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### Capítulo 3: La Prueba Final

El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y dorados. La final del torneo estaba a punto de comenzar, y la tensión en el aire era palpable. Alaric y Cedric se miraban fijamente, midiendo la determinación y la habilidad del otro. Elinor, desde su lugar en las gradas, no podía apartar la vista de la arena.

**Elinor (desde su punto de vista)**:
Sentía una mezcla de nerviosismo y expectación. Aunque había tratado de mantenerse indiferente, no podía evitar preocuparse por Alaric. A pesar de sus diferencias, había llegado a respetar su valentía y habilidad. Observaba cada uno de sus movimientos, su corazón latiendo más rápido con cada golpe que intercambiaban.

**Alaric (desde su punto de vista)**:
Mientras combatía, su mente estaba clara y enfocada. Sin embargo, sabía que Elinor estaba observando, y esa conciencia lo impulsaba a dar lo mejor de sí. Cada golpe, cada bloqueo, era ejecutado con precisión. Cedric era un oponente formidable, pero Alaric estaba determinado a ganar, no solo por el honor, sino por la mirada de Elinor que sentía sobre él.

El enfrentamiento duró varios minutos, con ambos caballeros demostrando su destreza y resistencia. La multitud observaba en silencio, cada persona al borde de su asiento. Finalmente, con un movimiento rápido y preciso, Alaric desarmó a Cedric, ganando el torneo.

La multitud estalló en vítores y aplausos. Alaric se quedó de pie, respirando con dificultad, pero con una expresión de triunfo en su rostro. Miró hacia Elinor, buscando su reacción. Para su sorpresa, vio un destello de orgullo en sus ojos antes de que ella lo ocultara rápidamente.

Más tarde, durante el banquete de celebración, Elinor se encontró sola en los jardines del castillo, necesitando un momento de calma lejos del bullicio. No pasó mucho tiempo antes de que Alaric la encontrara, todavía con su armadura puesta.

—Lady Elinor —saludó con una inclinación de cabeza—. Espero no interrumpir.

Elinor lo miró, su expresión firme.

—Sir Alaric, me sorprende que no esté celebrando su victoria con los demás.

Alaric sonrió ligeramente, un gesto raro en él.

—Preferí buscar un poco de tranquilidad. Y tal vez, la oportunidad de hablar con usted.

Ella lo miró con escepticismo, pero no pudo evitar sentir curiosidad.

—¿Hablar conmigo? ¿Y de qué querría hablar Sir Alaric?

Él dio un paso adelante, sus ojos serios.

—De todo lo que nos ha llevado hasta aquí. De cómo, a pesar de nuestras diferencias, siempre hemos encontrado un motivo para cruzar caminos.

### Fin del Capítulo 3