Señor Amargado [serie Las Marías #1] Corrigiendo.

Capítulo 1. Señor amargado

Mafer

El chofer nos lleva a la mejor primaria, secundaria, preparatoria y universidad del condado, “Athenea”. Se detiene frente la entrada de la primaria, dejando a mi hermana menor, Magi. Quien sale del auto esbozando una hermosa sonrisa, que reluce con el hermoso brillo de sus ojos celestes y su cabellera rubia. Continúa el recorrido hasta llegar a la universidad, específicamente a la facultad de ciencias administrativas y contable, donde se queda Maru, mi hermana mayor, quien sale del auto con un humor desagradable. 

Siguiendo con el recorrido, a unos cuantos metros más, ante mis ojos se encuentra la facultad de artes, mi segunda hermana mayor sale del auto, quien nos pide un buen comportamiento en la preparatoria. El chofer prosigue el camino, llegando a la preparatoria, donde se queda mi primera hermana menor, Majo y yo. Salimos del auto, acaparando miradas como siempre, especialmente mi hermana. Ya que con el mal carácter y mala mirada que tengo solo causo mala impresiones, pero me da igual. 

Ingresamos a la preparatoria, dirigiéndonos en nuestros respectivos salones de clases. Primero se queda Majo, que va corriendo a saludar a sus amigas, siempre ha sido tan amiguera, a diferencia de mi, que no tengo amigas, tampoco es que la necesite, a veces es mejor no tener persona hipócritas e innecesarias en tu vida. Llego a mi salón de clases, viendo a mi novio, quien me regala una sonrisa la cual correspondo. Lo único bueno de mi tortura estudiantil es Moises.

—Hola, guapa —agarra mi cintura, pegándome a su cuerpo, estampando sus labios contra los míos en un beso que calienta mis orejas. Aún no me acostumbro a esto de tener novio.

Moises es el típico chico guapo capitán del equipo de béisbol, el que le saca suspiro a todas las chicas solteras. ¿Y cómo no sacar suspiro si está bien guapo? Soy muy afortunada de que sea mi novio, a pesar de que no soy la novia más dulce del mundo. Muchas se cuestionan y hasta hacen preguntas estúpidas: “¿Qué le vio de buena a esa?” “¿Por qué con la peor de las Castillo?” “¿Qué tiene de bueno la medio macho?” “¿Acaso se le insinuó?” No son más que una tontas envidiosas.

—Hola —susurro sobre sus labios, para enseguida alejar nuestros rostros. 

Siento una mirada asesina, así que miro hacia cierta dirección, viendo los ojos de víbora de Francesca. Siempre me ha me ha tenido coraje y desde que me hice novia de Moisés me odia. Sonrío con burla, ante su inminente derrota en el juego del amor.

—Tomen asiento, por favor —pide la maestra al ingresar al salón.

—Ya quiero que sea la hora de descanso para seguirte besando —susurra mi novio, para enseguida irse a sentar.

Procedo a tomar asiento, Soltando un pesado suspiro, pues tengo una materia que no es nada linda para mi, para este ser que odia los números, contabilidad. No soy buena estudiante, se podría decir que estoy entre las peores, pero gracias a mi padre no tengo que lidiar con el resultado de mi desinterés en clases. Ser hija de un influyente empresario tiene sus privilegios.

¿Que puedo hacer ahora que no sea prestar atención a clases? Los números son sumamente aburridos. Si mi padre me viera me estaría regañando. Soy María Fernanda Castillo, más conocida con Mafer, la tercera de cincos hermanas, la más rebelde y se podría decir odiosa, pero esto último se aplica con persona que no son de mi agrado. Actualmente tengo diecisiete años, la edad donde la terquedad puede aumentar más. Tengo dos hermanas mayores, María Eugenia y María Lourdes. Y también tengo dos hermanas menores, María José y María Gisel. Sí, todas llevamos como primer nombre María. ¿Qué tal es mi relación con ellas? Es muy buena con dos de ellas, con las otras dos se podría decir que es relativamente buena.

Mi hermana mayor, Maru, es muy hermética, fría, indiferente y cortante con las personas que no pertenecen a su círculo social y con su familia es muy distante. Maluli, mi segunda hermana mayor, es muy reservada, de poca habla, todo esto se debe a un doloroso suceso que vivió, que la dejó marcada y producto de eso odia que los hombres se le acerquen. Majo, mi hermana menor, ella es la más sociable de tres mayores, y muy coqueta, le encanta tener amigos y divertirse. Ahora, la más pequeña de las Marías, Magi… es una niña dulce, amable, llena de amor, y es normal, pues solo tiene siete años, todavía no tiene que lidiar con la adolescencia. Por último, yo, soy cero amigable, desobediente algunas -muchas- veces.

Siempre me han dicho “la medio macho”, ¿por qué razón? porque no me dejo pisotear por nadie, y si es de enfrentarlo lo hago, sin importarme que sea hombre o mujer, al final siempre terminan en el suelo. Mis habilidades en defensa personal, específicamente en karate, son muy buenas. Comencé a entrenar desde los cinco años, soy cinturón marrón, me considero un peligro. 

Algo muy destacable de mi, lo que ocasionó también mi horrible apodo, es que no pertenezco al grupo de chica que le gusta arreglarse, mi peinado habitual es un simple recogido de cabello, mi uniforme no es pegado al cuerpo, es holgado, pues enseñar no es lo mio; soy reservada. Pero no todo es malo en mí, me considero una persona que quiere mucho, pero que no sabe cómo expresar lo que siente, puedo llegar a ser tan vulnerable que me asusta eso. No me gusta mostrar las debilidades de mi corazón.

 

Salgo de la preparatoria tomada de la mano con mi novio, él y yo llevamos casi siete meses de noviazgo, y han sido increíbles. Antes pensaba que Moisés era el tonto mujeriego de lo peor, pero  al conocerlo me di cuenta de que no era así, y eso me enamoró. Es mi primer novio, y espero sea el único… todavía no he llegado más lejos de besos con él, no me siento lista  para dar ese gran paso. Considero que mi primera vez debe ser especial, quiero que sea algo muy lindo de recordar… Algunas veces me ha propuesto hacer el amor, pero ante mi decisión siempre muestra respeto. Es un caballero, quiero quedarme a su lado mucho tiempo.




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