Secuestrada por un mafioso Arrogante y cruel

Capítulo 2

Los rayos intensos que atraviesan por la ventana de mi habitación me dejan saber que ha llegado un nuevo día, lo cual es hora de levantarse y prepararme para comenzar mi día.

Terminando de arreglarme y de acomodar todas mis cosas salgo de mi habitación recorro la casa, pero al parecer no hay nadie, salgo a tomar un taxi lo primero que me fijo es si la camioneta negra sigue allí, pero no lo que me alivia un poco, no tenía un buen presentimiento, estirando el brazo para un taxi, me subo a él.

Confieso que estoy un poco nerviosa por esté primer día en la clínica, reviso mi celular y tenía un mensaje de Alex.

Alex: " Buenos días mi princesa, como amaneciste"

Es muy atento, pero decido no responderle ahora, lo que me preocupa es que Oli no ha dado sus señales, desviando la vista me quedo anonadada con loque ha acabo de ver que definitivamente me está siguiendo, la camioneta negra viene detrás del taxi.

–Puede ir un poco más rápido por favor – le ordeno al taxista con desespero.

– Lo siento señorita, pero hay mucho tráfico – anuncia con respeto, pero intentando apresurar el auto.

Unos minutos después no puede ver más esa camioneta, por un momento me había imaginado lo peor, no me daba buen presentimiento, llegando a la clínica me presento, comienzo a trabajar…

Tuve un día muy ajetreado y cansado recibiendo llamadas de Alex, pero no las conteste, Oli y yo nos pusimos al día con respecto al día de ayer, me conto que se fue con un chico misterioso y extraño, no se arrepintió, le contó lo de Alex y lo aprobó, pero con dudas en fin…

Saliendo exhausta de un día muy cargado no espero a que llegue un taxi y decido caminar lentamente luego de varios minutos caminando mi piel se eriza al sentir ruidos intensos mirando hacia atrás tres camionetas negras me rodean, de ellas se bajan tres hombres los cuales cada uno me cogen por los brazos, en ese momento no se puede sentir más que mis gritos de auxilios y suplicas hasta que me colocan algo en mi rostro y todo se va oscureciendo hasta no sentir ni saber nada de mi…

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La claridad que inunda la habitación indica el amanecer de un nuevo día, sábanas de seda que cubren todo mi cuerpo, se siente tan suabe y confortable que me hace sentir que estoy en un sueño del cual no quiero despertar, mientras que mis ojos se abren lentamente la estructura el color de las paredes y todo lo que hay a mi alrededor, además del aroma tan exquisito, me deja saber que no estoy en mi habitación, lo que hace que me levante bruscamente despertando de la nube en la que estaba.

Estoy totalmente sorprendida y en shock porque no se donde estoy y lo ultimo que recuerdo es que me rodearon las camionetas y me llevaron, ahora solo tengo la cabeza llena de dudas y preguntas sin respuestas.

Recorro la habitación para encontrar alguna respuesta, pero no logro encontrarla, no puedo negar que la habitación es de ensueño, su baño con yacusi es inmenso, me acerco al ventanal y todo lo que se puede apreciar es árboles como si estuviera en una finca o lugar algo apartado, pero lo que hace asustarme aun mas y que mi piel se erice es ver la camioneta negra con la bandera de Alemania parqueada afuera, la camioneta que lleva varios días siguiéndome, no lo puedo creer asustada corro a la puerta y toco lo mas fuerte que puedo añadiendo gritos de auxilio.

Luego de varios minutos dando golpes desesperadamente ya no aguantaba los dolores en los brazos la puerta se abre, entra una señora mayor de unos 55 años con una bandeja con un desayuno.

– Aquí tienes el desayuno señorita – anuncia la señora como si nada pasara, dejándolo en una mesita auxiliar – buen provecho.

– Espere – le digo a la señora antes de que cruce esa puerta - ¿qué es este lugar?,¿dónde estoy?, ¿quién me ha traído aquí? – la invado de preguntas dejándola confundida.

– Lo siento señorita, pero solo cumplo órdenes del señor, no sé de qué me habla – dice sin más saliendo.

– Pues dile al señor que esto es un secuestro y lo voy a denunciar por esto – digo enfadada por todo esto, la señora se marcha dejándome sola.

Estoy triste ya la vez enfadada, mi familia debe de estar preocupada al no saber nada de mí, no sé qué hacer estoy desesperada.

Después de horas dándole vueltas a todo esto y pidiendo que me dejen ir, repentinamente se abre la puerta y me quedo impactada con lo que mis ojos acaban de ver diría que acabo de ver un fantasma, sacudo mi cabeza, pero al verlo allí parado sé que no es así, es ese hombre guapo y elegante que vi en aquel club, esta en frente de mí ahora mismo no se ni que hacer.

– Siempre eres así de molesta y gritona – brama enfurecido con el ceño fruncido – estoy teniendo una reunión en mi despacho pero tus gritos son más fuertes.

Me quedo de piedra al escuchar sus palabras de reclamo, en serio me tiene aquí secuestrada y solo le interesa su maldita reunión.

– Tú, llevas días siguiéndome verdad, porque me has traído aquí – le reclamé fulminándolo con la vista – solo te interesa tu maldita reunión, déjame ir.

– Te lo advierto será mejor que te comporte – me advirtió con su rostro enfurecido y acercándose.

– Al menos deberías darme una explicación – le pedí mientras se acercaba.

Se acerco tanto quedando conta la pared, quedando tan cerca que se podía sentir su respiración acelerada, su perfume mezclado con cigarrillo haciendo que mi piel se erice y sintiendo una sensación extraña que no sé cómo explicar.

– No tengo que darte ninguna explicación – responde con esa voz gruesa llena de soberbia y arrogancia – deja de hacer berrinches como niña pequeña.

Alejándose bruscamente hacia la salida tomo su mano y una vez más le suplico

- Por favor déjame ir – pido mirando sus ojos fijamente sin soltar su mano que se sentía tan masculina. Sin decir una palabra se suelta de mi agarre y se dirige afuera cerrando la puerta de golpe.




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