En la noche cené en la habitación, pero en la mañana del domimgo papá me levanto temprano.
—¿Aun estoy castigada? —pregunté mientras papi me lavaba el cabello, no dijo nada, su silencio era muy desgarrador. Respiré profundo—. Papi por favor —dije.
-Sí, pero te necesitan en la limpieza de hoy, mañana habrá una reunion familiar hay que limpiar bien —terminó de lavar mi cabello y lo secó con la toalla-. Ya esta, ve a cambiarte y luego vete con tu amiguita de parranda.
—Bere no es parrandera, y te pidió disculpas.
-Las acepte, solo no quiero que vuelva a ocurrir —Salió de la ducha y caminé tras él.
-Papi, Crees que la reunión se tratará de la muerte de Mendes. ¿Qué piensas?
—Cosas de las que...— se volteó para mirarme—. No te incumbe_ dobló sobre sus talones y salió.
Bufé y caí sentada en la cama, me vestí y salí de la habitacion hasta donde se encontraba Berenice.
_hola —dije al verla, la mujer sonrió.
—Me sorprende que te diera permiso después de lo de ayer —dijo pasándome una escoba.
—A mi tambien —respondí sonriendo, pasamos al otro lado de la mansión, la parte donde papi no quiere que vaya, pero por alguna razón me dió permiso.
—Descuida ellos no estan ningunos en la casa, El señor y la señora se fueron al pueblo a una diligencia y sus hijos suelen aparecer tarde de la noche últimamente —dijo Bere al ver mi rostro, me relajé y seguí caminando, yo, Bere y otros más, eramos seis criados para limpiar.
—Ustedes vayan a la habitación de los señores —Nos señaló a mí y a Bere—. Ustedes tres a las habitaciones de los hermanos y yo me ire a la sala —repartió Andres, un criado mayor de edad, este hombre era el esposo de Beatriz, nunca tuvieron hijos o yo nunca le conocí uno, el hombre era serio no sonreía ni de relajación, Beatriz él y mi padre eran los criados más viejo de esta casa.
Yo y Bere nos fuimos a paso lento hasta encontrar la gran puerta de la habitación de los Señores Bennett.
—Yo quería ir a las habitaciones de los hermanos —Se quejó Bere la mire y sonreí, entramos a la habitación y me quedé sorprendida, demasiado lujos para mi gusto. Mucho arreglos de mármol y muchísimas cosas de valor muy alto, cualquier persona con una simple cosa de esta habitación viviría bien.
—Vete de ese lado yo de este lado —dije y Bere afirmó con la cabeza. Arreglé los zapatos del señor Bennett, era una colección muy grande que tenía ese hombre, duré como cinco minutos, creo, o fueron más, ya estaba cansada.
—Entra esto en la gaveta —Bere me lanzó un Carson blanco.
—Que asco —dije sabiendo que estaba limpio, abrí la gaveta y vi un diario, me llamó la atención por la intensidad del rojo y la flor roja dibujada lo abrí y en la segunda hoja traía el nombre, diario de Rebecca Jhonson, "No tocar"
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Editado: 09.08.2022