Señor Amargado [serie Las Marías #1] Corrigiendo.

Capitulo 22

Pov Mael

 

Me acuesto en la cama, esto nunca me ha pasado, Fernánda se quedó dormida, esto es pasarse de mala, me dejo con todas las hormonas alborotados. Me siento y veo su lindo cuerpo.

 

¡Cálmate Mael!, ella está dormida, controla tus sucios pensamientos.

 

tomó su blusa y se la pongo, trato de moverla tanto, no quiero que se despierte. Una vez puesta la blusa, la cubro con el edredón, me acerco a su rostro.

 

—lo que me hiciste fue mucha maldad. Aunque, quedarte dormida fue lo mejor, no hubiera querido que después te arrepintieron. No estás en todos tus sentidos, descansa Mafer — susurre.

 

Le doy un suave beso en su mejilla. tomo mi camisa y salgo de su habitación. Entro a la mía, me acuesto en mi cama y ahí me acorde de alguien, Ismael.

 

¡¡¿en que estabas pensado Mael?!! Si ella no se hubiera quedado dormido tu no hubieras parado, si Ismael se entera te odiaría.

 

Esto se está saliendo de mis manos, no puedo seguir con esto. Quiero alejarla, pero es que no puedo, la necesito a mi lado.

 

Me pongo de pie, busco algo cómodo para dormir y voy a darme una ducha, a ver si así, sé me baja la calentura que me dejo Mafer.

 

Al día siguiente.

 

Tengo miedo, demasiado miedo, no quiero ver a Mafer a los ojos, no se cuál sería su reacción. No quiero que piense que soy un depravado, que quiso aprovecharse de su estado.

 

Vamos Mael, tú puedes, tú puedes enfrentarla .... no, no puedo.

 

Inhale y exhale unas diez veces y tomar el valor para bajar. No vi a nadie en el comedor y fue un alivio, pero a la vez no, por qué puede que ella está enojada o sienta vergüenza.

 

Me siento a desayunar. Estoy tranquilamente comiendo, cuando la veo bajar, no tiene la misma ropa que ayer, tiene puesto un vestido sencillo que le queda muy bien. Aunque también tiene una cara de malestar.

 

No puedo dejar de mirarla, y por mi mente viene el recuerdo de anoche besándola, nuestra mirada choca y rápidamente las desvío. Ella toma asiento y yo solo me dedico a comer, no sé qué dirá espero que no se altere.

 

—señor amargado — vamos Mael responde.

 

No pude articular palabra, esto nunca me ha pasado con otra mujer, pero ella es diferente a todas.

 

— sé que me porte muy mal.  Y de lo poco que recuerdo, sé que te hice pasar mucho coraje — ¿lo poco? Acaso no recuerdas nada, la miro.

 

—¿no recuerda nada de lo que pasó anoche?

 

— no. Solo sé que discutí contigo. ¿Por qué? Debería acordarme de algo — negué ante su pregunta.

 

¡¡gracias a Dios!!, que alivio. Qué bueno que no se acuerda, bendito seas alcohol.

 

—¿estas enojado conmigo? — su pregunta me saca de mis pensamientos.

 

— no, no lo estoy —anoche lo estaba.

 

Pero después de lo ocurrido, ¿por qué debería estarlo? sería mucha hipocresía de mi parte.

 

—¡¡no mienta!! —me mira a los ojos.

 

—no lo estoy — asegure.

 

— señor amargado, yo hice esa pequeña fiesta, por qué estaba aburrida y a la vez enojada. Por qué tú te fuiste y ni siquiera me dijiste me voy — entiendo.

 

— fue un viaje repentino. Ni yo pensé que viajaría y no sabía cómo avisarte, ese día discutimos por eso le dije a Flor, además no tengo tu número — manifesté.

 

—pero tú puedes conseguir cualquier información, pudiste averiguar mi número fácilmente.

 

—se me paso por alto

 

—bueno, préstame tu celular por favor — pidió.

 

No tengo nada malo en mi celular, lo saco de mi bolsillo, lo desbloqueo y se lo doy. Ella lo toma rápidamente y comienza teclear, y después me lo entrega.

 

— hay esta mi número. Cuando vallas a salir de emergencia me escribes, ya no tienes excusa para no decirme que te vas — comento.

 

—está bien — ella me da una sonrisa, la miro, esto es incómodo. Anoche yo la estaba besando y ahora estamos así.

 

—¿sucede algo? — espera curiosa mi respuesta.

 

—come que se te enfría — fue lo único que se me ocurrió.

 

— si

 

Después de desayunar, ella fue a su habitación y yo a la mía. Cepille mis dientes y fui al despacho. Recibo una llamada de Ismael, dudo en contestar. Al final lo termino haciendo.

 

Inicio de llamada.

 

— dime.

 

— ¿qué paso con Mafer?

 

— no pasó nada — asegure.

 

— no te creo. Estabas tan enojado, que no creo que no le haya hecho nada, es raro.

 

— solo la regañe nada más — aquí vamos de nuevo con la mentira.

 

— Mael no te enojes con ella. Es joven, está en la edad de disfrutar con sus amigos.

 

Me pase, lo acepto, ya ese castigo tonto se lo voy a quitar. Ella tiene razón, no soy su papa y ser su esposo no me da el derecho de castigarle.

 

—lo sé, no te preocupes Ismael. Oye hablamos después, tengo que hacer unas cosas.

 

— bueno.

 

Fin de llamada.

 

Dejo el celular a un lado, me siento y trato de pensar que voy a hacer, me llega una notificación de mensaje.

 

Seguro es Ismael. Tomo mi celular y sonreír al ver quien era. Es Mafer, lo chistoso y a la vez bonito, es el nombre como ella se había agregado.

 

Mi amada esposa

 

— necesito hablar contigo Señor amargado, no es nada malo, ven a mi habitación — ¡¿su habitación?!

 

No gracias. Esa habitación no me trae recuerdo inocente, es todo lo contrario.

 

—está bien. Te espero en el balcón.

 

—¡pero no demores!

 

— ya voy.

 

¿Qué querrá hablar conmigo? Espero que no se haya acordado lo de anoche, aunque no creo ella dijo que no era nada malo. Salgo de mi habitación y voy al balcón y hay esta ella.




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