Selina (próximamente en físico)

37°

Reconocí el lugar donde me encontraba nada más despertar, no había nadie, << ¿Qué ha pasado? >> fue lo primero que me vino a la cabeza, miré mi mano y entonces comencé a recordar todo, aun con la respiración entre cortada por la pesadilla, me bajé de la cama en la que me acompañaba Shadow, este me miró con sus enormes ojos, pero paré un segundo para abrazarlo y juntar su cuerpo contra mi nariz, esto era real, estaba bien. ¡Dios mío Caleb!, fue abrir la puerta de su cuarto y encontrar cuatro ojos pegados en mí.

-¡Selina! Ya despertaste, no tienes muy buen aspecto.

-¿Te crees que me importa ahora mismo eso? ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

-Dos días –respondió Rafael haciéndose el presente.

-¿Cómo está? –pregunté refiriéndome a Caleb, estaba en la cama con una venda cubriéndole el abdomen.

-Se pondrá bien, solo necesita descansar. Al ser un arma celestial no corre peligro.

Fui hasta él, tome su mano y la besé. Esto era mi culpa, otra vez, ya iban dos veces y no necesitaba ninguna más para darme cuenta que si seguía en este lugar acabaría haciendo daño a todo el mundo, y no quería ver el cementerio de mi pesadilla, me negaba.

-¿Entonces está bien? –repetí y el arcángel asintió, yo hice lo mismo.

Volví a la habitación y sin pensarlo tras cambiarme de ropa, saqué la maleta de debajo de la cama, la coloqué encima y metí en ella todo lo que había traído. La cerré y la dejé en una esquina de la habitación, la puerta se abrió y Mikkel entró, avistó la maleta y se dirigió hasta mi.

-¿Qué pretendes hacer?

-Esto me supera Mikkel, no puedo seguir viviendo aquí, necesito alejarme de todo esto, mi tía murió por mi culpa, a Caleb le han herido también por mí. No hago más que hacer daño a la gente que amo, voy a volver a Detroit. Y para añadir algo más, sé que Caleb me está ocultando algo y si me quedo, me volveré loca intentando que me cuente todo.

-¿Acaso te golpeaste la cabeza con algo? Caín sigue suelto.

-Prefiero que ataque cuando me encuentre yo sola a que estéis alguno de vosotros, no me voy a arriesgar. Es mi decisión, te guste o no.

-Y yo prefiero que lo haga cuando tengas a alguien protegiéndote.

-¿Tú llamas a eso protegerme? –señalé la pared de la habitación continua–No quiero estar aquí cuando despierte, así que o me haces el favor de llevarme o me voy ahora mismo al aeropuerto.

-No pienso meterme en esto, si Caleb se enterase...

-Tu mejor amigo está en una cama herido por una chica que no conoces de nada.

Puse el trasportín del gato sobre la cama, este se metió sin poner pegas, cerré la puerta y salí de la habitación con la maleta también. Pero antes de bajar las escaleras una mano me agarró.

-¿Lo dices en serio?

-¿Me ves cara de estar de broma?

-Maldita sea, vale, te llevaré. Pero mañana, antes tienes que explicárselo a los demás y hacérselo entender. Pero que sepas, no te apoyo con esta decisión

-Tampoco quiero que lo hagas –mi voz sonaba fría.

Acepté irme mañana, sabía que me llevaría, era cuestión de minutos que al verme con la maleta decidida a salir por la puerta del castillo accediera.

Todos sabían lo que había ocurrido y porqué Caleb estaba herido, no lo vi necesario el esconderlo, Mikkel sí, pero así era él, ocultando todo sin importar los sentimientos de las personas. Rafael decidió quedarse hasta que el ángel despertara.

Después de cenar reuní a todos en el salón para darles la noticia, Kim ya se imaginaba lo que pasaba, se lo había comentado hacia días.

-¿Te vas, verdad? – preguntó el más pequeño de la casa. ¿Tan obvio era?

-Sabía que eras como todas –y yo sabía que del que más tenía que preocuparme era de él. Eros.

-¡Acaso quieres que Caín venga aquí! ¿Crees que me gusta irme y dejar a Caleb? ¿Dejaros a vosotros después de todos estos meses? Fue poco tiempo, pero ya sois mi familia y por eso no puedo dejar que os hagan daño.

-Excusas, como siempre –el rubio se levantó y salió del salón dando un fuerte portazo.

-No te preocupes, se le pasara, ahora mismo no lo quiere entender, ni asimilar –comentó Kim con una pequeña, pero no marcada sonrisa.

-Esta es tu casa, vuelve cuando quieras, te estaremos esperando –añadió la abuela y me llevé las manos a la boca, no quería llorar.

-Selina ¿Puedo hablar contigo un momento? –me preguntó mi amiga, observé a Mikkel, le daba igual. La pelirroja me agarró del brazo y me llevó lejos del salón, casi a la otra esquina del castillo. -Sé que no es buen momento, pero debes decírselo.

-¿Decir el qué? ¿A quién?

-Mikkel.

-Kim, de verdad, no.

-Lo sé, pero no sabes cuanto tiempo vas a irte, mejor confesarte y depende de lo que te diga, hacer nueva vida.

-No va a ser reciproco.

-Mejor que te diga que no y puedas pensar en otras cosas a no decírselo y en ese tiempo solo pensar en él, te harás daño.

Tenía razón, si lo que quería era alejarme de aquí, tendría que cortar también de raíz con ese problema, no me iba a hacer ilusiones con que sintiera lo mismo y aunque lo hiciera, no cambiaría mi decisión de marcharme, ¿Pero era buena idea confesarme en un momento como este, con su amigo herido?

------------------------

-Eros abre la puerta, por favor –repetí, llevaba media hora dando golpes a la puerta de su cuarto, pero no respondía –bueno, me tengo que ir ya, lo siento de verdad.

Antes de bajar a la planta baja donde estaba Mikkel esperándome, fui al cuarto de Caleb, seguía dormido. Rafael estaba sentado en una silla, le saludé, pero solo me miró con indiferencia, esto me confirmaba mis sospechas de que le caía mal. Me senté en la cama y sujeté la mano del ángel.

-Seguramente cuando despiertes y no me veas, querrás matarme. No te preocupes, te añadiré a la lista de personas que quieren hacerlo –reí, pero no pude evitar que una lágrima cayera por mi rostro. Le aparté el cabello de la frente y le di un pequeño beso –Solo será un tiempo, al menos hasta que se solucione todo esto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.