Pov Mael.
Fernánda ha comenzado las clases, ya no se viste con su ropa holgada, se viste más femenina, y se ve muy linda. Aunque, prefiero verla con su antiguo look, no se…… ¿Por qué se tiene que arreglar para ir a la universidad? Si Ismael la viera ya estuviera babeando, por hay que aceptar que es bonita.
Llego el día de mi cumpleaños, no soy de las persona que se lo celebra, para mi es solo un día más.
Hazte loco Mael, antes si lo celebrabas.
Llego a la casa y Fernánda no ha llegado de la casa de su papá, ¿Cómo lo se? Carlos me lo dijo.
No seas mentiroso Mael; tú se lo preguntaste.
Voy al comedor. Flor me sirve la cena, y comienzo a comer en un completo silencio. Escucho el canto de Fernánda, dejo a un lado mi cena y dirijo mi mirada a ella. Fernánda tiene un pastel en su mano y camina hacia mí. Pregunta que se repite en mi cabeza, ¿Cómo compro ese pastel? Si la tarjeta esta congelada, y si ella sabe que esta congelada, ¿Por qué me está cantando?¡¡Esto es malo!!
Voy a hablar y siento la crema del pastel en mi cara que se va hundiendo hasta tocar la masa
— ¡¡Feliz cumpleaños imbécil!! — dijo entre dientes.
Saco rápidamente el pastel de mi cara y ella ya se está yendo. Me pongo de pie y la sigo, esto no se quedará así. Ella va subiendo la escalera y la agarro del brazo y la acerco a mí.
— ¡¡¿sabes lo que hiciste?!! — Pregunto furioso.
— Es lo que te mereces, ¡¡Maldito!! — Me da una sonrisa burlona.
— ¿Te diste cuenta de la tarjeta? — Está vez soy yo quien la da una sonrisa burlona — ¿Que creíste?, ¿Qué me iba a olvidar de eso? Mocosa malcriada; confía muy rápido en las personas. — Ella me mira llena de coraje.
— ¡¡Eres un desgraciado!!, ¡¡Maldito, te odio!!
— ¡¡Yo también te odio!! Aborrezco verte todos los días, detesto que duerma conmigo y tengo que aguantarte por que siempre te anda aprovechando de la situación, ¡¡Estoy harto de ti!! — Mi respiración se acelera, ella ha sacado todos mis demonios.
— Yo no quería tener problemas contigo, quería llevar la fiesta en paz, pero desde ahora ya no pienso de la misma manera.
— ¿Qué vas a hacer? ¡¡No eres mas qué una niña malcriada, terca y rebelde!!, ¡¡Eres todo lo que detesto en una mujer!! — Expreso.
— ¡¡Eres…te odio!! — Intenta soltarse, pero la aprieto más fuerte — ¡¡suéltame!! — Intenta golpearme.
— Por mucho Karate que sepas solo eres cinturón marrón y yo soy negro. — Me mira furiosa.
—¡¡Suéltame, imbécil!!— Exclama.
— ¡¡No lo hare hasta que te disculpes!!
— ¡¡No lo hare…. nunca lo hare!! — Dijo llena de rabia.
Ella lleva la mano que le tengo agarrada hacia ella y muerde mi mano. La suelto y ella sale corriendo, dejo el dolor a un lado y la sigo. Ella cierra la puerta, intento abrirla, pero le puso seguro, comienzo a golpear la puerta para que me abra.
—¡¡Ábreme la puerta!!
— ¡¡No lo hare!!, ¡¡Lárgate!!
— ¡¡Qué la abras!! — Exijo.
— ¡¡Vete al diablo!!
— Estás castigada. No saldrás a ningún lado, solo podrá ir a la casa de tu papá y a la universidad, ¿¡¡escuchaste!!?
— ¡¡No eres mi padre, para que me des órdenes!!
— ¡¡Soy tu esposo!!
— ¡¡No lo eres!!, este matrimonio es una farsa, nunca te veré como mi esposo y deja de tratarme como una niña.
— Entonces deja de comportarte como una, y aunque te moleste estas casada conmigo y harás lo que yo diga, por que si no lo haces, no querrás quedar en vergüenza donde quiera que vayas.
— ¡¡Nunca lo harías!! No te conviene que se entere de este falso matrimonio. — Asegura.
— Parece que no me conoces…. con tal de fastidiarte la vida no me importaría hacer publico este falso matrimonio.
— ¡¡Te odio!! ¡¡Te odio!! ¡¡Te odio!!
— No más que yo. — Digo, me doy la vuelta y voy a mi habitación. Entro a mi habitación y cierro la puerta de un solo. Entro al baño a darme una ducha para ver si se me quita el coraje.
*****
Me termino de bañar, me visto. Salgo del baño y agarro mi teléfono. Tengo llamada perdidas de Ismael, le devuelvo la llamada.
Inicio de llamada.
— ¿Sucede algo?
— ¡Si! ¡¡¿como te atreviste a congelarle la tarjeta a Mafer?!! — Está enojada.
— ¿Cómo lo sabes? — ¿Acaso ellos se vieron?
— Ella me contó todo. Te pasaste Mael, lo peor que se dio cuenta cuando estaba comprando un pastel para ti, ella solo quería agradecerte. — Creo que me pase un poquito de la raya, la culpa me invade.
— ¿Solo para eso me llamabas? — Trato de sonar serio.
— Mael, con el pasar de los días te estas poniendo más insoportable.
— Hablamos otro día.
—Ma ... — Finalizo la llamada.
Dejo mi teléfono a un lado, y me dejo caer en la cama. ¡¡Maldición!!, Maria Fernanda, sacas las peores versiones de mí.
Al día siguiente.
Bajo a desayunar y ella no aparece, ¿Será qué no va a la universidad?
— Flor, ¿Fernánda no ha bajado a desayunar? — Pregunto sin dejar de mirar mi comida.
— Joven, la señorita salió muy de mañana. — Miro rápidamente a Flor.
— ¿A dónde se fue?
— No lo se. Carlos debe saberlo.
— ¿Ya llegó Carlos? — Pregunto.
— Si. Llego hace unos minutos. — Manifiesta.
Me pongo de pie y voy en busca de Carlos. Ella cree que puede hacer lo que se le da la gana, está muy equivocada.
— Carlos, buenos días.
— Buenos días señor.
—Fernánda, ¿A dónde se fue? — Pregunto ansioso.