<<¿Qué demonios hago en la ventana? >> esa fue la pregunta que me hice al no encontrarme en la cama, donde se suponía que debía estar.
No sabía como, pero me encontraba en el balcón con la enorme luna que parecía sobresalir de entre los árboles del bosque. Solo llevaba puesto mi largo camisón. El aire movía la fina tela azul de este, los pelos de los brazos se me erizaron al notar el frío que hacía, en el castillo solía ir siempre en manga corta por la temperatura alta que hacía en comparación a la de la calle.
No fue hasta que intenté volver a la cama cuando descubrí que algo iba mal. No podía moverme, algo tan fácil como eso. Una silueta humana capto mi atención, estaba entre los árboles donde había visto la primera vez a Yumi. Un escalofrió recubrió mi cuerpo, me estaba mirando, los pinchazos en la cabeza volvieron, pero no solo eso, la marca volvía a quemarme.
<< ¡Mikkel! >> intenté gritar, pero mis labios no se movían, solo podía oír lo que quería decir en mi cabeza.
Entonces mi cuerpo comenzó a moverse, pero no porque yo quisiera, era como si alguien lo controlara, como si me hubiera convertido en un juguete teledirigido. Abrí la puerta, o más bien mi mano con vida propia lo hizo, el pasillo se encontraba a oscuras completamente ya que habían echado las cortinas para no dejar entrar la extraña luz roja de la luna.
<< Por favor para, seas quien seas, detén esto >> solo podía repetir una y otra vez eso en mi cabeza, rezando por que la persona o ser que me estuviera controlando, se detuviera.
Mi pie golpeó contra algo duro antes de comenzar a bajar las escaleras, maldecí al sentir el dolor. Por gracia del señor, mi cuerpo no volvió a golpearse con nada por el camino. Sentía todo lo que tocaba con cada parte de mi cuerpo, por ello, supe a donde me dirigía cuando mis manos empujaron una gruesa puerta de madera con grabados en ella. Creía que estaría cerrada, debería estarlo, por una vez me cabreaba que no estuviera cerrada a cal y canto.
<< ¿Qué pretendes hacer? >> El aire azotó mi cuerpo como si fuera una pelota, por cada paso que daba sobre la tierra, pequeñas piedras se quedaban encajadas entre mis dedos. Pasamos la fuente que había antes de subir al puente. Esa silueta en el bosque tenía algo que ver con esto.
No fue hasta que pasé el puente, cuando comencé a luchar conmigo misma.
<< Maldito cuerpo, responde >> ¿Por qué iba al lago? ¿Por qué el barquero estaba esperando con la barca?
<< ¡No soy yo! No me deje subir >>
En un abrir y cerrar de ojos estaba en la embarcación, de pie mientras esta se movía. No sabía cuanto tiempo había pasado, pero esta se paró en medio del lago, solo veía niebla por todos lados. ¿Qué estaba sucediendo?
¡Oh dios mío! Mi pierna se subió al borde de la barca moviéndola hacia delante, el viento agitaba mi vestido y cabello hacia los lados. Mi cuerpo quería tirarse a aquella agua, venenosa para humanos, pero... ¿Y para mí?
<< No lo hagas, te lo suplico, haré lo que quieras >> silencio, puro silencio. Una parte de mí, pareció responder a como me sentía, una lagrima descendió sobre mi rostro. La barca comenzó a tambalearse más, no podía mantener casi el equilibrio.
<< Está bien. Entonces antes de acabar conmigo, dime, ¿Por qué lo haces? Solo quiero saber que es lo que hice...>> una voz me interrumpió, sonó en mi cabeza como si estuviera dentro de mí, pero no era la mía, esta era masculina.
<< Nacer >> eso fue lo único que dijo aquel hilo de voz.
Antes de que mi pie dejara de tocar la madera de la barca, una figura alada apareció a lo lejos.
<< Caleb >> no, sus alas se mezclaban con la oscura noche, eso significaba
Mi pie apartó la barca dejándome caer al vacío de aquellas oscuras aguas, no podía hacer nada aunque quisiera. Todo se desvaneció.
¿Movimiento? Me estaba moviendo, notaba como mis piernas y brazos se movían hacia los lados. ¿Había muerto? Intenté mover una pequeña parte de mi cuerpo, abrí un poco los ojos, pero los cerré de golpe en cuanto una luz dio directa en ellos, ¿era la luz de la que todos hablaban? Probé a abrirlos de nuevo, esta vez lo conseguí, pero esperé unos instantes para acostumbrarme a la claridad y ver encima de quien estaba. ¿No estoy muerta, estoy viva? ¿Es un sueño? Dios, lo que vi...Miré al chico perpleja.
-Esto no es un sueño ¿verdad? Lo que vi sobrevolar el lago, ¿era real? -tenía la mirada fija al frente, estábamos en el pasillo de la entrada. Noté como la nuez de su garganta se movía al tragar saliva.
Me lo dejó claro, no había sido cosa de mi imaginación, lo que había visto había sido muy real, tan real que mi cabeza enseguida lo relacionó con la persona que me tenía en brazos.
-¡Bájame, bájame ahora mismo! -grité colérica, y bajé por mí misma de sus brazos, casi cayéndome. No vi reacción alguna, seguía mirando a cualquier otra cosa que no fuera a mí, -¿No me vas a mirar? ¡Te estoy hablando Mikkel! -me puse frente a él para que dejara de andar, su mano tocó mi hombro, pero lo que hizo no me lo esperaba.
-No hay nada de que hablar -me apartó de su camino, así, sin más.
¿Qué demonios acababa de pasar?