Corrí diez minutos seguidos, hasta que el cansancio me venció. Estaba avergonzada de mi misma, ya que mis expectativas eran otras, pero ¿qué le vamos a hacer?
Decidí solo caminar durante cuarenta minutos aproximadamente y luego devolverme hacia mi casa para ducharme y dirigirme hacia la casa de Sofía. Caminé durante un rato hasta que veo a el padre de Violeta con una mujer. Muy hermosa. Creí que eran solo amigos, lo que era difícil por como la miraba, sin embargo seguí adelante, hasta que me doy vuelta y veo que los dos se están besando. Me quedé helada. ¿Que le iba a decir a Violeta?. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que saqué rápidamente mi celular y les saqué un par de fotos. Decidí irme a mi casa e ir rápidamente a la casa de Sofía para hablarle acerca de esto y que juntas le dijéramos a Violeta
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-¿Pero cómo pasó?-. Preguntó Sofía. En su casa me dispuse a hablarle rápidamente, resumiendo los hechos.
-Ya te lo dije. ¿Crees que Violeta se enojará con nosotras?-. Me preocupaba como reaccionaría Violeta.
-Pero ¿Y si no le decimos?-. Preguntó Sofía antes de que Violeta apareciera dejándonos con las palabras en la boca.
-¿Decirme el qué?-. Preguntó con curiosidad Violeta. Le diremos con sutileza el error que comete su padre. Saqué mi celular y le mostré la foto que había tomado con mayor detalle. Al instante Violeta palideció.
-E-ella es m-mi tía.- Dijo Violeta poniéndose cada vez más pálida.
-¿Qué?-. Dijimos Sofía y yo al unísono totalmente sorprendidas.
-Verán.- Dijo Violeta.- Mi tía Lucy se supone que vive muy lejos, y solo viene a visitarnos de vez en cuando, pero últimamente ha venido muy seguido y se ha quedado a dormir bastantes días. Se me hizo extraño, además que mi padre siempre se ofrecía a llevarla de regreso a su casa, lo que eran unas tres horas desde aquí. Cuando quiero acompañarlos siempre me dicen que haga cualquier otra cosa.- Violeta empezó a tener los ojos brillosos, y sus labios empezaron a enrojecer, al igual que su nariz. Sofía y yo fuimos rápidamente a consolarla, mientras que se deshacía en un mar de lágrimas.- Todo era muy sospechoso, pero nunca creí que sería algo así.
Pasamos todo el día con Violeta, tratando que se distrajera y dándole palabras de apoyo, para que no volviera a ser un trapito triste. Su madre sería la mas destruida de las dos, ya que se esforzaba muchísimo en su trabajo, para que llegara a casa y su hija le mostrára unas fotos y viera que su hermana tiene un amorío con su esposo.
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Al día siguiente, Violeta no se presentó en la escuela, por lo que después de clase decidí visitarla. Cuando llegué la casa estaba con algunos platos rotos y montones de pañuelos de la nariz en un rincón. Subí las escaleras y al encontrarme con la habitacion de Violeta estaba en un rincón ella junto a su madre, la cual estaba con los ojos hinchados de tanto llorar y su hija le estaba consolando.
-Lamento lo ocurrido, señora, tal vez no debí decírselo.- Le dije suavemente.
-Claro que si, Lea, sino ¿como me hubiera enterado? Muchas gracias.- Me dijo la madre de Violeta. Me pasé la tarde intentando consolarla ya que debe ser muy rudo que tu propia hermana te traicione por la espalda, ¿verdad?
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Los días siguientes fueron sin ningún acontecimiento relevante, y cuando llegó el tan esperado día sábado, no pude contener mi emoción por la cita con Axel. En la noche de el día anterior no pude dormir bien por la impaciencia que tenía de despertar. Me levanté rápidamente y casi no comí ese día. Me la pasaba de un lado a otro, y cuando faltaba una hora para el encuentro decidí prepararme. Llamé a Sofía para que me ayudase con el outfit, pero ella estaba tan nerviosa como yo, ya que ella sabía que él me gustaba desde algún tiempo. Me puse una falda de jeans por arriba de la rodilla y una sudadera azul, junto con unas vans. Tomé el transporte y cuando llegué al parque ahí lo vi, estaba con unos jeans algo ajustados y una sudadera abierta. Miraba de un lado a otro, impaciente. Cuando me vio, suspiró aliviado y me acerqué a saludarlo. Su aroma impregnaba mi nariz, y era perfecto.
-Hola. Te ves linda.- Me dijo al momento en el que me puse roja como la cara de un babuino.
-Gracias. Tú también.- Le respondí. Me siento muy nerviosa. ¿Y si digo algo mal? ¿Y si me caigo y quedo en ridículo? Bueno, solo lo sabré después de esta cita. Hablamos un rato sobre algunos temas al azar, y luego fuimos por unos helados para luego sentarnos en unos bancos.
Nos quedamos en un silencio cómodo, y sentí su mirada sobre mí.
-¿Qué? ¿Tengo cara de payaso?-. Le pregunté a modo de broma.
-Jajaja, claro que no.- Me respondió al mismo tiempo que sonreía.- Es que te ves hermosa hoy.
-¿Entonces ayer no lo estaba?-. Le dije fingiendo estar molesta.
-Tu sabes a lo que me refiero.- Me dijo al mismo tiempo que se acercaba lentamente. Lo miré, y ví que estabamos a centimetros de distancia. Me puse muy nerviosa, prácticamente en shock, por lo que solo me quedé mirando sus labios carnosos.
Editado: 22.07.2019