Seis club,un corazón

Actuar o Sobrevivir, Esa es la Cuestión

El salón del club de teatro estaba lleno de cortinas rojas, luces mal puestas y disfraces tirados por todos lados. Parecía más un campo de batalla artístico que un espacio para ensayar.

—¡Silencio en el escenario! —gritó una voz dramática desde el fondo.

Akira dio un paso atrás.
Koharu Nishida, la presidenta del club, bajaba por unas escaleras como si estuviera en una película de época. Llevaba una capa, un sombrero de plumas y un guante de cocina.

—¿Qué está… ensayando? —susurró Akira.

—Ella no ensaya. Ella vive —dijo un estudiante con ojeras que estaba disfrazado de... ¿jirafa samurái?

—Esto será raro —pensó Akira, resignado a su destino.

La profesora Naomi Arisawa, ex actriz de telenovelas, apareció segundos después.

—¡Bienvenidos a mi pequeño reino de emociones desbordadas! —exclamó, con los brazos abiertos—. Hoy tenemos a un nuevo miembro. ¡Akira Yoshida!

—¡Actúa algo! —gritó alguien al fondo.

—¿Qué? ¿Así sin guion ni contexto?

—¡Sí! ¡Improvisa!

—Eeeh… Soy... un estudiante que… se cayó por las escaleras esta mañana y... sobrevivió al desayuno de mi madre… con tostadas explosivas!

Silencio.

Después, una ovación ridícula.

—¡Es perfecto para el papel de protagonista atormentado! —dijo Koharu—. O de villano elegante… ¡o de doble espía con trauma romántico!

—¡O de árbol con secretos! —gritó otro desde el vestuario.

Akira se agarró la cabeza.

—¿En qué me metí?

Lo siguiente fue una lectura de guion. Akira recibió el papel sin mirar… y lo leyó:

“Si mis labios deben mentir para protegerte… entonces que el mundo arda en mi nombre.”

—¡Increíble! —gritó Koharu—. ¡Eres nuestro villano principal!

—¿Villano? ¿¡Otra vez!?

—¡Pero un villano trágico! ¡Con pasado triste y ojos que esconden lágrimas que nadie ha visto! ¡Un clásico!

—¿Puedo ser... una silla?

—¡Las sillas no lloran como tú!

Durante el ensayo, Akira tuvo que "encarar" a una rana gigante (un estudiante con un traje mal hecho), y casi le cae una lámpara por culpa de un cable mal conectado.

—¡Esto es más peligroso que boxear! —dijo, rodando por el suelo para esquivar un telón que se cayó de la nada.

—¡El arte es sacrificio! —gritó Koharu, cayendo de rodillas mientras recitaba líneas de Shakespeare.

Al terminar la tarde, Akira salió con un parche falso en el ojo, maquillaje en la cara y una peluca mal colocada.

—Tercer club: sobrevivido… creo.
Cuerdas vocales: desgastadas.
Orgullo: víctima de una rana gigante.

Pero lo admitía: se había divertido como nunca.

Y tal vez… volvería mañana también.




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