Mi cometa volaba alto en el cielo azul, un cielo en un día soleado y lleno de brisa; ese día estaba a la izquierda de la mansión no tan cerca del lago; el lago estaba más para abajo donde de lejos se podía ver el portón que separaba las tierras de la familia Bennett, lo impresionante de esta familia es que estás tierras tienen muchas longitud, es una de las familias más ricas de Georgia así que no podría decir con exactitud cuánto podría tener, pero mi papá decía que era mucha longitud. Mi vista se desvío al ver desde lejos la multitud de gente con camaras detrás de los hermanos, en aquel puerton tan grande, supongo nunca he llegado hasta allí. Los fotógrafos no entraron a la propiedad ya que, los seguridad no se los permitieron, fue el primer día que por fin vi los hermanos Bennett juntos, los cincos y aunque estaban algo alejados los podía ver y a decir verdad eran muy atractivos. Me escondí para que no me vieran detrás de un árbol frondoso y mi cometa se soltó, bufé por lo ocurrido y corrí tras ella y llegando al lago me detuve, el lago estaba bien cuidado, con flores rojas a su alrededor una entrada que permitía nadar dentro de él, pero solo para las personas que sabían nadar porque era verdaderamente hondo.
—No! —Me quejé viendo como se llevaba el viento la cometa en el cielo, bufé pateando la yerba y sin querer arranque las flores de una de las esquinas del lago me agaché e intenté enterrarla otra vez, luego me senté, está bien; se me había ido la cometa, pero había encontrado un lugar muy bonito para tomar un descanso así que me senté mirando el lago y lo que va después de allí, alcé la vista al cielo para saber si aún podía ver mi cometa, sentí un movimiento tras de mi y di la vuelta encontrándome con un Bennett.
El hombre se quedó perplejo mirándome, su cara reflejaba tristeza, quizás por que mi cometa se había ido, aunque es una estupidez lo que pensé porque supongo que él no vio eso, pero aquí estaba inventando un por qué él estaba así tan triste o probablemente así era su rostro con una mirada vacía, sentía que a través de esos ojos verdosos me escudriñaba en cada segundo.
—¡Qué te dije lorena! —el hombre metió su mano en el borcillo y puso la vista en mi padre—. ¿Cómo te atreves a hablarle? —dijo mi papá una vez estando frente al Bennett, no se sientan raro si siempre se da cuenta si alguien está cerca de mí, mi padre siempre está pendiente a mis andanzas siempre cuando estoy fuera de la casa, el joven no había dicho una sola palabra. Solo negó con la cabeza, vi que pronto lloraría, pero solo fue algo que deduje cómo había dicho era la primera vez que veía uno de ellos; que por tal razón no conocía sus expresiones, el joven me miró y luego se fue tan rapido como pudo.
—¿Papá por qué llora ese hombre? —pregunté al acercarme.
—¿Qué te dijo él? ¡Dime la verdad! —mi papá estaba muy furioso.
—Nada, no dijo nada solo me miró —balbuceo jugueteando con mis manos, estaba nerviosa, el ambiente se había quedado incómodo.
—¿Y por qué te quedaste aquí?
—Oye no me grites —Mi papá puso la mano en su cintura y respiro profundo.
—No te estoy gritando Lorena, solo no quiero que te pase nada, esa gente es peligros —Caminó hacia mi—. Solo alejate de ellos, especialmente de él, y sin preguntas — afirmé con la cabeza, papi me abrazó y nos fuimos dentro de la casa entrando por la puerta que conducía al pasillo tan conocido por los criados.
Por alguna razón al ver ese Bennett y luego verlo irse así; sentí una inmensa tristeza, no sé porqué tal vez la que lloraba por dentro era yo al ver su reflejo, según papá ellos eran gente mala y no debíamos confiar nunca. Pero no, yo sentí algo más, yo sentí que podía confiar en él, pero como soy adolescente que no sabía nada de ellos seguí las instrucciones de mi padre el cuál decía que no me acercaría a ellos, aunque la curiosidad de saber algo más específicamente de él me estaba matando.
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Editado: 09.08.2022