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Camilo rascó su cabeza, él no estaba de acuerdo con el plan que tenía Eladio, era demasiado para una joven de 14 años, el hecho de imaginarse ver el cadáver de la mujer que un día amó hasta a él mismo lo hacía pasar mal. Pero luego recordó que Lorena no había conocido a su madre y que tal vez no sea para tanto también pensó que probablemente esa mujer la habían enterrado y que solo la llevarían a la tumba que probablemente está en alguna parte de las tierras de los Bennett, no se podría imaginar que había más allá detrás de la mansión de los Bennett ya que, nadie ni siquiera los periodistas han podido pasar de aquel lado.
—Es la única solución, te ha amenazado a ti, ya no puedes ponerle micrófono, ¿Que vas hacer? —Eladio intentaba convencerlo.
—Pensaré en algo más —El joven movió su cabeza hacia atrás poniendo su mano en el cuello. Parecía que pronto le daría un colapso nervioso, sabía que problemas traería ser detective, pero nunca se imaginó que su primer caso sería con personas cercanas a él, acusando a las personas más ricas de este pueblo cosa que sería un reto, era un poco más difícil pasar la prueba.
—Sí —Protestó Eladio—. pero mientras tu estás pensando ellos mienten a la sociedad con que son personas buenas, Mientras tú esté aquí pensando ¡ellos! seguirán ¡Engañando!, ¡Matando! y quién sabe cuántas cosas más y sobre todo, Lorena seguirá rodeada de esos malandros que en algún momento querrán hacerle daño, ellos son así, el mal los persigue —Camilo suspiró profundo y pasó su mano por la cabeza sin saber que responder.
—No lo sé, no sé, no estoy seguro si esa sea la mejor idea ¿Y si no resulta? Ya me dijiste que no le quiso contar que pasó ese día.
—¿Pero ya para qué? Todos saben que pasó ese día, la pregunta que nos estamos asiendo ahora ¿Que paso con Rebecca Johnson? Mi hija, mi primogénito Camilo, la única y que no se te olvide sobre tu hermana ¿Dónde está su cadáver de tu hermana? que nunca se lo entregaron a tu familia ¿Me quieres ayudar o no? —Sintió la ira recorrer una vez más su cuerpo.
—Eladio, cálmate por favor, si te quiero ayudar está bien, obvio que quiero terminar con esta pesadilla, pero déjame pensar que es mi primer caso y no le estoy informando a mi superior, es todo un lío.
—Lo haré, le diré que empiece, ella lo hará, ella quiere ayudarnos.
Eladio salió de la oficina a pasó rápido Camilo no lo pudo parar, Eladio pasó por el mercado y compró algunas especias, al llegar a la propiedad vió el carro de Michael estacionado al frente, pensó que él debía estar con Lorena así que alargó el paso. Así era, Lorena estaba en su regazo en la sala de Star.
—¡Lorena!
—¡Papá! ¿Dónde estabas?
—Salí a comprar especias, oye tengo que decirte algo, ¡Me la llevo un momento! —Avisó al hombre, pasó a la sala esquivando algunos criados que servían a los hermanos los cuales estaban reunidos en la sala un poco más arriba.
—Melquicedec, ¿Me quieres decir algo? —Preguntó Michael, veía a su hermano esquivarle la mirada desde hace rato.
—Quizás no merezca su amor después de todo —Respondió el mayor mirando la copa de vino que sostenía en sus manos.
—¿Y quién me lo impedirá, Tú? No lo creo, ya deja de meterte en mi vida y has tu propia familia —Michael se quedó mirando fijo a su hermano con un ceño bastante fruncido.
—Con quién quería tener una familia está muerta hace quince años, y sabes de quién habló —Melquicedec levantó la cabeza encontrándose con un Michael tensó al escuchar aquello—Ya no tenemos que mencionar esa persona, y más cuando aún no ha descansado en paz, a pesar de que tiene más de 10 años muerta.
—Si claro que sí, hay que decirle la verdad a tu hija —Protestó Malkier —Tal vez al enterarse hasta te odié, que feliz me haría —Sonrió asiendo que sus mejillas resalten holluelos, los criados agacharon la cabeza en medio de la discusión, todos se cuestionaban que tanto secretos guardaban esos hermanos.
—Si intentas decirle algo te romperé la cara —Amenazó a su primo el cuál sonrió mirándolo.
Michael se levantó del asiento botando chispa del rostro mientras los gemelos y Malkier reían burlándose.
—No creo que le interese, ella no conoció a su madre, ella ahora me quiere a mí, a mí me conoce, piensa que le dolerá por lo que le pasó Rebecca ¡No! Por qué quién importa ahora soy !Yo! —Los gritos de michael retumbaron por toda la sala.
Melquisedec negó con la cabeza retirándose del lugar, Renato y Reaven se miraron entre sí pensando que su hermano está jodidamente loco y cuando Malkier quiso opinar por última vez Michael le hizo señal de silencio.

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Editado: 09.08.2022