Pov Mael.
Después de mi conversación con Fernánda voy al hotel. Le congelo la tarjeta a Fernánda, le enseñaré una buena lección para que piense antes de hacer las cosas. Comenzó a llover, así que llegué temprano a casa. Flor me recibe y voy al comedor para cenar. Flor trae mi cena, pero Fernánda no ha bajado.
— Flor, ¿Y Fernánda?
— La señorita Mafer ceno en la casa de su padre. — Asiento.
Termino de cenar, voy a mi habitación y me doy una ducha. Salgo del baño, hoy no tengo ánimo de adelantar trabajo. Apago mi celular por que esta haciendo trueno. Apagó las luces y voy a mi cama y me acuesto.
Ya que me entrego al sueño y escucho como tocan la puerta…. ¿Quién me molesta? .... no tengo ánimos para levantarme de la cama e ir abrir la puerta, además, ¿Quién será a esta hora?
Cierro nuevamente mis ojos, ya nadie toca la puerta, así que no ha de ser nada importante, o solo es mi imaginación. La luz del relámpago ingresa a mi habitación y el fuerte estruendo se escucha, siento como alza el edredón y por reflejo agarro donde proviene el jalón y según la forma del brazo y el escandaloso grito es Fernánda.
Ella quiere acompañarme a dormir con la escusa de que yo le tengo miedo a los truenos, recuerdo la información de Gustavo, ella es la que le tiene miedo a los truenos. La cuestiono que es ella la que le tiene miedo a los truenos, pero ella se niega. Termina confesando gracias al trueno que hubo y terminó en mis brazos.
Ella me abraza fuertemente, e insiste en que la deje dormir, como soy buena persona la dejo, pero ella va a dormir en el sofá cama y la miedosa acepta.
¿Por qué le tiene tanto miedo a los truenos? , solo son unos simples trueno, con lo rebelde que es, se ve ridículo que le tenga miedo a eso, las mujeres son raras, especialmente ella.
Ella se va al sofá cama. Me acomodo en mi cama, solo quiero dormir y ella viene a interrumpir mis sueños. Intento conciliar mi sueño nuevamente, pero hay otro trueno.
— ¿Señor amargado estás dormido? — La ignoro — ¡¡ señor amargado!!
Suelto un suspiro, si no le contesto ella no me dejara dormir y no tengo paciencia para hablar con ella toda la noche.
— ¡¿Qué quieres?! — ¿Por qué no se duerme de una vez?
— Déjame dormir contigo, no seas mal esposo por favor. — Suplica.
Cierro mis ojos y suspiro de resignación. Ismael no lo sabrá, y yo solo quiero dormir y ella no me va a dejar en paz.
—¡¡Haz lo que quieras!! — Exclama con fastidio.
Ella rápidamente se mete en mi cama, la habitación se ilumina, ella se remueve y se coloca en posición fetal y comienza a temblar por el sonido del trueno.
Debe haber alguna razón para que le tenga tanto miedo a los truenos, por que no es normal que tiemble de esa manera .
La habitación se vuelve a iluminar la habitación, ¡¡Y no se por que!!, dudo en hacerlo, pero es que me da cosa verla temblar de esa manera y lo termino haciendo, me coloco de lado y rodeo su cintura.
Ella no me dice nada, pensé que iba a hacer relajo, realmente esta llena de miedo. El sonido del trueno se encierra en la habitación y ella sostiene mi mano fuertemente.
— Duerme. — Susurro, yo no soy bueno consolando a las personas, a si que fue lo único que se ocurrió decir. Ella se da la vuelta y queda frente a mi.
— Señor amargado — musita.
— Dime. — Hablo con cansancio. Yo tengo sueño y solo quiero dormir.
— ¿Puedo abrazarte? — Esta si es atrevida.
— No. — Me niego.
Ya he hecho demasiado por ella: la he dejado dormir en mi cama, incluso la tengo rodeada de la cintura, ¡Y ahora me quiere abrazar!, no lo permitiré.
— No seas así, solo será esta vez. — Insiste.
¡¡Mael!!, tú mismo te lo buscaste, nadie te mando a dejarla dormir contigo…… solo quiero dormir, suelto un suspiro lleno de frustración.
— ¡Haz lo que quieras! — Solo quiero dormir, solo por eso lo estoy haciendo.
Ella me abraza, hunde su cabeza en mi pecho, ruedo mis ojos y sabrá Dios en que momento me dormí.
Siento algo correr por mi cara, así que me despierto y la veo. Ella duerme plácidamente entre mis brazos, una de mis piernas está encima de la pierna de ella. Me muevo despacio y la separó suavemente de mi para que no se despierte.
Me pongo de pie, camino hacia el armario y saco mi ropa de trabajo. Voy al baño y me doy una ducha. Me termino de bañar, me seco el cuerpo, me visto y salgo del baño. Ella todavía duerme, busco lo papeles que tengo que llevar al hotel y lo guardo en el maletín.
— ¡Buenos días señor amargado! — Escucho a Fernánda.
— Hasta que al fin despierta, pensé que no despertarías. — La miro.
— Se me pego la colcha, ¿Ya desayunaste? — Es raro habla con ella tranquilamente.
— No. — Ella se pune de pie.
— Me voy a lavar los dientes, y bajo a desayunar. — Sale corriendo de la habitación.
— ¡¡oye.... — se fue.
Le iba a decir que arreglara la cama, ya que ella se despertó de último. Dejo lo que estoy haciendo y yo mismo voy arreglar la cama. Bajo a desayunar, me siento en el comedor y ella aparece y se sienta. Ya no tiene su cara de sueño, se ve más radiante. Desayunamos en silencio.
Al terminar de desayunar, voy a mi habitación. Ella se queda en el comedor terminando de desayunar. Entro a mi habitación, lavo mi dientes, agarro mi maletín y bajo la escalera y ella me esta esperando en la puerta.
— Señor amargado, e.… es..este gracias por dejarme quedar en tu habitación anoche. — Fijo mi mirada en ella y su agradecimiento es sincera.
— Mientras no se repita esta bien.— Nuestras miradas se conectan. Viéndola bien es linda, sus ojos cafés, sus largas pestañas arqueada, su pupila se han dilatado, me pierdo en su mirada. Ella es…. desvío la mirada y repongo mi compostura.