Eladio respiró profundo antes de entrar a la mansión, antes había pasado por el mercado para comprar algunos Vegetales que recordó no ver en la mesa de la cocina, esto lo ayudaba mucho en su momento de desaparecido. Al entrar a la casa se quedó estupefacto.
—Le dije que no lo hiciera —Susurró Berenice al acercársele, el hombre bufo tirando la funda al suelo, la cuál Berenice tomó al instante. El hombre agarró a Lorena de la cintura sacándola del regazo de Melquisedec Bennett, el cuál no se inmutó a tal hecho, estaban cerca de la cocina, en un pequeña sala donde se detenían lor platos antes de salir al comedor. En este mismo lugar comían los criados.
—Señor Eladio —Susurró cínicamente —. si me hubieras dicho que tienes una hija tan hermosa le digo a mi madre que me quiero casar otra vez —En su cara se notaba una risa de burla, el sabía que Eladio lo odiaba, pero la verdad eso a él no le importaba en lo absoluto, él solo quería ver como la ira de este hombre rebosaba ante todos, y que mejor manera que dando su grata presencia, había llegado al pueblo hace poco, pero no había tenido el privilegio de pararse a molestar por todos los arreglos como persona adulta que tenía que hacer después de llegar a la ciudad.
—Tendrías que esperar mucho tiempo porque es menor, además, no te aconsejo que la veas de esa manera —Eladio aún agarraba a Lorena de las manos, estaba aprentandolas sin querer, Eladio le dijo eso sabiendo que le dolería.
—Exato no me podría casar con mi...
—¡Cállate! —Gritó Eladio tan fuerte que todos los criados habían puesto atención a su conversación.
—¿Que decías? —Intervino Lorena en su pequeña guerra de miradas, el hombre carcajeo.
—Tienes demasiado rincor Eladio, deberías perdonar para que seas libres —Dijo el joven con su abirtual sonrisa. La rabia que consumía a Eladio en ese momento era tanta que una lágrima bajó por su mejilla—. Ay querido Eladio tampoco quiero verte llorar delante de su hermosa hija o mi futura esposa que diga —Se levantó de su asiento y se fué sonriendo.
Eladio casi corrió del lugar con Lorena agarrada de manos con todas las miradas del personal presente en el momento, entró a la habitación y grandes heridas que fueron habiertas empezaron a sangrar, el hombre simplemente se derrumbó al cerrar la puerta.
—Papi —Lorena se acercó abrazándolo—. ¿Por qué lloras? —Eladio miró a la chica y recordó lo que había dicho Kevin, en verdad deseaba con todo su corazón que esa gente pagará por lo que le hicieron a su esposa e hija y no solo eso sino por todo, cada sufrimiento, porqué el sabía que aún seguía sucediendo, aún seguía traficando armas, aún seguían matando como si nada, alguien debía hacer algo y ese alguien era él, no quería meter a su hija por varias razones y que quizás al final salga lastimada por esos asesinos, pero para llevar el plan que tenía Kevin en mente debía hacerlo.
—Sabes que hermosa, hace mucho no vamos al pueblo, Prepárate, Mañana temprano te llevaré a pasear —Le sonrió
—Oh! gracias papá —Lorena lo abrazó aún más fuerte, aunque la chica no podía entender que lo había hecho cambiar de opinión decidió no preguntar.
—No entiendo porque Eladio odia tanto a ese chico, si hasta amable se ve —Comentó una de las criadas mientras arreglaba los platos en la alacena.
—Mejor no opines no sabes que ha pasado entre ellos —Respondió Bere, la mujer por igual sentía curiosidad, lo poco que conocía ella de Eladio le decía que este no era un hombre malo: le gustaba la forma en que cuidaba a su pequeña hija y no lo culpaba por ser tan sobreprotector cuando solo la tenía a ella en el mundo, sabía que Eladio debía tener una razón muy clara para no soportar a ese hombre, era Bennett; algo malo había hecho ese Bennett.
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Editado: 09.08.2022