HANNA:
Nuestros labios estaban juntos, del golpe habíamos caído uno encima del otro, no sabía que hacer, no podía mover mi cuerpo de la sensación, ¡era mi primer beso!
Cuando estoy en problemas siempre me tiene que pasar algo que no deseo.
—Hanna — volvió a decir.
Félix despegó sus labios quedando en frente de mí, estaba sonrojado, pero al mirar hacia la carretera se dio de cuenta que aquel imbécil venía.
— Colócate mi gorra, tendremos que hacer lo de ahorita que no fue mi intención, así tu hermano no se dará de cuenta que eres tú — opinó, ¿qué? No quiero eso de nuevo, pero no quiero que mi hermano me encuentre.
Me coloque la gorra y luego jale su chaqueta quedando su rostro muy cerca del mío, sus labios muy cerca de los míos, pero aun así no rozaban.
— Es mejor así — respondí, él solo me quedo mirando mis ojos, sentí los pasos de mi hermano acercándose hacia donde nos encontrábamos.
— Mejor de la otra manera así no sospechara nada — susurró en mi oreja, luego de esto espero que se acercará más mi hermano para hacer su diablura.
En que me metí, siento que no saldré de estas.
No pude mirar de reojo hacia el suelo cuando este estampó sus labios sobre los míos, yo sólo lo sujete de la chaqueta, sentí la sombra de mi hermano, a lo que cerré mis ojos y seguí con el juego que esté estaba haciendo.
Se escuchaban los latidos de aquel chico, mis nervios estaban de punta, no sabía que hacer, sin embargo, seguí con el beso, sentía una sensación extraña que hacía que mis latidos se sintieran pesados, no sabía cómo era besar, pero este era un experto en esto.
Creo que no era su primer beso, pero para mí si lo era, como odio esto, no quería que sucediera esto y menos con aquel chico, acaso ¿cambiara esto nuestra relación?, ¿nos acercaremos o nos alejaremos?, prefiero la segunda opción, ante todo.
—Perdón que los interrumpa, pero ¿de casualidad no han visto a una chica cruzando por estos lados? — Habló el idiota de mi hermano, solo miraba hacia el suelo.
— No señor — Contestó Félix con una voz gruesa, que voz tan sexy.
Hanna por favor déjate de tonterías.
Belmont solo se marchó del sitio, Félix solo miraba de reojo hacia mi hermano para comprobar si este ya se había marchado.
Al ir se por completo, Félix se colocó de pie.
— Deberías irte a tu casa rápido y dejar a tu hermano por fuera, el siguió con su recorrido buscándote y no fue mi intención sobre lo otro — expresó ¿preocupado?, me coloqué de pie y asentí.
Él solo me seguía detrás mientras caminaba hacia la casa, la puerta estaba abierta así que entre, cerré la puerta con llave y me recosté un rato en la puerta. Hasta cuando tendré que soportar a mi hermano, solo quiero que lleguen mis padres o mi otro hermano.
Al poco tiempo escuché que abrían la puerta así que salí corriendo de ahí, me fui a mi cuarto y cerré la puerta con llave. Cerré la ventana y tape la visión con las cortinas que atravesé en las ventanas.
— ¿Hanna? — se escuchó una voz desde afuera de la habitación.
No hable, solo me senté en un rincón de la cama escondiéndome, no sé quién era, pero prefiero esconderme antes de que me encuentro de nuevo con mi maldito hermano.
— No te preocupes, soy yo, Dylan, perdón por llegar tarde, no recordaba que mi hermano llegaba más temprano, perdóname por no acompañarte — hablé, sus palabras me hicieron llorar, sé que no es su culpa, pero siempre ha tratado de protegerme del psicópata de mi hermano y aunque nuestros padres no nos creyeron sé que el da lo mejor por proteger a su hermana menor.
No sé cómo mis padres no le creyó a Dylan ni a mí, era tanto el amor que le tenían a Belmont, Su amor los se gabán tanto. Pero que se les puede decir, ya que él siempre se hacia el inocente cuando estaba delante de ellos.
—Abriré la puerta y luego la cerraré — comentó Dylan, pero antes de que abriera escuche unos gritos que provenían de la calle.
—Maldita zorra, abre la maldita puerta, ¿por qué tienes que dejarme en la calle? — Era ¡Belmont!, siento que no irá a pasar nada bueno con este maldito pervertido.
—Dylan, mejor entra y no le abras la puerta a ese imbécil — Hablé nerviosa, no quería ver a mi maldito hermano, sabía que le haría algo a Dylan, porque no he sido la única que ha sufrido a manos de él — Por favor, Dylan, te lo suplico —
— Esta bien, mi solecito, solo quiero que te sientas bien — contestó, me hizo regresar el alma de nuevo al cuerpo — ando abriendo la puerta —
—Dylan — Dije cuando el abrió la puerta de la habitación, salí corriendo hacia él para abrazarlo, el me hacía sentir segura y no como el resto de mi familia, le di una sonrisa y él me la de volvió.
—Mi solecito, ¿por qué estas llorando?
—Tú sabes cual es el motivo de mi llanto, me duele tanto saber que hemos sufrido tanto a manos de nuestro hermano y nuestros padres, no entiendo ¿por qué a ambos nos prohíben escribir? ¿qué nos ocultaran? y con mi hermano, pues, no sé qué pensar de él, él te ha hecho daño, él me ha...— No termine de decir aquella palabra, porque mis ojos se cristalizaron, aquellas noches de sufrimiento que he tenido que soportar por culpa de él, mi hermano me abraza mientras trataba de calmarme.
—Lo siento, mejor no te lo hubiera preguntado, pero sabes una cosa no deberías de mostrarle miedo a ese imbécil, recuerdas los libros que leíste a los cinco años a escondida de nuestros padres, recuerda lo que decían aquellos libros, así tengas miedo no lo de muestres, debes ser una muy buena actriz para sobrevivir a este mundo — habló enojado, sé que no le gustaba que demostrara lo que sentía por Belmont, miedo, rencor, odio, desagrado, no eran buenos sentimientos, además él se lo merece.
Duramos un buen tiempo en silencio, decidí recostarme en la espalda de mi hermano, estaba cansada de todo lo que había pasado en el día de hoy, solo quería dormir, pero vivía con él miedo de que Belmont entrará a mi cuarto por la noche, así que Dylan me acompañaba por la noche.
Editado: 21.09.2024