Selene: Lagrimas De Sangre

Capítulo I: La curiosidad

Capítulo I: La curiosidad


Hoy es doce de octubre de dos mil dieciocho, y justamente hoy cumplo dieciocho años, aun no me he levantado de mi cama, y la verdad no me apetece salir, no quiero salir de mi refugio de almohadas  y cobijas, a enfrentar mi destino, como una mujer mayor de edad, no me siento capaz, siento que aún no es el tiempo, aun me siento como una niña.

Todavía juego con mis peluches y veo dibujos animados en la televisión, aun lloro con las películas de amor, y eso sin mencionar que ya no seré la niña de la casa, tengo miedo a lo que me espera cuando deje de ser  lo  Que  he sido durante dieciocho años para mis padres.  Ellos son mi vida.

Pero que tonta soy, si yo soy los ojos de mis padres y sin mí no creo que pudieran ver bien, además, ayer once de octubre, tenía diecisiete años, no creo que por un día que allá pasado, mi vida vaya a cambiar drásticamente.

No, no, me levantare de mi palacio de almohadas, y saldré disparada hacia la ducha,

hoy es mi día, hoy es mi día, hoy es mi día.

Nada, en el mundo ara que mi día sea triste!, bueno, a menos que vea a Cristian, a ese hermoso rubio de ojos azules, con Estefany, una zorra, mimada que todo obtiene cuando ella quiere.

No nada ara que este día sea triste, ya tengo suficiente con que  hoy cumpla dieciocho años, como para que algo más pueda arruinar mi vida, no SELENE, levántate de la cama y anda, perdóname DIOS, pero parezco ya un texto de tu biblia, pero tú me debes de entender, no sé cuántos años tengas, pero de algún modo sabes que es tener dieciocho años y salir al mundo a ser mayor.

No pude evitar reírme durante diez minutos, luego de haberle pedido disculpas a DIOS, por burlarme de algo que dije referido a él.

Lo siento.

Y así salte de mi cama, con mi pelo enredado mis ojos caídos de sueño y una sonrisa fingida me observe en el espejo antes de meterme a la ducha.

Qué vergüenza, mi reflejo en el espejo por Dios esa soy yo, una chica pálida, piel blanca ojos cafés claros, y mi  pelo ondulado negro, que de por cierto mi estatura d 1, 72 no me ayuda parezco un fantasma. Y hay esta mi mechón fucsia  que me hice al frente donde va la capul, aún recuerdo la cara de mi mamá cuando me hice aquel mechón en la exhibición de motos y autos ala que fuimos con Papá, pareciera que hubiese visto una desconocida, pensé que me iba a golpear, pero al fin de acabo soy su única hija, y eso siempre estará a mi favor.

Pero que horrible soy entre más vieja más fea me hago, por DIOS, necesito una ducha a ver si se me va al menos mi cara de zombi, que tengo ushhhh.

Entre ala ducha me quite mi toalla de gaticos azules, me quite mis pantuflas de oso blanco, y cerré las persianas del baño, luego empecé abrir muy lento la llave del baño, mirando hacia arriba donde salía el agua, observando como caía hacia el piso, lentamente.
Luego de un par de segundos abrí un poco más la llave y empecé a meter mi pie derecho, donde caía esa pequeña cascada.

Si esta fría, tal como sospeche.

Saque rápido el pie, haciendo un sonido extraño con mi boca, así que luego incline la cabeza hacia abajo, y deje que aquella fina cascada callera sobre mi cabeza.

Maldición sigue estando fría.

Me quite de una vez, apenas sentí  las gotas frías de agua cayendo por mi cuello.

Luego de mi batalla contra el agua fría, decidí sumergir todo mi cuerpo en la cascada, salte hasta donde más pude, como si saltar quitara el frio que sentía, pero ni modo pues estaba helada , no podía dejar de saltar y hacer ruidos con mi boca nuevamente, sería muy difícil describirlos, pero yo creo que ya todos los conocen, esos ruidos extraños que hacemos cuando nuestra piel está en contacto con el frío , bueno así, lo malo de que el agua este tan fría no es que este asi, es que luego de bañarte una vez, tienes que enjabonarte, echarte shampoo y bueno ustedes me entienden, luego debes quitartelo , con más agua  fría, esa es la parte mala.

Después de haberme bañado, Salí con mi toallita de gaticos azules hacia mi cuarto y de nuevo vi mi reflejo en el espejo, esta vez más blanca con los labios morados del frio, ya no parecía un zombi, parecía un vampiro, una fea vampiro que chasqueaba sus colmillos del frio, hay pero que ruda me veo.

Abrí mi armario y tome una falda de cuero negro de pliegos, y un buzo negro con una estrella de cinco puntas  blanca en la mitad, luego saque de tercer cajón de mi almario mi ropa interior, y unas medias veladas negras, luego baje hacia donde están mis zapatos, y escogí unos converse negros que tenía, que de por cierto son mis favoritos.

Me puse un sostén negro y  unos pantis negros con un, moñito  fucsia al frente, mis lindos pantis  casi tapaban toda mi colita, mirándome al espejo empecé a vestirme, me puse la falda de cuero negro, luego el buzo, luego las medias veladas y por ultimo mis zapatos, que entre más viejitos se veían más lindos,  y corrijo estaban viejos no sucios.

Ya estoy lista, me puse la capota del buzo sobre mi cabeza y baje a la sala, a desayunar, no había nadie, me pareció muy raro solo había una taza de leche con cereal, de chocolate una nota en la meza y una vela con fósforos al lado.




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