Pov Mafer.
— oye, te pido que por favor deje de llamarla Mafer, para ti muñeco de pastel, ella es la señora Flores de Vargas, aunque te demores un poco.
¡¡Dios mío!!, ahora ¿Qué hago? ¿Qué le digo a Moisés?, este matrimonio iba a estar en privado.
— Mafer, dime que es mentira, tu no puedes estar casada, si no tiene mucho tiempo que tu y yo.... — Mael lo interrumpe.
— ¿por qué no me crees?, ¿acaso tengo cara de mentiroso?, mi esposa y yo, nos casamos el dieciséis de febrero — sigue confesando Mael.
— yo solo le creeré a ella — Moisés mira mi mano y sonríe —, y mientra no tenga anillo en su mano, ella es un mujer soltera.
Mael se aflojo la corbata, esto se va a poner feo.
— escucha, no te acerques a mi esposa o te irá mal — dijo entre dientes.
— abusa tanto de tu poder como si fueras el único que lo tienes, yo también tengo poder — alardeo Moisés.
— solo eres un niño mantenido de tus padres, ¿qué poder vas a tener?, comparándote conmigo — sonríe de lado —, no me llegas ni a los talones, ahora vete de aquí y déjame hablar con mi esposa.
¿desde cuando se volvió tan arrogante?
— ¿esposa? — pregunta con un tono burlón —, te vi cerca de mi hermana, no creo qué haya amor, ¿por qué Mafer te amaría?, si eres tan despreciable — se desvió del tema y su comentario enojo a Mael.
— si te quiso a ti, por qué no lo puede hacer conmigo, que soy mucho mejor.
Sin comentarios.
— tienes tanta confianza, pero el primero que robo su corazón fui yo, y puedo volver a hacerlo, ¿no has escuchado esta frase? que dice: el primer amor nunca se olvida y su primer amor soy yo.
— Mafer, vámonos a casa — esta enojado nivel Dios.
— Mafer — habla Moisés.
— ustedes dos ¿qué se creen? — miro a Mael —. Mael, yo vine con Majo y me voy con ella — miro a Moisés —, Moisés — dudo en confirmar, pero decido hacerlo —, es verdad, estoy casada con él — Mael sonríe victorioso, pero la sonrisa no le dura tanto —, pero no es nada de otro mundo, solo es un matrimonio sin sentido. — Quiero que él sienta un poco de como me siento.
— no se que fue lo que paso en todo este tiempo, pero si necesitas ayuda, no dude en llamarme.
— gracias Moisés — le doy una pequeña sonrisa.
— ya terminaste, ya te puedes ir. Chao — dijo que un tono gélido.
— yo no me voy de aquí — lo reta con la mirada.
— Moisés, déjame a solas con él — pido, antes de qué que las cosas empeoren.
— ¿podemos hablar otro día?
— claro — Mael apreta con fuerza sus puños.
Moisés se va, dejándonos solos.
— ¿por qué le dijiste que estamos casado?
— por qué es la verdad — el ingrato de mí corazón se acelera.
— por qué es la verdad — lo imito —, yo tengo entendido que este matrimonio es privado, y tú lo andas haciendo público.
Me hago la sería, pero estoy feliz, además me encanta cuando dice: mi esposa.
— Mafer, solo te diré algo, no te quiero cerca de ese muñeco de pastel.
— ¡¡ja!! ¿como te llamo, señor cinismo?, hace unos minutos estabas con Judit ¿por qué yo no puedo estar con Moisés? ¿Por qué tu si puedes estar con tu ex y yo no?
— por qué es muy diferente, ese sigue interesado en ti.
— y tu sigues interesado en tu ex, ¿qué hay de diferente?.... ¡no hay nada! Sabes ahora que me pongo a pensar, talvez me precipite en decirte lo que siento — mentí.
Él tensa su mandíbula, al parecer le dolió.
— vámonos a casa — ordena.
— yo no me iré contigo, me iré con Majo — le comunico.
— Mafer, vámonos a casa — vuelve a ordenar.
— no me iré.
— esta bien, puede que alguien que no te agrade vaya a tú casa.
Lo miro mal.
— ¿qué insinúas Mael?
— yo nada — se hace el desentendido.
— eres un cínico — digo ente diente —, iré por Majo y nos vamos.
— te espero — sonríe con satisfacción.
Ruedo mis ojos y voy por Majo, quién escucha atenta las palabras de Ismael.
— Majo.
— dime.
— ya me quiero ir a casa.
— Mafer, si recién comienza, no me quiero ir — hace puchero.
Todo es culpa de Mael, suspiro para mi.
— ya vengo.
Voy con Mael, está muy serio.
— Majo no quiere irse, y no la puedo dejar sola.
— si es por Majo no te preocupes, le puedo decir a Cristiano que la cuide — propone.
¡¿Majo con Cristiano?!, no me imagino lo que puede pasar. No tengo nada en contra de Cristiano, él me agrada mucho, pero lo coqueto no se lo quita nadie.
— corre más peligro con Cristiano — advierto.
— cierto — lo reconoce —, entonces le diré a Gustavo, él la cuidara muy bien.
No conozco a Gustavo, pero si Mael confía en él es por algo.
— eso espero.
— le iré a decir a Gustavo — me mira.
— ¿qué quieres? ¿Qué le vaya a decir yo? tú, eres el interesado en irte, no yo — manifesté.
— ¿por qué eres tan testaruda? — quiero agarrar una copa de vino y lanzársela en la cara.
— ¿por qué eres tan cínico? — me cruzo de brazo.
— iré a buscar a Gustavo — se alejó de mí.
Vi que Judit lo siguió, camino rápidamente hacia ella. Agradezco a que se caminar con tacones, por qué al paso que voy ya hubiera me hubiera caído. Agarro a Judit del brazo.
— ¿a dónde vas? — la muy descarada me da una sonrisa.
— voy a ver a Mael — sonrió con arrogancia.
— a ti se te mete por un oído y se te sale por otro, aléjate de mi esposo.
— Mael, no te quiere y sigues detrás de él, das pena — quiero darles una buenas cachetada.
— tu también andas detrás de él, pero como te lo he dicho antes, él esta casado conmigo.
— ese matrimonio fue un arreglo, él no te quiere, acepta tu derrota.
— me quiera o no, está casado conmigo y escúchame bien, mientras sea mi esposo no dejaré qué te le acerques.
— eso lo veremos mocosa malcriada.
— no me desafíes vieja decrépita — frunció el ceño.
— Mafer — la voz de Mael hizo que la soltara.