Secreto

Capítulo 6: Una invitación peligrosa

Sophie se apresuró a abrir la puerta de su bloque de pisos, el viento frío le rizaba el pelo alrededor de los hombros y se lo golpeaba con frialdad en la cara. Miró hacia atrás para asegurarse de que el coche negro se había alejado, pero los latidos de su corazón no habían disminuido ni un ápice. Aquella sensación opresiva la había perseguido desde que la secretaria de Victor la había visitado por sorpresa.

Al final del pasillo, una figura familiar permanecía en silencio. Estaba apoyado en la puerta del piso de Sophie, con el abrigo gris oscuro abierto despreocupadamente y la mirada baja, como si esperara algo. Al oír sus pasos, levantó la cabeza y su mirada de halcón se clavó directamente en ella.

——¿James? ——Sophie se detuvo en seco, las yemas de los dedos agarrando inconscientemente la correa de su bolso, su tono cauteloso y sorprendido. ——¿Qué haces aquí?

——Protegerte. ——Su voz era tranquila pero innegable.

——¿Protección? ——Sophie frunció el ceño y retrocedió un paso, buscando en el bolso el frío juego de llaves. Sus movimientos fueron tan ligeros que casi pasaron desapercibidos, pero James los captó con la mirada.

——Entre y hablaremos. ——Sacó la mano del bolsillo y se levantó el abrigo para dejar al descubierto la pistolera que llevaba en el interior; sus movimientos eran anodinos, pero con una presencia intimidatoria difícil de ignorar. ——No tenemos tiempo que perder.

La tenue luz se derramaba sobre el rostro de James, cuyo profundo perfil parecía aún más agresivo. Estaba de pie junto a la ventana, girando un poco mientras sus ojos recorrían la calle. Sophie estaba de pie en el centro de la habitación, rodeada por los brazos, intentando ocultar su confusión interior.

——Alguien te está siguiendo. ——Fue el primero en romper el silencio, con la voz tan baja como el entrechocar del acero.

Sophie estaba aturdida, su mente repasaba las anomalías recientes: el coche negro que siempre merodeaba por la esquina, la repentina pérdida de los diseños... no podía ignorar los detalles, pero tampoco quería creer la verdad.

——¿Qué quieres decir? ——Se obligó a mantener la calma, pero su voz temblaba sin control.

——Victor está interesado en ti, y no sólo por tu diseño. ——James se volvió, sus ojos mirándola directamente. ——Tu diseño ataca el corazón de sus intereses. Si llega a sus manos tu propuesta, mis planes estarán casi arruinados.

Los ojos de Sophie se abrieron de par en par y sacudió la cabeza con incredulidad.

——Sólo una pieza de diseño de joyería, ¿cómo puede ser? —— Su tono era desafiante, intentando contrarrestar con la razón el pánico que la invadía.

James se acercó un paso, con el tono afilado como una cuchilla.

——Victor nunca miró más allá de la superficie. Sabe que sus creaciones son algo más que diseños, son claves para el mercado, y yo sé lo mismo.

——Así que... ¿tu pelea me ha metido en ella? ——Su voz era apagada, las yemas de sus dedos golpeaban inconscientemente el tablero de la mesa con un sonido nítido.

James la observó y esbozó una sonrisa irónica.

——Esto no es una pelea, es una guerra. Y tú eres la clave de esa guerra.

——Déjame adivinar, no has venido aquí sólo para protegerme. ——Sophie respiró hondo, con un deje de provocación en el tono.

James enarcó una ceja, al parecer bastante satisfecho con su intuición. Guardó silencio un momento y habló despacio.

——Así es. Necesito tu ayuda. Con tu diseño, puedes ser mi as en la manga.

Sophie le miró fijamente, con la rabia y la confusión en los ojos difíciles de ocultar.

——¿Qué planeas exactamente? ——Sonaba cortante.

——Un plan que podría hacer perder a Víctor. ——El tono de James era tan tranquilo que parecía estar diciendo algo perfectamente ordinario. ——Y al mismo tiempo, podría ponerle de nuevo en la cima del mundo de la joyería.

Sus palabras fueron como un puñetazo en las tripas de Sophie. Nunca imaginó que su trabajo se convertiría en un peón en una lucha de poder. Y el hombre que tenía delante parecía querer arrastrarla al abismo.

——¿Por qué yo? ——preguntó en voz baja, su voz casi un murmullo.

La mirada de James se suavizó, pero seguía siendo peligrosa.

——porque tienes el talento y la motivación. Pero debo advertirte de que, una vez que te involucras, no hay vuelta atrás.

Sophie dio un paso atrás, intentando distanciarse de James. La razón le decía que se mantuviera alejada de este peligroso juego, pero la intuición era como un susurro, tentándola a adentrarse en lo desconocido.

James pareció darse cuenta de sus dudas. Sacó una tarjeta de visita del bolsillo y la colocó suavemente sobre la mesa.

——Mañana por la noche a las ocho, ven aquí. ——Su voz era baja pero convincente. ——Si decides atravesar esta puerta, prepárate para pagar el precio.

Se oyó un estridente chirrido de neumáticos al otro lado de la ventana. James giró la cabeza alerta, con un brillo peligroso en los ojos. Sus dedos tocaron ligeramente la funda de la pistola y su cuerpo se tensó.

——Están llegando. ——dijo, con una pizca de fría burla en el tono. ——Si no tomas una decisión, me temo que ni siquiera tendrás tiempo de dudar.

Los ojos de Sophie siguieron su espalda. Empujó la puerta y se marchó, su silueta desapareció rápidamente en la noche, dejando sólo la tarjeta de visita dorada y caliente sobre la mesa. Las yemas de los dedos de Sophie se deslizaron sobre las letras doradas y su corazón se llenó de emociones complejas.

El viento entraba por la ventana, haciendo crujir las hojas. Se quedó mirando la carta como si el abismo desconocido que le esperaba en el club flotara ante sus ojos. ¿Era ésa su única oportunidad, o se trataba de un abismo de perdición?

——No había vuelta atrás. ——El susurro de James resonó en sus oídos.




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