Seis club,un corazón

Guitarras, Gritos y Akira en Do Mayor

El salón de música estaba lleno de instrumentos, cables enredados y partituras flotando como hojas de otoño. Un teclado sonaba solo en una esquina, y alguien intentaba afinar una guitarra usando una app que repetía: “estás horriblemente desafinado”.

—Hola… ¿Club de Música? —preguntó Akira, asomando la cabeza.

—Shhh… silencio sagrado… —susurró una voz suave desde el fondo.

Sentado junto al piano estaba Leo Yamato, el presidente del club, con audífonos enormes y una voz tan bajita como el volumen de su celular cuando se te cae al agua.

—¿Eres Akira Yoshida? ¿El… chico de los seis clubes?

—El mismo. A veces me llaman “el agotado”.

—Bienvenido… Aquí tocamos lo que sea… literal. Incluso el timbre de la escuela si nos da la inspiración.

La profesora Haruka Minami, una violinista elegante con mirada de artista de drama histórico, apareció de la nada.

—¡Muy bien, chicos! Hoy practicaremos canciones de anime, rock clásico y una cumbia colombiana. ¿Quién quiere empezar?

Todos levantaron la mano… menos Akira.

—¡Perfecto! ¡Akira, tú primero!

—¿Eh? ¡¿Yo?!

—Te vi en el club de teatro. Tu voz… tiene alma. —dijo Leo, muy serio.

—¡Mi voz también tiene miedo!

Le dieron un micrófono, subieron la pista… y Akira, nervioso, comenzó a cantar. Al principio tartamudeaba… pero luego, poco a poco, se soltó. Su voz no era perfecta, pero tenía algo especial: alegría real.

—¡Eso es! ¡Canta como si estuvieras escapando de tus deberes! —gritó uno del fondo.

—¡Imagina que estás confesándole tu amor a Hinata frente a toda la escuela! —dijo otro, y Akira se atragantó con la saliva.

—¡No ayuden! —dijo, riendo y sonrojado.

Después del “concierto improvisado”, Leo se le acercó y le puso una guitarra en las manos.

—Toma. Desde hoy… eres vocalista invitado. Y si aprendes tres acordes, también guitarrista oficial.

—¿Y si aprendo solo uno?

—Percusionista de escritorio.

Los ensayos continuaron entre risas, instrumentos desafinados, y un momento en el que accidentalmente alguien tocó una canción de terror en piano… durante una balada romántica.

—¡Esto suena a ruptura fantasmal! —gritó alguien.

—¡La próxima semana tocamos en el evento escolar de primavera! —anunció la profe Minami—. ¡Akira, tú abres con un solo!

—¿Qué? ¿Otra vez?

—¡Tu voz ya está registrada! —dijo Leo, mostrándole un papel firmado que decía “Akira: integrante sin escapatoria”.

Al salir del salón, Akira caminó con la guitarra prestada colgando del hombro, los oídos zumbando… y una melodía en la cabeza.

—Quinto club: sobrevivido, y medio afinado.
Pulmones: 70% usados.
Vergüenza: desaparecida por culpa de Leo.

Y aunque no lo esperaba… le había encantado.




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