Pov Mafer.
Me despierto y Mael sigue dormido, así que aproveche para ver si había luz y si había. Agarre mi ropa y baje, voy a la cocina, le pregunte a la señora Juanita: ¿Dónde se encuentra la lavadora?, al seguir sus indicaciones llegue hacia la lavadora. Lave mi ropa, la coloque en la secadora, y una vez seca subí nuevamente a la habitación. Mael sigue dormido, yo pensé que ya estaría despierto, pero sigue soñando espero este soñando conmigo.
Entro al baño, me lavo mi cuerpo, me seco mi cuerpo, me visto y me termino de arreglar. Salgo del baño y Mael ya está despierto.
— Ya despertaste, ¿Y ese milagro que dormiste hasta tarde?, pensé que serias el primero en hacer escándalo para irnos. — Me mira con una cara de fastidio.
— ¡Haz silencio!, me desvele pensando en cosas que no debía. —Dice mientras se limpia los ojos.
— ¿Se puede saber en qué?, ¿Acaso estuviste soñando conmigo? — Le doy una so risa mientras espero su repuesta.
— ¡No te interesa, metida! — Borro mi so risa y él se pone de pie, pasa por mi lado rogándole suavemente el hombro.
— ¡¡Amargado!!
Yo voy contigo.
¡¡Anoche lo acompañe a lavarse el cuerpo!!, ¡¡Los dos en el baño desnudo!! Me siento en la cama, recién me percato de lo que he hecho anoche.
Esa pequeña parte es la que no me gusta cuando tengo miedo, me olvido de todo, hasta esos extremos llegue, pero no tiene nada de malo, yo no vi nada, él tampoco vio nada, como quiera no pasó nada.
Las pesadillas, tenía tiempo que no me pasaba eso, pero todo es culpa de Mael, si el no me hubiera hecho revivir la historia contándole, nada hubiera pasado. ¡En fin! ya paso, mostré un lado que mantenía oculto, pero soy humana no soy un robot. Esperare a que salga del baño para bajar a desayunar juntos.
Lo veo salir, solo viene en toalla dejando ver su cuerpo bien trabajado. Recorro su cuerpo con mi mirada, definitivamente ese cuerpo te hipnotiza.
— ¡¡¿Qué haces aquí?!!, ¿Por qué no has bajado? — Quiero tocar eso abdominales bien marcados.
— Te...te estaba esperando. — Trago en seco.
Es que ese cuerpazo que tiene te sacas suspiro. Fijo mi mirada en sus ojos y el los ruedas.
— ¡¡Dios!!, líbrame de este mal, debería irme a ser una limpia.
— Ridículo, tú crees que es bonito para mi ver tu buen cuerpo perfecto. — Se cruza de brazo y me mira con su cara de: ¡¡Lárgate de una maldita vez!! — No es nada lindo para mi ver ese cuerpo bien trabajado, además no quiero bajar sola, no quiero responder preguntas. — Es obvio que me harán.
— Espérame afuera. — Asiento.
Me pongo de pie y camino hacia la puerta, la abro y antes de salir le doy una miradita por última vez.
— ¡¡Cierra la puerta!!
— ¡¡Mezquino!!, ¡¡¿Qué tiene de malo que vea un poco?!! — Cuestiono.
Se acerca a la cama rápidamente y me tira una almohada, pero cierro la puerta a tiempo. Me aguanto la risa, me encanta hacerlo enojar de una buena manera.
Me dedico a esperarlo y el muy condenado si demora, ¿Qué tanto es que se arregla?, ni yo que soy mujer me arreglo tanto. Mael se atreve a salir y para el colmo con su cara de perro de pocas pulga, pasa por mi lado y lo sigo.
Bajamos al comedor y hay esta Don Rigoberto, esperándonos con una gran sonrisa y Galletana está en el celular.
—¡¡Buenos días!! ¿durmieron bien? — Yo dormí muy bien abrazada con él.
— ¡si!— Respondo y me siento.
Mael solo se sienta con su cara de: ¡Me apesta la vida!
— Mafer, ¿Ya te acostumbrarte a ver esa cara todos los días? — Pregunta Don Rigoberto divertido.
— No me acostumbro por completo, pero pronto lo haré. — Aseguro.
— Mael, deja de ser tan serio, además Mafer es hermosa yo de ti me fijo en ella y así te olvidas de Ju... — Galletana fue interrumpida por un Mael furioso.
— ¡¡Cállate Galletana!!
Mael hizo callar a Galletana y la duda se hizo presente en mi ¿Quién es Ju?
— ¡¡Ay!! no quería recordártela, lo siento. — Se disculpa.
— ¡¡Me voy!! — Mael se pune de pie.
— ¡¡Mael!!, no tienes que irte, además tu prima dijo que lo siente. — Don Rigoberto trata de detenerlo.
— Me voy abuelo.
— Mael — Insiste Don Rigoberto.
¿Qué escondes Mael?, ¿Quién es Ju?, ¿Y por qué te afecta tanto que la nombre?
— ¡¡Oye!! — Me mira — ¿Te quedas o te vas?
— Yo...yo — titubeo.
Miro a don Rigoberto y a Mael, no quiero irme, pero tampoco quiero dejar al amargado, pero si me quedo puedo averiguar quien es Ju .
— Nos vemos abuelo. — Se va.
¡¡Maldición!!, ¿por que diablo me importa si se larga o no?.
— Don Rigoberto lo siento, me tengo que ir. — Digo apenada.
— Ve con cuidado Mafer. — Me da una pequeña sonrisa.
— Me llevare esto. — Agarro una pera y él solo asiente.
Salgo corriendo al la habitación de Mael, agarro mi cartera y bajo rápido para alcanzar a Mael. Él ya está entrando al auto, corro y abro la otra puerta y entro, lo miro furiosa.
— ¿Ahora qué paso?
— ¡¡No te interesa!! — Él está bien enojado y a la vez tan frustrado
— ¡Ya comenzaste con tu mal carácter! — Reclamo.
— ¡¡mejor cállate!!, antes que te deje votada. — ¿Por qué se desquita conmigo?
— Eres un .... —no digo nada, mejor me guardo las palabras para mi.
Saco mi teléfono y los auriculares y escucho música. Si él está enojado yo lo estoy más, por que él no debe desquitase conmigo, yo no se ni quien diablo es Ju. Al llegar a casa salgo de auto rápido y voy a mi habitación y me encierro.