No, no puede ser. Esto no puede estar sucediendo. Me repetía a mi misma mientras mordía mi dedo pulgar con ansiedad reprimida.
Había despertado con tranquilidad, el día estaba soleado y Honey no había vomitado ninguna bola de pelos en media sala. Todo marchaba perfecto, estaba preparada para ir a buscar trabajo pero todo se había arruinado con una llamada. Una simple llamada fue suficiente para hacer de mi un caos.
– ¿Acaso traicionaste a tu hija y le dijiste donde estaba? Esta bien que papá sea intimidante, pero debiste ser más fuerte por mí – lloriqueé. Estaba al borde de la histeria y la idea de que mi padre pueda llegar a Daegu en cualquier momento, me aterraba.
– Claro que no, yo no le dije donde estabas – se apresuró a negar mi madre a través del teléfono.
– ¿Entonces como lo sabe? –.
Ella guardó silencio ante mi pregunta, y después de unos cuantos suspiros, respondió:
– No estuve tranquila después de que dijiste que te habían robado y yo…
– Transferiste dinero a mi tarjeta – completé lo que estaba por decir. Perfecto. Estaba acabada.
– Lo siento, Erin – se disculpo y por el tono de su voz, estaba segura que estaba al borde del llanto.
– Ya esta bien, no llores, encontrare una manera en la que no me encuentre – dije tranquilizándola, aunque realmente debería ser al revés.
– Él estaba muy furioso, ya sabes que la boda se acerca y Adler y su familia llegaron el mismo día en el que te fuiste, así que tu papá esta doblemente furioso por eso –
Gracias mamá, por recordar que estoy acabada.
– Bien, bien, pensaré en algo, yo te llamaré – me despedí de ella y colgué el teléfono con frustración.
Mi padre estaba furioso, y tener a Adam Mayer enojado era el sinónimo de caos. Aunque el nunca me había golpeado, que te dirija miradas de odio y te encierre en tu habitación sin comida, era lo suficientemente aterrador para una niña de nueve años, y ahora que me había escapado de la boda que él había preparado, desconocía lo que era capaz de hacer. Y ya que me había tomado las molestias de huir de él, seguir huyendo no me parecía tan mala idea.
|….|
– Ya puedes escuchar la condición – dije con desesperación. El chico llamado: Taehyung - nombre que leí de su placa de identificación -; estaba mirándome con una ceja alzada esperando a que le dijera mi condición mientras escaneaba los productos de la señora de avanzada edad que se interponía entre nosotros. Era el día de descanso de Jin, así que Taehyung tenía que estar en la caja registradora, y es por eso que nos encontrábamos en esta incómoda situación.
– Entonces dila – dijo él sin tomarle tanta importancia a mi desesperación. Estaba hecho un manojo de nervios y me sentía parte de una película de terror, temía que al voltearme mi papá estuviera detrás de mi viéndome con ojos terroríficos mientras cargaba un hacha como si fuera un verdugo. Bien, quizás estaba exagerando un poco, pero realmente temía por mi vida en estos momentos y la solución que había encontrado tenía por nombre: Kim Taehyung.
– Quiero que me lleves a eso que llamas hogar y me dejes quedarme ahí unos días – dije con total seguridad en mis palabras. Taehyung apartó su mirada de los productos que estaba escaneando para verme como si hubiera enloquecido. Y era verdad, había perdido la cabeza. Pero tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Y en mi desesperación, esa había sido una idea magnífica, porque mi padre me buscaría en todos los rincones de Daegu, menos en la casa de alguien como Kim Taehyung, así que al menos por unos días, estaría a salvo ahí.
– ¿Porqué quieres algo como eso? ¿eres una fugitiva?–
– No lo soy, simplemente no preguntes y llevame ahí ahora – suplique, pero él no parecía querer ser considerado conmigo.
– ¿Te sigue la policía? –
– Es algo peor que la policía –
– ¿La mafia? – preguntó con sus rasgados ojos agrandándose más de lo común.
– Claro que no, me escape de casa y mi padre me sigue ¿contento? –
Taehyung soltó el producto que traía en sus manos y estalló en risas. Perfecto. Yo estoy en un colapso mental por la desesperación y él se suelta a reír como si nada. La dulce anciana que esperaba a que Taehyung terminara de embolsar sus cosas, se había girado hacia mi con sorpresa ante lo que había dicho hace unos instantes.
– Jovencita, no debería huir de sus padres, eso no es correcto – me reprimió la anciana con un gesto de negación en su rostro, a lo que las risas de Taehyung aumentaron.
– Por favor, deja de reír y … – Antes de que pudiera seguir rogándole a Taehyung por ir a su refugio, mi teléfono vibro en el bolsillo de mi pantalón, con mis manos temblorosas lo tome en mis manos y mis ojos se abrieron con pánico al ver que el identificador de llamadas decía que era número desconocido.
Mi papá estaba aquí, y si había encontrado mi nuevo número de teléfono es porque estaba más cerca que nunca.
– Ay no – Exclame con pánico.
– Tome, es suyo, gracias por el concejo – dije apagando el teléfono y entregándoselo a la anciana que estaba por irse después de que Taehyung le entregó sus cosas. Ésta me sonrió y agradeció dulcemente.
– Por favor debes ocultarme, esa es mi condición –
– ¿Porque debería de aceptarla? Creo que el chantaje de la policía ya no sirve de mucho si es a ti a quien buscan – dijo con una sonrisa altanera en su rostro, pero no pensaba rendirme tan fácilmente. Saque la hoja que habíamos firmado ayer y lo rompí en pedazos frente a él.
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Editado: 15.04.2021