Señor Corazón [serie Las Marías #2]

Capítulo 5. El saco.

MALULI. 

Termino de calmar mi corazón y salgo de la mansión. No sé por qué, pero me siento extrañamente feliz. 

Alzó mi mirada y frente a mí están: Cristiano, Mafer, Mael y Majo. 

—Maluli me asustaste —expresa Majo. 

Mafer tiene puesta su mirada en mí. Estoy segura de que está viendo el saco. 

—Necesitaba ir al baño y no te quise interrumpir —manifiesto. 

Ellos no dejan de mirar el saco. Estoy segura de que ya se dieron cuenta de quien es. 

—Oye, como que ese saco yo lo conozco y se lo he visto a alguien —comenta Cristiano. 

Cuando uno no sabe que decir es mejor callar, aunque el silencio diga mucho. 

Miro de reojo a mi papá y hay encontré mi escusa perfecta. 

—Majo, papá no está esperando —me voy rápidamente antes de que rellenen de preguntas. 

Miro hacia atrás y... Majo, Mafer, Mael tienen a Cristiano rodeado... ¿Qué le estarán preguntando? 

Me acerco a papá.—Papá. 

—Maluli, ¿Dónde estabas? 

¿Cuánto tiempo me habré demorado en la mansión para que estuvieran preocupados? 

—Fui al baño. 

—Entiendo. Ya es hora de irnos a casa, me despido de Rigoberto y nos vamos —asiento con la cabeza. 

Papá va hacia el señor Rigoberto. 

—El amor es una magia —me canta Majo en susurro—, una simple fantasía —me doy la vuelta para mirarla—, es como un sueño... que al fin lo encontré. 

—Te falta un tornillo. 

—La caja completa Maluli —declara con una sonrisa. Majo me da una mirada pícara y se me acerca. Ella limpia la suciedad imaginaria del saco—. ¿Qué paso entre Gustavo y tú? 

Sonrío a boca cerrada. —No paso nada. 

—Cuéntame, o si no esta noche no podre dormir —me hace puchero. 

—Si no puedes dormir, te pones a jugar en el teléfono. 

—¡No! Maluli cuéntame el chismesito. 

—No. 

Comienza a hacerme berrinche para que le cuente. 

—Niñas vámonos. 

Que bueno que llego papá. 

—En la casa hablamos —Me susurra Majo. 

—Hablarás con la almohada. 

Caminamos hacia el auto. Majo ingresa, le sigue papá y por último yo. El chófer comienza el recorrido hasta la casa. 

Un fragante aroma varonil ya conocido llega nuevamente a mi nariz. Veo el saco y mi corazón vuelve a aletear como si estuviera Gustavo junto a mí. 

GUSTAVO. 

—Maria Lourdes Castillo, ella es la chica —miro la misma dirección que está mirando Ismael. 

—Sí. Es ella —confieso. 

El auto se va perdiéndose de mi campo de visión. 

—¡¡Vaya!! ¿En qué momento paso? —fijo mi mirada en Ismael. 

—Desde que la conocí comencé a pensar en ella. 

—Te juro que yo creía que seguías amando a Angélica —confiesa. 

—La amé en su tiempo, pero el tiempo ya pasó y así mismo mi amor por ella. 

—Es que ustedes estuvieron juntos bastante tiempo y, fue tu primer amor y creo que fue tu primera experiencia también. Ella ha jugado un papel muy importante en tu vida —argumenta. 

Ismael tiene razón. Angélica fue mi primer amor y yo el de ella. Ambos experimentamos muchas cosas juntos, desde enamorarse, el primer beso y hasta la primera experiencia sexual. Ella fue base muy fundamental en mi vida, pero las cosas se acabaron y solo quedo una buena amistad entre los dos y así se quedará. 

—Ella fue importante en mi vida, y no quiere decir que ya no lo es porque somos amigos y mis amigos me importan. 

—¿Por qué no tuviste una relación seria en todo este tiempo? 

—Porque nadie robo mi mirada de una manera romántica... Hasta que conocí a Maluli... Ella es tan diferente y me gusta. 

—Pues te tienes que esforzar mucho, porque se ve que ella es muy reservada. 

—Lo sé. Voy a esforzarme, y de poquito a poquito llegaré a su corazón. 

NARRADOR. 

Gustavo e Ismael se despidieron de Rigoberto y se fueron a su hogar. 

[***] 

Maluli va rápidamente a su habitación y Majo la alcanza. 

—A mí me cuentas lo que paso —pidió casi en suplica porque curiosidad la mata. 

—¿Qué piensa que pasó? —preguntó. 

—Se besaron con mucho amor —expresó Majo, emocionada. 

—Tiene que ir a psiquiatra, estás mal de la cabeza —sugirió. 

—Anda, dime que paso —Maluli soltó un suspiro. 

—Él y yo bailamos —Majo se emocionó demasiado. 

—¡¡Qué bonito!! —ella estaba feliz porque Maluli pudo estár muy cerca con Gustavo sin  huir. 

—¿Ahora si vas a poder dormir? —Majo negó—. ¿Por qué? 

Majo se dio una vuelta, juntó sus manos y soltó un suspiro lleno sentimientos. 

—Baile con mi bello Ismael, eso dejó a mi corazón mal —manifiesta echando amor hasta por los poros. 

—Recuerdo que dijiste que ibas a salir con un chico de tu edad —Majo se puso seria. 

Aclara su garganta.—Yo sé que dije eso, pero es que de la noche a la mañana no se olvida a nadie. 

—Ve a dormir Majo. 

—Está bien. Sueña con Gustavo toda la noche —Maluli sonrió y la vio irse. 

Ella cerró la puerta de su habitación y caminó rápido hacia su cama, se quitó el saco y lo acerca a su nariz. 

—Huele rico. 

Se dio cuenta de lo que hizo de manera inconsciente. 

—¡¡Qué está haciendo Maluli!! —exclamó apenada consigo misma. 

Desde que conoció a Gustavo, hay mucha cosas que ha experimentado. Desde el deseo de volver a ver a alguien, nuevas emociones y sentimientos inexplicable. 

Ella dobló el saco y lo dejó en su mesita de noche. Le dio una última mirada y meneó su cabeza. Maluli entra al baño a lavarse el cuerpo. 

[***] 

Se terminó de secar el cabello y desconectó el secador. Salió del baño y se dejó caer en su cama. Gustavo agarró su teléfono y vio la foto que le tomó a Maluli descuidada. 

—Eres tan hermosa Maluli —susurró para el mismo. 

Gustavo buscó a Maluli en Facebook y le manda una solicitud, esperaba que ella se la aceptara. 

Pasan los minutos y no recibe notificación. —¿Será que no le agrado? —se preguntó preocupado—. ¡¡No pienses eso Gustavo!! Tú eres un chico muy agradable, y también le agradas a ellas —musitó en la soledad de su habitación. 

Talvez se quedó dormida... si, seguro fue eso. Tú duerme Gustavo ella te va a aceptar la solicitud —con ese pensamiento se quedó un poco más tranquilo. 

Gustavo vio la foto de Maluli una vez más, y cerró sus ojos cayendo poco a poco en el mundo de los sueños. 

MALULI. 

No puedo dormir. No dejo de pensar en mi baile con Gustavo, no puedo dejar de recordar su sonrisa, sus ojos, su voz causando estrago en mí. 

Me sobresalto al escuchar mi celular. Reviso y ¡¡Dios mío!! Tengo una solicitud de amistad de Gustavo. ¡¡Él me envió una solicitud de amistad!!! 

Tranquilízate Maluli, calma a tu corazón. 

Entro a Facebook y de nuevo me pongo a ver su foto de perfil. 

¿Cómo puede trasmitir tanta paz? 

Acerco mi celular a mi pecho. No sé por qué, pero quiero dar brinco en mi cama. Mi corazón se siente feliz. 

¿Se la acepto o no?... Maluli no se la aceptes ahora, espera unos días. 

Muero por aceptársela, sin embargo, no quiero que se dé cuenta de mi interés por él. Dejaré pasar unos días y se la aceptaré. 

Le doy una última mirada a su foto. Dejo mi celular a un lado y con una sonrisa indomable cierro mis ojos. 

Días después. 

Le acepto la solicitud a Gustavo. Él está conectado, quiero que me escriba. Pasan los minutos, y no me escribe, talvez este enojado porque demores varios días para aceptarle la solicitud. 

¡¡agh, Maluli!! Debiste aceptársela el mismo día en que te le mando. 

Tengo miedo de que esté enojado. Trato de tranquilizarme. Escucho el rechinar de un auto. Me asomo a la ventana y es Mafer y Mael. 

Mafer debe tener el número Gustavo, aunque Majo también. Pero Majo me molestaría, mejor le presto el celular a Mafer y lo consigo. 

Salgo de mi habitación, quiero correr, pero mejor voy despacio porque se dan cuenta de mi extraña actitud. 

Saludo a Mafer y a Mael. Mael se va a hablar con papá, siempre lo hacen él se ha ganado el cariño de papá. Mafer está hablando con Maria Gracia... yo quiero el número de Gustavo y tengo que conseguirlo. 

—Mafer. 

—Dime. 

—Me presta tu teléfono un ratito —ella saca de su mini cartera el celular. 

—Toma. 

—Gracias. 

Desbloqueo el celular... nosotras nos dijimos la contraseña de los celulares, por lo que me sé la dé mis hermanas. La más fácil es de Mafer 1111, 

Busco el número Gustavo, y lo comparto. Me llega el mensaje a mi celular, lo reviso y elimino en mensaje. 

—Toma y gracias. 

—No hay de qué —Ella me da una sonrisa. 

Se ve tan feliz. 

—Voy a mi habitación —Mafer y Maria Gracia asiente. 

Subo rápidamente por la escalera, camino hacia mi habitación. Agarro la manija y... 

—No pensé aplicarías la misma táctica que yo —lentamente, me doy la vuelta, y veo Majo con su ropa de dormir todavía. 

—¿De qué hablas? —trata de sonar seria. 

—Que de la misma manera en la que conseguiste el número de Gustavo, yo conseguí el de Ismael. 

Me descubrieron, y la que menos quería que lo hiciera, porque me va a molestar. 

—¿Eres bruja o que? 

—No. Yo solo iba a bajar, pero te vi en el celular de Mafer e intuí lo que estabas haciendo —ella me da esa mirada curiosa y divertida a la vez. 

—Yo solamente quiero su número para entregarle su saco, para nada más —espero y me crea. 

—¡¿En serio?! 

—Es la verdad... ¿Y tú para qué quieres el número de Ismael? —trató de librarme de la situación. 

—Yo... bueno... no he tenido el valor de escribirle, únicamente admiro su foto todas las noches —ella no tiene vergüenza a decirme las cosas. 

—Anda a desayunar, que tú tienes es hambre —ella se ríe, y yo mejor entro a mi habitación. 

Desbloqueé mi celular y hay un hola de Gustavo. Ya no voy a hacer la misma payasada que antes, esta vez si voy a contestar. 

—Hola. 

—Hola —mi corazón se está acelerando. 

—¿Cómo amaneciste? 

—Bien, ¿y tú? —no lo tengo al frente, pero me siento nerviosa. 

—Bien, oye... ¿Estás ocupada hoy? 

A... e... ¡¿Qué le digo?! 

—No, ¿por qué? 

—¿Podemos vernos? 

¡¡Ay, Dios!! ¡¿Qué le escribo?! ¡Necesito ayuda! 

Si quiero verlo, pero vamos a estar sólitos y... y... me entra el nerviosismo. 

—Es que todavía tienes mi saco. 

¡¡¿Solo por el saco?!! Yo pensaba que era por mí... y yo ya estaba pensado que responder. 

—Está bien, ¿dónde podemos verlo para entregarte el saco? 

—En el mismo parque donde te volví a ver —aunque, no es a mí a quien quiere, si no al saco, pero me siento emocionada. 

—Está bien, ¿a qué hora? 

—A las 10:30. 

—Listo. 

—Listo. 

Brinco en el mismo lugar. Dejo mi teléfono a un lado y voy hacia armario busco algo para ponerme. 

[***] 

¿Por qué me es tan difícil escoger algo de ropa? 

He estado buscado algo y nada me gusta. Antes me era fácil escoger cualquier ropa, pero ahora no. 

Necesito ayuda. Salgo de mi habitación y entro a la de Majo de un solo y ella está desnuda buscando ropa. 

—¡¡Oye vístete!! 

—En eso estoy, ¿sucede algo? —se pone su ropa interior. 

—Necesito tu ayuda —ella se coloca un short. 

—¿Para qué? 

—Necesito que me ayudes a elegir que ponerme para salir —ella me mira rápidamente. 

—¿Vas a salir? —agarra el brasier y viene hacia mí. 

—Sí, ¡y no sé qué ponerme! —se pone de espalda para que le abroche el brasier. 

—¿Se puede saber con quién vas a salir que te quieres ver bien? —camina hacia su armario. 

—No voy a salir con nadie, solo voy a entregar algo —se pone la blusa y entrecierra los ojos. 

—¿Le vas a entregar el saco a Gustavo? 

—Eh... pues, sí —ella me da una sonrisa, se da la vuelta y comienza a rebuscar algo en su armario. 

—La otra vez que salir al centro me compre un outfit, pero a ti te va a quedar mejor, ya que usas más las faldas. 

Ella saca una falda de tele gris con rayas y una blusa blanca mangas cortas. Ella se acerca a mí y me la da. 

—Toma, ponte esto, te vas a ver bellísima. —ella me sonríe con emoción. 

—Gracias, Majo. 

—Ve a ponerte bella, que Gustavo te espera. 

—Solo es por el saco. — Digo con desilusión. 

—Tú solo debes aprovecha es más mínimo momento. 

—No soy como tú, a mí me cuesta más dialogar con alguien. 

—Solo ten confianza y disfruta el momento —asiento. 

—Voy a vestirme. 

Salgo corriendo de la habitación de Majo y voy a la mía. Dejo la ropa en la cama, y entro al baño a darme una ducha. 

[***] 

Le hago un nudo de lazo a la falda y listo. La ropa me queda bien, me puse unos tenis blanco que combinan muy bien con el outfit. 

Me acerco a mi tocador y me pongo un poquito de brillo en los labios. Me hago un semi recogido con trenzas, y me pongo un poco de perfume. 

—Sabía que te quedaría bien a ti —miro a Majo que está en el respaldo de la puerta. 

—¿A dónde te vas tan bonita Maluli? —pregunta Mafer poniéndose al lado de Majo. 

—Va a una cita con Gustavo —Mafer esboza una gran sonrisa. 

—Es verdad. 

—No. Solo voy a devolverle el saco que me presto. 

—¿Y para eso tan linda? —Mafer no deja de sonreír. 

—¿Desde cuándo es prohibido arreglarse para salir a algún lado? 

—Es raro en ti, pero pásala bien con Gustavo. 

Pongo un rostro serio, no quiero que vea que estoy emocionada. Gustavo y yo... se podría decir que somos amigo, además su ex está de regreso y es muy bonita y... 

Deja de pensar en eso Maluli. 

—Me voy, se me hace tarde —agarro mi celular, y la bolsa donde está en saco de Gustavo. 

Camino hacia la salida y mis hermanas me siguen. Le mando un mensaje al chófer explicándole a donde me tiene que llevar. 

—¡¡Sin miedo al éxito Maluli!! —exclama Majo. 

—¡¡Pásala bien!! —exclama Mafer. 

Solo asiento con la cabeza. Entro al auto, y suelto un suspiro lleno de nerviosismo. Estoy ansiosa y nerviosa. 

[***] 

El chófer estaciona, suelto otro suspiro... todo el camino he estado suspirando. Salgo del auto, y camino hacia donde lo vi por segunda vez. 

Recorro con la mirada el lugar, pero no lo veo. Me estoy comenzando a preocupar. 

¿Y si me dejo plantada? No pienses eso Maluli. 

Suelto otro suspiro. Mis manos me están sudando mucho. 

Y si mejor te regresa a casa Malu... 

—Hola —me doy la vuelta de un solo al oír esa voz en mi oído. Pero pierdo el equilibrio... siento su agarre en mi cintura y me acerca a él. 

—No es porque sea malo, pero me gustaría que cada vez que no encontremos pierda el equilibrio para poder salvarte y tenerte entre mis brazos otra vez. 

Necesito una ambulancia por favor. 

~cerezos ★
 




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