Secretos Dolorosos

⚡ CAPITULO 30

HOLA FELIZ LECTURA  ❤️
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La prensa fue y dió su presencia en el entierro de Rebecca Johnson que en realidad no fue un entierro sino un esparcimiento de sus cenizas en rosas Blancas, no porque era especial, sino que allí hablaría el gobernador del puebo, mejor dicho habló, habló de Rebecca de lo valiente que fue en los días de estar viva, habló de su madre al intentar una ves demostrar que esa familia no era buena, en ese tiempo el gobernador era joven y apenas le habían pasado el puesto y quién estaba a cargo de la gobernación era otro político que quizás se había dejado engañar por la sabiduría del señor Bennett.

—Muchas gracias por estar aquí —El gobernador le había dado la palabra al detective el cuál se la pasó a su hijo—. Esto no hubiera pasado si Lorena Johnson la hija de Rebeca Johnson no hubiese encontrado el diario de su madre por casualidad en las gavetas del difunto Bennett, gracias a Rebecca Jhonson por plasmar en una libreta todas las astrocidades que cada joven cometió. Hoy estamos aquí reunidos; algunos con mucho dolor, otros sintiéndose libre al fin de poder despedirse de su familiar, el diario de Rebecca estará en la casa del gobernador, como la prueba de la justicia que hoy hacemos, justicia por aquellas chicas que murieron en manos de aquellos hermanos, los hermanos estaban equivocados en la forma de ayudar al prójimo y quizás no sean tan culpables de su forma de pensar. Cuando somos padres debemos saber cómo criamos a nuestros hijos enseñarles que está bien y que está mal cosa que al parecer nunca le enseñaron a estos hombres, aunque por eso no significa que les perdonemos para que anden en la calle como si nada, ellos están pagando en la cárcel. Hoy podemos ya tener una tumba donde visitar nuestra perdida porque no solo ustedes perdieron, aquí todos perdimos, pero hubo una persona que perdió no solo una sino dos y si no hubiese pasado esto hoy quizás perdería lo único que le quedaba. Así que vamos a darles las gracias a Eladio Johnson y a su hija Lorena —Culminó el entierro con el padre de la iglesia rezando.

Al salir del cementerio se podía ver por doquier personas poniendo rosas en las nuevas tumbas que en este día se habían agregado, a pesar de lo triste que le hacía sentir oler esa rosa no pudo evitar decorar su tumba con ella, se veía bonita, hecha de mármol. Al salir de allí Lorena volvió a la mansión encontrándose con la señora Bennett, está mujer fue disuelta de todos, no le habían encontrado prueba que la culpara a ella de saber sobre eso.

—¿Están felices verdad? Han destruido mi familia, supongo que eso les hace feliz ¡¿Verdad?! mi esposo está muerto —La mujer había sido solo un peón del difunto, dijo que todo lo que hacían ellos ella no se enteraba, supuestamente no se enteraba así que la dejaron suelta, ya que no tenían pruebas suficientes para encarcelarla, estaba tan dolida con Lorena y Eladio —Tú debiste morir al nacer, no eres mi nieta, no lo eres! —Sacó un alma y apunto a la chica—. Mis hijos están en la cárcel, no se los voy a perdonar, y todo por culpa de tu madre, esa prostituta.

—Basta señora ¿qué hace?, no perjudique más las cosas —Eladio trato de hablarle, pero ella no escuchaba.

—No me importa nada, mis hijos están en la cárcel —Los oficiales trataban de calmarla acercándose poco a poco a ella.

—Nunca los quiso vieja bruja —Gritó Eladio provocándole, la mujer disparó el alma.

 




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