Señor Corazón [serie Las Marías #2]

Capítulo 1. Calidez.

 MALULI. 

—¡¡¡Nooo, por favor!!! ¡¡¡Suéltame!!! — exclamo en un mar de lágrimas—. ¡¡¡Ayúdenme, por favor!!! —recibo un fuerte golpe en mi mejilla.  

Lloro y trato de defenderme, pero ese ser despreciable me vuelve a golpear. Él quita mi ropa interior y de un solo, sin piedad alguna se introduce en mí.  

Grito desesperada del dolor. Él se comienza a mover como un animal salvaje y sus sucias manos y boca tocan mi cuerpo.  

—¡¡No, por favor!! ¡¡Para!! ¡¡Por favor, detente!!  

No escucha mis plegarias y me vuelve a golpear. Entre lágrimas y con un profundo dolor en mi corazón pierdo la conciencia.  

—¡¡No por favor!! —me despierto espantada. Pego mi mano en mi frente que está bañada de sudor.  

Me pongo de pie y voy al baño. Me desnudo y entro a la ducha. La tibia agua cae en mi cuerpo y con la esponja tallo mi piel una y otra vez, pero aun así me sigo sintiendo tan sucia. Por más que trato de borrar esa marcas asquerosas que tengo impregnada en mi piel; no puedo, el jabón no borra la suciedad que hay en mí.  

Después de estar casi una hora en el baño; tratando de sentirme menos sucia me digno a salir. Me miró al espejo y solo veo una chica que lleva un gran dolor en el corazón... Tenía tiempo que no soñaba con esa maldita noche, pero otra vez ese horrible recuerdo me visito mientras dormía.  

Busco mi ropa y bajo a desayunar; ver a mi familia me llena de felicidad. Escucho la risa de Majo... Es lo único bueno de esa maldita noche, porque si a ella la hubieran violado, esa hermosa risa desaparecería así como la mía.  

—¡Maluli! —me abraza. 

—¿Qué bichos te pico hoy? —pregunto al verla tan cariñosa. 

—Que pesada, te estoy dando mi amor y lo rechazas. 

Tengo muy claro que Majo se siente culpable por lo ocurrido, pero ella no tiene la culpa,  la culpa la tiene ese miserable hombre que nunca debió nacer. 

—Majo tu amor es correspondido —sus labios se curva en una sonrisa y se abalanza sobre mí. 

Después del abrazo me siento a desayunar. Observo los dos asientos que pertenecía a Maru y a Mafer. 

Desde que Maru se fue dejo un vacío en esta casa, pero ella no quiere saber nada de nosotros... Con sus propias palabras nos dijo: "Los odio". Y Mafer vive con su esposo; siempre nos visita... Aunque, hay algo que me confunde; a veces Mafer está feliz, pero a veces noto sus ojos triste, y creo saber quien es el culpable de su felicidad y a la vez tristeza... Mael. 

Majo insiste que hay algo entre ellos. El día del lanzamiento del videojuego de Ismael, ella fue y se quedó a dormir en la casa de Mael. Majo me dijo que: "en la noche había una atmósfera de tensión entre ellos dos, pero en la mañana estaban felices". Y, en estos días ella desborda felicidad, y cuando habla de Mael le brillan los ojos y no deja sonreír. No solo es eso, también le pasa mandando mensajes y hablando con él a cada rato. 

Termino de desayunar, subo a mi habitación a lavarme los dientes... Al terminar de cepillarme los dientes salgo del baño.  

Agarro mi mochila de cuero y bajo rápidamente, y nos despedimos de papá y Maria Gracia. Majo, Magi y yo entramos al auto que nos llevara a nuestro respectivo lugar de estudio. 

El chófer me deja en la facultad de arte y va a dejar a Majo a la preparatoria. 

— ¡¡Maluli!! —grita Bárbara. 

Bárbara es mi única amiga... Nunca fui alguien con muchos amigos, y después lo ocurrido me alejé de los pocos que tenía. Bárbara siempre estuvo para mí, y con ayuda de la psicóloga pude volver a estar cerca de ella, pero de quienes no puedo estar cerca son de los hombres... Cuando estoy cerca de ellos me da asco y siento como la suciedad invade mi cuerpo, y el miedo se adueña de mí.  

Al inicio de mi dolor  no quería ni a papá cerca de mí, pero poco a poco le perdí el miedo, porque sabía que él no me haría daño. 

—Hola —ella me da un beso en la mejilla. 

—Vamos rápido al salón, hoy nos toca teoría y sabes como es Marlenita. 

Marlenita es una profesora bien estricta, y como nos da materia teórica le encanta hacernos sufrir. 

Entramos al salón y nos sentamos. Marlenita ingresa y comienza su clase. 

... Esa noche cambió mi vida por completo, yo no podía ni siquiera presentar un deber, por qué al ver a los profesores recordaba lo que me pasó. 

Quise llevar una vida normal, pero el miedo no me dejó. Bárbara y yo amamos dibujar, y eso nos llevó a escoger la carrera de artes plástica. Ella se encarga de presentar mis trabajos a los profesores y siempre hacemos las tareas  grupales juntas; así no me toca dialogar con los demás.  A veces tengo miedo de que un día me toque hacer un trabajo con alguien del sexo diferente, estoy segura de que no podre hacerlo. 

El tiempo pasa, llegando así la hora de salida. El chófer vienen por mí, me despido de Bárbara e ingreso al auto. Magi me recibe con una gran sonrisa... Después de la operación  pasó dos meses más en el hospital, y cuando regresó a casa, recibía clases en privado, pero ya no quiso ese método de enseñanza  y decidió volver a la escuela; eso la tiene feliz. 

—¿Cómo te fue en tu día de clases? 

—Muy bien, ya extrañaba la primaria y a mis compañeros. 

—¿No te agitaste mucho? 

—No. 

Hoy día Magi luce una peluca blanca. Su cabello ya está comenzando a crecer y en pocos meses volverá esa linda cabellera rubia. 

—¡Estoy agotada! —escucho la voz de Majo que denota cansancio. 

— ¿Qué hiciste? 

— Susanita no saco la madre haciendo ejercicios. 

— Floja. 

— Quiero descansar, este es mi momento. 

Cierra sus ojos. Sonrío al ver sus cachetes rojos. Susanita también fue mi profesora, y también me sacaba el aire haciendo ejercicios. 

Al llegar a casa almuerzo y al terminar voy a mi habitación, me lavo el cuerpo y me pongo algo cómodo. Agarro mi libreta de dibujo y comienzo a rayarla, ya que no tengo idea de que voy a dibujar. 

[***] 

Hoy Mafer no vino a pasar la tarde con nosotros, debe de estar bien feliz con Mael ¿Y si Majo tiene razón? ¿Y si ello tiene una relación, además del matrimonio? 

—¡¡Se me ocurrió algo!! —llevo la mano a mi corazón automáticamente del susto que me ha pegado. 

—¡Maria José! ¿No puedes tocar la puerta? — digo entre dientes. 

—Lo siento, es que la emoción me pudo —suelto un suspiro con resignación. 

Majo es tan extrovertida, a veces me preocupa mucho su forma de ser; ella no tiene los pies sobre la tierra. 

—Dime, ¿qué se te ocurrió? —se sienta en la cama. 

—Me voy a ir a vivir con Mafer una semana —declara. 

—¿Para qué o qué? 

—Para descubrir si entre Mael y ella ya hay algo más —sonríe con picardia. 

—No sé quién está más loca, si tú por hacer cosas que no debes hacer, o yo por estar de acuerdo —me mira sorprendida.  

Es normal que me mire así porque yo nunca accedo a este tipo de cosas, pero es que también siento curiosidad de saber que pasa entre esos dos. 

—¡¿Entonces es un sí?! —me mira  emocionada. 

— Sí. 

—Bien, le diré a Mafer. Cuando vaya a su casa los vigilares y te pasaré toda la información. 

—Pero que Mafer no te descubra; porque nos mata a las dos. 

—Mafer no me va a descubrir. 

—Eso espero Maria José. 

Días Después. 

Majo se salió con las suyas. La observo mientras coloca sus cosas en el bolso. 

—Maluli, ¿hasta qué hora te vas a quedar en el marco de la puerta? 

—Si das guerra —camino hacia la cama y me siento—. Majo… ¿Qué se siente estar enamorada? 

Yo nunca me he enamorado, tampoco he amado y me ha entrado la curiosidad de saber sobre ese sentimiento tan bonito. 

—Se siente tan bien —sus ojos se iluminan—. Cuando ves a la persona que te gusta, o amas, sientes las mariposas en el estómago, tu corazón se acelera, la sangre fluye más rápido por tu cuerpo y… —espero ansiosa el resto de sus palabras— y... ¡¡Aaah!! Es muy bonito el amor, y más cuando el amor es correspondido —suspira toda enamorada. 

—Me imagino quien es el dueño de ese suspiro —digo con aburrimiento. 

Cada vez que le digo que está enamorado de Ismael, ella dice:"No". Aunque se le nota a leguas que se babea por él. 

—¿Para qué dices si ya sabes? —es como si me hubiera leído el pensamiento. Al fin acepto de le gusta Ismael. 

—No tengo nada en contra de Ismael a pesar de su fama de playboy, solo no te hagas ilusiones, no quiero verte llorar —suelto el aire retenido —. Majo,  tú eres muy joven e Ismael es un hombre con experiencia; no creo que él quiera algo serio. 

—Maluli, la esperanza es lo último que se pierde... Me gusta Ismael desde que lo vi en Internet; yo sentí una gran conexión con él. Dado que puedo acercarme a él gracias a mi querido cuñado Mael, no desaprovecharé la oportunidad de robar el corazón del playboy. 

—Si te digo que no lo hagas lo vas a terminar haciendo —suelto un suspiro—. Mejor dejemos de hablar de Ismael. Majo, me haces videollamada. 

—Lo haré. 

—Te ayudaré a empacar. 

La ayudo a empacar sus cosas. Ella se despide y se va a la casa de Mafer. 

Más tarde. 

Me pongo mi ropa de dormir, me cepillo mi cabello, y voy a mi cama. Agarro mi celular y reviso los mensajes del grupo de la universidad. 

Majo me hace videollamada y rápidamente contesto. No veo a Majo sino a Mafer caminado hacia otra habitación. 

—Te dije que eso dos ya tienen algo. Para mí que ya cumplieron su rol de esposos —musita. 

—Talvez fue a decirle algo, ya mismo a de regresar, no estires la lengua —la regaño. 

—Me voy a quedar despierta y te haré tragar todas tus palabras. 

—Respétame malcriada. 

—No me regañe. 

La videollamada se termina y yo me he quedado con la curiosidad de saber más sobre la relación de Mafer y Mael... Hasta el sueño se me ha quitado, decido ver algo para no aburrirme. Prendo el plasma (ya tengo plasma, ya que papá ha logrado levantar la empresa un 75 por cierto y hemos recuperado la mayor parte de lo que vendimos. Todo gracias a la ayuda del señor Rigoberto). 

Horas después. 

Me he visto tres películas de romance y Majo no me llama; mejor la llamo yo. Cojo mi celular y la llamo. 

—Oye, ¿Mafer ya salió de la habitación? —pregunto curiosa. 

—No, y no creo que piense salir de ahí —su voz es somnolienta. 

—Mejor duerme —aconsejo. 

—Te tomaré la palabra —me cuelga. 

Como que ya le considero las palabras de Majo como ciertas… Es que no es normal que Mafer duerma en la misma habitación de Mael si no son nada; eso quiero suponer... ¡¡En fin!! Seguiré esperando más información de Majo. 

Apago el plasma, arreglo mi almohada y me acuesto… La luz del foco encandila mis ojos, es molestoso, pero no me gusta dormir con los focos apagados, me da mucho miedo estar en la oscuridad… Cuando todo está oscuro recuerdo esa horrible noche y no puedo dormir. 

... El amor… yo amo a mi familia, pero… nunca he amado, ni he sido amado de una forma romántica… Pero ¿qué se sentirá? 

Al día siguiente. 

El dolor en mi vejiga me hace despertar, me pongo de pie y rápidamente voy a baño… Que alivio se siente cuando la vejiga no está llena. 

Aprovecho para arreglarme y bajar a desayunar. Papá lee el periódico, mientras Maria gracias se sienta a su lado. 

—Buenos días —digo en general. 

—Buenos días —responden unísono. 

Me siento al lado de Magi. Grety sirve mi desayuno y me dedico a comer en silencio. 

—Maria Gracia, hoy es el almuerzo con los Valente —miro a papá. 

—Cierto. Lo había olvidado —le doy otro bocado a mi comida. 

—Algo interno me lo decía, pero no te preocupes mujer, es en el almuerzo; falta mucho. 

—Pero el tiempo se pasa rápido, tendré que ir rápidamente de compras; necesito unas cosas. 

—Está bien —le doy un sorbo a mi jugo. 

—Mamá llévame —pide Magi. 

—Está bien. 

—¿Puedo ir contigo? — pregunto. 

Ayer me han acabado los carboncillos y necesito unos nuevos. 

—Sí —me da una sonrisa la cual devuelvo. 

María Gracia es una gran mujer; nunca a buscando ser el remplazo de mamá, ella ha sido nuestra amiga y consejera. Cuando me ultrajaron ella siempre estuvo para mí, y eso es algo que le voy a agradecer siempre. 

Termino mi desayuno, subo a mi habitación y me arreglo. Me pongo una blusa marga corta holgada, falda jeans larga algo holgada, ya que no me gusta la ropa al cuerpo, para completar me pongo sandalias color blanca. 

María Gracia y Magi ya me esperan en el auto, entro y reviso mi celular. No hay mensaje de Majo, talvez está dormida porque anoche se acostó a dormir tarde. 

Llegamos al centro comercial (que le pertenece a Mael). Salimos del auto y entramos. 

—Maluli, ¿qué vas a comprar? 

—Unos carboncillos, están en el segundo piso —manifiesto. 

¿Cómo sé que está en el segundo piso? Pues, Mafer nos compró todo lo que queríamos con una tarjeta que le dio Mael, y algunos materiales de pintura los compre en el segundo piso… Ahora que me acuerdo de eso... ¿Qué le habrá dicho Mael? 

—Te acompaño —niego. 

Quiero intentar ir a comprar yo sola, ya no quiero depender de alguien más… Además, la persona que atendía era una chica. 

—Yo voy sola. 

—Pero Maluli. 

—Quiero intentarlo Maria Gracia —me mira con preocupación—. Estaré bien —aseguro. 

—Voy a estar en la boutique Blumi, cualquier cosa me busca ahí —asiento con la cabeza. 

Maria Gracia se va con Magi. "Blumi" es la marca favorita de Maria Gracia, y cada vez que vine de compra va esa boutique. Camino hacia las escaleras normales, ya que están más cerca de la tienda. Al llegar la chica me recibe, lo bueno que no hay mucha persona. Entro con algo de miedo, así que rápidamente busco los carboncillos. Únicamente hay dos, los agarro, saco mi tarjeta y me acerco a pagar... Alguien coloca su mano en mi hombro. 

—Señorita. 

¡¡¡No, por favor!!! ¡¡¡Suéltame!!! ¡¡¡Ayúdenme, por favor!!! 

Mi corazón se acelera del miedo, me alejo rápidamente evitando seguir sintiendo su mano; me cuesta trabajo respirar. 

—Señorita ¿está bien? —camina hacia mí. 

—¡¡Aléjate!! —grito con miedo. Pero él se me va acercando más. 

—Señorita, ¿Estás bien?  —jadeo por la falta de aire. 

—¡¡Aléjate!! — grito para que no se me acerque. 

Ese hombre intenta tocar mi mano, y una inmensa ola de miedo viaja por todo mi cuerpo. Antes de que él ponga un dedo sobre mí salgo corriendo; sin importarme nada. 

—¡¡Señorita!! —escucho que me llaman. Miro hacia atrás y ese hombre me viene siguiendo. 

¡¡¡No, por favor!!! ¡¡¡Suéltame!!! ¡¡¡Ayúdenme, por favor!!!  

—¡¡Espere Señorita, deténgase!! —grita. 

Salgo del centro y mi único lugar seguro en este momento es el auto; corro hacia donde se encuentra (que es al otro lado de la calle). Escucho el sonido de varios autos y mis piernas no reaccionan. 

—¡¡Señorita, cuidado!! — escucho a las personas. 

Mi cuerpo no reacciona. Cierro mis ojos con fuerza. Alguien me agarra del brazo, y en cuestión de segundo me rodea aplicando un poco de fuerza. 

Calidez, eso es lo que siento con este abrazo… Es como cuando hace frío y te cubres con ropa térmica y cómoda; así se siente, pero tengo que admitir que es mucho mejor, porque este abrazo me trasmite paz, seguridad y confianza. 

Quien quiera que seas no me sueltes, porque tu calidez alivia mi dolor, calma mi ansiedad y espanta mis miedos. 

~cerezos ★




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