Señor Amargado [serie Las Marías #1] Corrigiendo.

Capítulo 3. Intenciones

Mafer

Esta espera es angustiante, lo que más me llena de miedo es el tiempo que se han tardado y la falta de noticias. Tengo el presentimiento de que algo está pasando con mi hermana. Ha pasado casi una hora desde que llegamos al hospital.

—¿Familiares de María Gisel Castillo?

—Soy su madre…

—Necesito hablar con usted y con su esposo en privado —definitivamente, algo está ocurriendo con Magi.

Papá junto a María Gracia acompañan al doctor al consultorio. Miro a mis hermanas -Maluli y Majo- y enseguida las abrazos, siento tanta culpa por todo lo que pasó. Si tan solo hubiera obedecido, mi hermana no estaría aquí. Todo es por maldita inmadurez y rebeldía.

Los minutos transcurren de manera tan lenta, como si estuviera en una clase de matemática. La espera acaba cuando veo a María Gracia, quien tiene los ojos rojos y un rostro desolado, mi corazón se oprime al instante. Tengo mucho miedo de escuchar lo que el doctor les comunicó.

—¿Qué dijo el doctor? —Pregunta Maluli.

—¿Papá..? ¿María Gracia…? —Majo se queda en silencio ante el preocupante sollozo de mi madrastra.

—María Gracia, dinos, tenemos derecho a saber. Somos sus hermanas —declaro.

—Magi tiene leucemia linfocítica aguda… Ella necesita un trasplante de células madres urgente —ver sus lágrimas descontroladas, humedecen mis ojos. 

Me duele el corazón, mi hermana tan solo tiene siete años. Es injusto que una niña tan linda como ella tenga esa peligrosa enfermedad. Lo que más me hace cuestionarme en este momento es: ¿por qué no hubo señales antes? Tengo terror, es sabido que a las enfermedades silenciosas, son a las que más se les debe temer.

—Yo me haré los exámenes de compatibilidad, todo va a estar bien María Gracia —manifiesta Maluli, abrazándola.

—Yo también lo haré. Pronto Magi se va a recuperar —asegura Majo, uniéndose al abrazo.

—Cuenten conmigo —agrego, manteniéndome en mi mismo lugar. No tengo el valor para abrazarla. Siento mucha culpa.

—Gracias —musita. 

Papá las abraza, y enseguida siento un pinchazo en mi corazón. Realmente fui una incompleta ridícula e inmadura al tener un comportamiento tan desagradable con mi padre. La vida puede dar un drástico cambio en cuestión de segundos y lo único que he hecho en estos últimos años es pelear con el hombre que me ama a pesar de mis estúpidas actitudes.

—Papá… —él me mira— ¿puedo hablar contigo?

Papá solo asiente y casi enseguida nos alejamos un poco de mis hermanas y María Gracia. Así como fui valiente para portarme mal, también debo ser valiente para pedir una disculpa. Este momento ha sido mi punto de quiebre, ya no quiero hacer las cosas mal.

—¿Qué sucede Mafer? —Su voz denota mucha tristeza.

—Papá, yo lo siento mucho —él solo me observa en silencio—. La vida es un enigma, este miedo que siento a la idea de perder a Magi me pone a pensar, ¿en que hago si algún día te pierdo a ti? Perdóname papá… He sido una pésima hija, tan solo te he causado problemas. Lamento mucho todas mis malas actitudes contigo, realmente lo siento. Perdoname, te prometo que ya no seré una mala hija, te lo prometo.

Este nudo en mi garganta no me deja llorar como deseo, solo gruesas lágrimas ruedan por mis mejillas.

—Como padre mi deber es corregirte, apoyarte cuando lo necesites y estar contigo siempre, pero debo aceptar que no he sido un buen padre —niego, él ha sido el mejor—. Desde la muerte de su madre las he descuidado tanto que es normal que me traten así. El que debe pedir perdón soy yo.

—No tengo nada que perdonarte, todo lo que has hecho ha sido por nuestro bien. Todos los días te esfuerzas para darnos una buena vida, y siempre nos miras con amor. Te agradezco mucho todo lo que has hecho por mi y mis hermanas. Eres el mejor padre. Perdoname por no haberme dado cuenta antes.

—Claro que te perdono mi niña —me abraza. Tenía tanto que no lo abrazaba, aplico fuerza en mi abrazo —. Mi Mafer.

—Se que no te lo digo desde hace mucho tiempo, pero desde ahora te lo demostraré más seguido. Te amo mucho, papá.

—Yo te amo mucho más, María Fernanda —acaricia mi cabello—. Tu y tus hermanas son lo más valioso que yo tengo en esta vida. Son mi razón de ser, mis hermosas Marías.

Estar bien con papá hace que mi corazón se tranquilice un poco ante la noticia de Magi. Desde ahora en adelante seré una mejor hija y hermana, respetaré a mi padre y cuidaré a mis hermanas, especialmente a mi pequeña de ojos celestes.

 

Toda mi familia a excepción de Maru pasamos la noche en el hospital, muy de mañana regresamos a casa y ahora estamos de vuelta para hacernos el examen de compatibilidad. Junto a mis hermanas me dirijo al laboratorio, ahí se encuentran papá y María Gracia a la espera de los resultados. 

Al llegar al laboratorio lo que ven mis ojos me desmorona y aprieta mi corazón fuertemente; nuevamente María Gracia se encuentra en los brazos de mi padre, llorando, dando con su lagrimas una dura respuesta.

—María Gracias, aún quedamos nosotras —alega Maluli.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.