Selina

27°

—Si me quieres a mí, suelta a esa mujer, ella no ha hecho nada.

—No, cariño, mi vida no vale nada al lado de la tuya. Debes escapar —gritó mi tía a pleno pulmón y el demonio que la sujetaba le tapó la boca con otro de sus tentáculos.

—Sabes que no haré eso, pienso liberarte — no tenía nada con que defenderme, estaba literalmente entre la espada y la pared. Solo se me ocurrió correr hacia el demonio, pero uno de sus compañeros me alcanzó a dar con su cuchillo, lanzándome a varios metros de ellos.

La poca luz que desprendía la luna me dejaba distinguir a lo que nos enfrentábamos. Me arrodillé en el suelo y apoyé la mano en la piedra de la pared del castillo, me levanté entre muecas de dolor por el golpe contra el suelo. Oía la voz de Caleb, pero mis ojos no podían encontrarle, solo divisaba a Mikkel que acababa de llegar, tenía de nuevo la chaqueta que le protegía y su pistola apuntando a uno de los demonios.

—¡Selina! Arriba, ten cuidado —mi arco y flechas cayeron del cielo, Caleb estaba en el con sus enormes alas sobrevolando a aquellos monstruos.

Coloqué las flechas en mi espalda y tomé una, la instalé en el arco y la lancé hacia uno de los tentáculos del demonio principal, pero esta simplemente le rozó. No podía creerme que mi puntería me estuviera fallando en un momento como este.

—No te lo voy a volver a repetir, suelta a mi tía, esto es entre tú y yo —su cuerpo superior era como el de un humano, pero de un tono grisáceo.

Le estaba apuntando con la segunda flecha, pero él también estaba armado, con uno de sus tentáculos sujetaba una espada negra, de la cual salían llamas de un rojo intenso.

—Te importa esta mujer, ¿a qué si? Me gusta el dolor , el sufrimiento, quiero vértelo en la cara —mi tía soltó otro chillido cuando el tentáculo comenzó a apretarla más y más. No podía verla así, disparé varias flechas al cuerpo, pero el Polypus ni se inmutó, en cambio, él me devolvió todo eso haciendo más daño a Sharon.

Me llevé las manos a la cabeza, no podía, no quería seguir oyendo aquellos lamentos de dolor que me atravesaban los oídos.
No sabía que hacer, miré a mi alrededor, los chicos solo habían matado a dos demonios, eran demasiado fuertes, Mikkel disparaba una y otra vez, uno menos, pero después de más de diez disparos. Se dio prisa en recargar la pistola, mientras tanto, Caleb, cogía a un demonio y lo llevaba varios metros por encima de los árboles y cuando lo soltó, le atravesó con su largo bastón, pero cuando cayó al suelo, seguía vivo.

Tomé dos flechas a la vez y se las lancé a la cabeza hasta ver como su cuerpo se convertía en una masa negra. Fui decidida hacia el hombre con cuerpo de pulpo y sujeté una flecha con mis manos, tiré el arco a un lado y cuando uno de sus tentáculos se quedó quieto, le clavé el palo en el. Un grito de dolor salió de su boca sin dientes, apartó el tentáculo de la boca de mi tía, la cual pude ver que estaba sin conocimiento o al menos eso quería hacerme creer a mí misma.

—¡Maldita mocosa! —no tenía ojos, si los huecos, pero aún así era como si me estuviera mirando fijamente. Además, tenía la misma marca que los otros demonios en uno de sus largos tentáculos.

Arrojó a mi tía al piso, intenté ir por ella, pero me cortó el camino con su espada. Un Sengario fue hasta ella y la cogió, colocó una de sus afiladas manos sobre el cuello de mi única familia de sangre y la otra sobre su pecho, con lo afilado apuntándole al corazón. Necesitaba ir hacia ella, clavé las dos últimas flechas al Polypus y cuando pretendí escapar uno de sus tentáculos se enrolló en mi pierna, estos parecían tener veneno, haciendo que la parte agarrada comenzase a dolerme. Gritaba y golpeaba sus extremidades a la vez que me movía en el aire, no podía perder el tiempo con él, entonces me soltó, así como si nada, salí disparada hacia donde estaban los chicos.

El vestido estaba tan sucio que parecía que su color real fuera el marrón, lo tenía rasgado por varias partes, lo más sorprendente es que siguiera con los tacones puestos, me descalcé y los lancé lejos. Tardé unos segundos en acostumbrarme al dolor del veneno que tenía en la pierna, caminé lo más rápido que pude de nuevo hasta aquel demonio.

—¡La va a matar si sigue así! Dila algo —exclamó el otro chico a Caleb, pero no le hice caso.

La rabia se estaba apoderando de mi cuerpo, apreté mis puños y aceleré el paso, aparté al demonio Sengario que venía hacia mí de un golpe seco, no tenía tiempo para sorprenderme por aquella fuerza extra que adquirí, mis pies notaban el césped húmedo que recubría todo el terreno.

Tenía a mi siguiente víctima frente a mí, hundí mis pies en la tierra, notando el barro entrar por los lados de mis dedos y antes de que me diera con uno de sus tentáculos salté para esquivarlo. Sus más de tres metros de altura no fueron impedimento para subirme sobre sus asquerosos hombros. Inició un movimiento con la espada con intención de dañarme. Sujeté con fuerza su cabeza entre mis manos y un fuerte CRACK sonó, bajé de un salto de su cuerpo sin vida que comenzó a desintegrarse y lancé la cabeza arrancada junto a él. Pero aún quedaban tres demonios, y uno de ellos, el más grande, de más de dos metros comparado con los otros, tenía a mi tía.

—¿Acaba de arrancar la cabeza a ese bicho? —dijo sorprendido el pistolero.

—Selina, vuelve dentro, nosotros...

—¡Caleb, cierra la boca! —alcé la mano y después la convertí en puño.

Apreté los dientes, tiré la bolsa de las flechas al suelo y di fuertes y grandes pasos hacia donde estaba mi tía, dejando pequeños agujeros en el suelo. El Sengario me sonrió enseñando sus malditos colmillos, sus ojos amarillentos estaban vacíos, no podía fiarme. Agarraba a Sharon con fuerza, pero cuando me coloqué frente a él, solo eran pocos metros lo que nos separaba, miró a la mujer que agarraba y apretó más su afilada mano contra su cuello.

—La quieres, ¿verdad? Pues ven a por ella —sonrió maliciosamente, la empujó hacia mí y cuando creí que la podría recuperar, de su pecho apareció el afilado brazo del demonio, le había atravesado de lado a lado.



#9879 en Fantasía
#22686 en Novela romántica

En el texto hay: angeles y demonios, de todo, amor

Editado: 13.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.