Secretos

Sinopsis

Las luces de neón parpadeaban sobre el asfalto húmedo, reflejando un sinfín de colores encharcados en los charcos dispersos. El rugir de los motores resonaba en la noche como una sinfonía peligrosa y salvaje. Aquella parte de la ciudad era un territorio sin ley, donde las reglas se escribían con gasolina y velocidad.

Maeve ajustó la cremallera de su chaqueta mientras observaba a su amiga discutir con un chico a pocos metros de allí. No entendía cómo la había convencido para asistir a una fiesta clandestina en un sitio tan sombrío y alejado de todo lo que conocía. Era la primera vez que se encontraba en un lugar como ese, rodeada de vehículos modificados, gente tatuada y un ambiente cargado de adrenalina.

—¿Asustada? —dijo una voz a su lado, arrastrando cada palabra con un deje de burla.

Maeve se giró, encontrándose con unos ojos oscuros y desafiantes. El chico se apoyaba contra una moto negra, una Kawasaki ninja que relucía bajo las luces como un depredador al acecho. Él la observaba con una mezcla de interés y diversión.

—¿Y tú quién eres? —respondió arqueando una ceja.

El tipo sonrió con un gesto tan arrogante como encantador. Llevaba una chaqueta de cuero, el cabello despeinado y una mirada que parecía atravesar cualquier fachada.

—No suelo dar mi nombre a chicas que no van a durar aquí más de cinco minutos —contestó cruzando los brazos sobre su pecho.

Maeve sintió cómo la sangre le hervía.

—¿Y quién te dijo que me voy a ir?

—Tu cara de princesita —él se separó de la moto y avanzó un paso hacia ella —.Este no es tu mundo, nena. No llevas ni cinco minutos y ya luces como si quisieras correr de vuelta a tu casa.

—¿Ah, sí? —Maeve levantó el mentón, decidida a no dejarse intimidar —.Pues ve acostumbrándote a esta cara, porque pienso quedarme.

Él soltó una carcajada ronca, casi felina, y volvió a apoyarse en su moto.

—Me gusta tu valentía. Aunque no va a servirte de mucho.

Maeve apretó los puños, dispuesta a responder, cuando un grito rompió el aire.

—¡Jack! ¡Es tu turno!

El chico de la moto giró la cabeza y asintió, antes de devolver su atención a ella.

—Si sobrevives a esta noche, tal vez te diga mi nombre —dijo colocándose el casco y montando sobre la Kawasaki con la facilidad de quien lo hace desde siempre.

Maeve se quedó inmóvil mientras el rugido del motor inundaba el ambiente. La multitud se dispersó y él aceleró, desapareciendo en la oscuridad como una sombra peligrosa.

—Jack… —murmuró para sí misma. El nombre quedó suspendido en sus labios, cargado de un desafío que aún no comprendía del todo.




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