Secuestrando a la novia |kth|

Su plan

Las clases por fin habían terminado.

Salí del salón dejando salir un bostezo mientras estiraba mis brazos por encima de mi cabeza. El seminario parecía haber durado años y estaba cansado debido a ello.

No había dormido lo suficiente el día de ayer, y no era solo por el hecho de haber dormido hasta tarde por las tareas de la facultad, si no también por los tiernos estornudos que se escuchaban desde muy temprano en la cocina ¿es posible que alguien muera por una simple alergia? No lo creía muy posible, pero aún así no podía evitar sentirme preocupado.

– ¿Qué es lo que te tiene tan distraído? – preguntó Jimin que caminaba a mi lado hasta la salida de la universidad.

– ¿Cuánto crees que cueste un calefactor? – conteste con otra pregunta sin pensarlo. Había preguntado por un calefactor por culpa de esa chica, mi conciencia interior había hecho un claro facepalm ante mi estupidez.

– ¿Comprarás un calefactor? – preguntó nuevamente Jimin mirándome con extrañeza. Si. Yo Kim Taehyung quien nunca compra nada, voy a comprar un calefactor.

– Pregunto porque pienso comprarlo –

– ¿Vas a comprarlo? Ya sabes, ¿irás a una tienda y pagaras por un calefactor? – Me detuve en mi camino a ver a Jimin con frustración.

– Si, Park Jimin, iré a una tienda y compraré un calefactor. No todo lo que hago es ser un ladrón nocturno, a veces compro cosas –. Retome mi camino hacia la salida y Jimin me siguió segundos después como si hubiera estado asimilando lo que dije.

– Eso es un gran logro amigo, te acompañaré a comprarlo – dijo con entusiasmo a lo que fruncí mis labios, no era un ladrón la mayoría del tiempo, al menos no uno que era perseguido por la policía, aunque creo que tal vez si era perseguido por la policía ante algunos reclamos de los ciudadanos de daegu por sus cosas y dinero desaparecidos, pero nadie sabía que se trataba de un universitario como yo.

– No es necesario, iré a comprarlo solo –

Jimin no volvió a insistir para acompañarme y yo agradecí que no lo hiciera y solo me diera la dirección. No es como si fuera la primera vez que iba a comprar algo, pero si era la primera vez en un par de años que lo hacía.

Mi vida no era completamente de color de rosa, he sido huérfano desde que tengo memoria y desde el día en el que escape del orfanato junto a los chicos, fue la primera vez que sentí que tenía una familia. Mis tres mayores y yo teníamos la responsabilidad de cuidar de Jungkook, quien había insistido en huir del orfanato con nostros, y desde mi corta edad de ocho años, había sido un carterista. Nunca hicimos robos más grandes que esos y cuando tuvimos lo suficiente para asistir a los colegios, los robos se hicieron menos, pero nunca lo dejamos del todo, robar era algo que habíamos hecho desde siempre y a pesar de tener un trabajo, éste siempre era necesario o quizá ya solo era una costumbre.


 

Llegue a casa después de comprar el calefactor. Una sonriente Erin me abrió la puerta.

– ¿Compraste el calefactor o acaso se lo robaste a alguien? – preguntó Erin apenas vio la caja que contenía el calefactor en mis manos. ¿porque todos desconfiaban tanto de mí? Era un ladrón pero también solía hacer compras, iba al súper a menudo y no robaba la mayoría de los productos. Al menos la otra mayoría las compraba.

– Lo compré – dije seco. Deje el calefactor en el piso y mi mirada recayó en la anciana que dormía en el sofá antes de que pudiera quitarme los zapatos.

– ¿Qué hace la señora Choi aquí? – pregunté al reconocer a la anciana loca que vivía alado de nosotros.

– Vino huyendo de alguien que la perseguía, tiene esquizofrenia – respondió Erin con compasión en su tono de voz.

– Bien, entonces regrésala a su casa, no queremos otra loca en nuestra casa – dije para sentarme en la entrada y quitarme los zapatos que traía puestos.

– Ella no esta loca, esta enferma – refunfuño sentándose a mi lado. – Necesita ayuda –

– ¿Y crees que soy una especie de santo que ayuda personas? – pregunté sarcástico, ella no pareció contenta con mi respuesta.

– Voy ayudarla, hay más personas en el mundo que necesitan esa clase de ayuda y mi padre solo gasta sus millones en una estúpida empresa que solo genera dinero para las personas adineradas –. Ahí estaba de nuevo, esa mirada decidida en sus ojos, nuevamente sus ojos brillaban de determinación, la determinación de un mundo mejor al que yo había renunciado hace mucho tiempo.

– Estoy de acuerdo con eso – dije refiriéndome a lo de su empresa.

– Quizá lo que nuestra empresa necesita sea un enfoque más altruista, deberíamos invertir en un centro de ayuda para personas con esquizofrenia, eso traerá más acciones a la empresa y ayudaremos a quien lo necesite, ¿no crees que es una buena idea? – preguntó con esos almendrados ojos brillantes. Exhale el aire que había retenido en mis pulmones y sacudí mi cabeza un par de veces, ¿como le decía que ese plan era una completa locura?

– ¿Vas ayudarme? – preguntó nuevamente mientras me miraba esperanzada. ¿como iba a decirle que no si había aceptado sus locuras desde un principio?

– ¿Como piensas ayudarla si no tienes dinero? – pregunté rendido mientras me ponía las pantuflas para entrar a la casa.

– Tengo un plan – dijo sonriente.

Sabía que sería un plan terrible, un plan completamente terrible. Pero aún así accedí a ello, accedí a acompañarla a lo que fuera que haría solo por lo dulce y determinante de su mirada. Iba a ayudarla como desde un inicio había hecho, si había recurrido a comprarle un calefactor por sus alergias, entonces ¿porque le diría que no a su plan altruista?

 




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