Secretos

Capítulo 9

Subimos a la habitación de Alesia con el corazón aún acelerado por la adrenalina. Cerró la puerta con cuidado y me hizo un gesto para que me sentara en su escritorio mientras ella encendía su laptop. El cuarto estaba decorado con luces de neón y pósters de bandas alternativas, un reflejo perfecto de su personalidad.

—¿Lista? —me preguntó conectando el USB al puerto.

—Sí —respondí inclinándome hacia adelante.

La pantalla se iluminó y el sistema reconoció el dispositivo de inmediato. Un pequeño icono apareció en el escritorio: VigilantData_92. Nos miramos en silencio, la sorpresa reflejada en nuestros rostros.

—¿Lo abrimos? —murmuró Alesia mientras sus dedos temblaban sobre el mouse.

Asentí con firmeza. No habíamos pasado por todo eso para echarnos atrás en el último momento.

Al hacer doble clic, una carpeta llena de archivos se desplegó frente a nosotras. Había documentos, imágenes y algunos videos, todos etiquetados con fechas y códigos extraños. El primer archivo era un documento de texto llamado Operación_Fénix.

—¿Qué rayos es esto? —pregunté leyendo el título en voz alta.

Alesia abrió el documento, y lo que vimos nos dejó heladas. Estaba lleno de datos, nombres y direcciones, junto con descripciones de movimientos, transacciones y eventos secretos en distintas partes de la ciudad.

—¿Están... rastreando a estas personas? —murmuró Alesia con los ojos muy abiertos.

—Parece más una red de vigilancia —respondí desplazando el cursor por la lista interminable de información. Nombres que conocíamos, otros que no, pero todos conectados de alguna forma.

—¿Y este? —dije señalando un video que estaba al final de la lista, titulado Informe_Lehmann.

Alesia me miró tragando saliva.

—Maeve... si esto es lo que creo que es… —dijo y pude nota que su voz estaba apagada por el miedo.

—Solo hay una forma de saberlo —contesté, y sin esperar su aprobación, hice clic en el video.

La pantalla se llenó de estática por un segundo, y luego apareció una imagen nítida: una sala oscura, con pantallas por todas partes, y en el centro... Jack. Estaba hablando con alguien, pero su rostro no se veía.

—Ahora te creo, realmente Jack si esta miy involucrado —susurró Alesia.

Yo apenas podía respirar.

—¿Seguimos investigando o guardamos el USB por ahora? —me preguntó mirándome fijamente.

Intercambiamos miradas, y con un asentimiento de su parte, continuamos revisando los archivos. La curiosidad era más fuerte que el miedo, y el deseo de entender qué estaba ocurriendo se imponía sobre cualquier otra cosa.

Abrimos un nuevo archivo llamado Registros_Transacciones. Era una lista detallada de negocios ilícitos, transferencias de dinero y nombres vinculados a esas transacciones. No pude evitar cubrirme la boca con la mano al leer algunos de los nombres: eran personas conocidas en la ciudad, incluso un par de ellos eran políticos locales.

—Esto es una locura... —susurró Alesia mientras su ojos estaban clavados en la pantalla.

—No es solo una red de vigilancia... están comprando y vendiendo información —añadí incrédula.

Alesia hizo clic en un video oculto dentro de esa misma carpeta. Apareció una grabación de un intercambio en un almacén abandonado. Se distinguían algunos de los chicos que nos habían acorralado en la fiesta. Llevaban maletines y conversaban con un hombre al que no podía verle el rostro claramente. La cámara se movía desde lo alto, como si alguien los estuviera observando desde un dron.

—¿Esto lo grabaron los Vigilantes? —preguntó Alesia sorprendida.

—Lo más probable... y parece que Jack tiene acceso a todo esto —mi mente empezaba a hilar las piezas —.Por eso esos tipos estaban tan nerviosos. Si Jack obtiene esta información, puede hundirlos a todos.

—Ahora entiendo por qué ese tipo estaba tan desesperado por conseguir el USB —añadió ella —.No era solo un capricho, era para evitar que Jack lo recibiera.

—Y nosotras lo tenemos... —dije apenas procesando el peligro en el que nos habíamos metido.

Un archivo más nos llamó la atención: Informe_Ragnarok. Alesia dudó por un segundo, pero yo ya había tomado el control del mouse y abrí el documento. Era un plan detallado, una lista de movimientos, fechas y nombres. Estaban organizando algo grande. Algo que involucraba más carreras, apuestas y tráfico de información. Jack estaba en la lista, pero no como organizador… sino como el principal objetivo a eliminar.

—¿Lo van a... matar? —pregunté incapaz de procesar las palabras.

Alesia se quedó en silencio, pero su rostro palideció al igual que el mío.

—Tenemos que hablar con él... —dijo finalmente casi en un susurro.

—¿Hablar con él? ¡Estas demente si crees que va a escucharnos! —repliqué negando con la cabeza.

—Maeve, tiene que saberlo. Si esas personas van por él, al menos debe estar preparado. Nosotras tenemos esto... —señaló el USB con firmeza.

Nos quedamos en silencio, la pantalla del portátil brillando en la penumbra del cuarto. Sabíamos que habíamos cruzado un límite, y ya no había vuelta atrás.

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A la mañana siguiente, me desperté con los primeros rayos de sol filtrándose por la ventana. Apenas había pegado el ojo, los pensamientos sobre el USB y lo que contenía me mantuvieron en vela casi toda la noche. Alesia dormía profundamente a mi lado, envuelta en su edredón como un burrito.

Miré mi teléfono: 8:00 a.m. Apenas iba a levantarme cuando un mensaje de mi madre apareció en la pantalla:

"Estoy afuera de la casa de Alesia, baja rápido, hoy tenemos un día especial. No olvides que es tu cumpleaños."

Suspiré, era cierto. Con todo lo que había pasado, me había olvidado por completo. Me cambié rápidamente, tratando de no hacer ruido para no despertar a Alesia, y bajé las escaleras. Afuera, mi madre estaba esperándome dentro del auto, con una sonrisa radiante y una bolsa de regalo sobre el asiento del copiloto.




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