salón, la gente cubierta de joyas y los maestros de las sonrisas falsas discutiendo sobre el «mérito artístico» no muy lejos de allí. Sinceramente, no encajaba con ella, ni siquiera irónicamente. Si Emily no la hubiera arrastrado hasta allí, habría preferido quedarse en casa viendo el espectáculo, al menos la pantalla no la dejaría sin aliento.

Emily se acercó pisándole los talones, con la expectación escrita en la cara:

──¿Sabes qué? Estás perfecta esta noche, como una celebridad enjoyada.

Sophie puso los ojos en blanco y arrulló:

──No es más que una versión elegante de «darse aires».

Mientras pensaba en escabullirse, Emily señaló de repente al centro de la multitud.

──Mira, ahí está James Blake. He oído que está muy interesado en el diseño de joyas, especialmente en tu trabajo.

Sophie miró a lo largo. El hombre llevaba un traje sastre gris oscuro, y todo su cuerpo parecía un mármol cuidadosamente tallado. Pensó para sí: «Oh, este tipo de persona tiene el buff de “imbatible”, parece que se da cuenta de que alguien le está mirando y barre para otro lado». Pareció darse cuenta de que alguien le miraba y se acercó, Sophie apartó inmediatamente la mirada, fingiendo admirar los cuadros decorativos de la pared.

Fue inútil. Dos minutos después, él estaba de pie frente a ella.

──¿Sophie Wilson?

Su voz era grave y parecía peligrosa.

Sophie levantó la vista, fingiendo estar tranquila cuando en realidad el corazón le latía tan deprisa como si acabara de correr una carrera de cinco kilómetros. Asintió con la cabeza:

──Soy yo.

──Tu diseño es bueno, muy tuyo.

Sophie enarcó una ceja. ¿Quién no diría unas palabras tan educadas? Ella respondió débilmente:

──Gracias.

James no parecía tener intención de ser cortés por mucho tiempo.

──¿He oído que te interesa cooperar?

Sophie se quedó paralizada un instante e inmediatamente saltaron las alarmas. La forma en que abrió la puerta la incomodó. Frunció el ceño, su tono teñido de cierto sarcasmo:

──No necesito tu tarjeta de visita.

En lugar de enfadarse, James sonrió. Sacó una tarjeta de visita dorada y se la entregó:

──Si cambias de opinión, no dudes en ponerte en contacto conmigo.

Sophie se quedó mirando la tarjeta, con ganas de tirarla y de llevársela a casa como recuerdo. Maldijo en su fuero interno: demonios, ¿por qué este tipo es tan confiado? Pero finalmente cogió la tarjeta.

──Me lo pensaré.

James se dio la vuelta para marcharse, como un francotirador que acabara de cumplir una misión. Sophie respiró hondo y se volvió para encontrar a Emily sonriendo como una casamentera triunfante.

──¿Cómo va? Te lo vas a pensar, ¿verdad?

Sophie suspiró y metió la tarjeta de visita en el bolso:

──No sé, tal vez.

Emily le tocó suavemente el brazo:

──Esta podría ser tu oportunidad de empezar de nuevo.

Sophie no contestó, pero en el fondo sabía que la decisión no era tan sencilla. Aquel hombre era como una bomba de relojería, tenía que tener cuidado o la única que explotaría sería ella misma.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.