Señor Corazón [serie Las Marías #2]

Capítulo 8. Sonrisas pasajera.

—Tiempo sin verte —él me da una sonrisa. 

Él me suelta y recompongo mi postura. Desde que trato con Gustavo he dejado bastante ese miedo a los hombres. Con los únicos hombres que siento miedo son a los desconocidos, a lo que conozco ya no le tengo miedo. 

—No ha pasado mucho profesor, ¿qué hace por aquí? 

—Primero: ya no me llames profesor, porque ya no soy tu profesor, puedes llamarme Óscar. Segundo: estoy aquí porque daré clases. 

—No sabía que le gustaba... —él entrecierra los ojos. Aclaro mi garganta— no sabía que te gustaba el arte. 

—Me di cuenta de que me gusta, aunque no sé dibujar como tú, sé algunas cosas —reímos. 

Él me dio clases de historia en primero de preparatoria, yo tenía 14 años. Todas mis compañeras estaban enamoradas del él, motivo: era el profesor más joven de la preparatoria, solo tenía veinticuatro años y por su buena apariencia. Él era un profesor muy amigable y, siempre nos ayudaba, más que un docente, era un amigo para nosotros. 

Ahora no sé si habrá cambiado, pero, por lo que se ve siguen siendo el mismo profesor amigable. 

—Que bueno. Como consejo: lo estudiante suelen ser más relajado que los de preparatoria. 

—Ya sabes mi método de trabajo. 

—Sí... Bueno, tengo que ir a clases, chao. 

—Nos vemos Maria Lourdes. 

Le doy una sonrisa y sigo mi camino porque ya es tarde. 

Llego a mi salón y me siento junto a Bárbara. Ella se está maquillando, motivo: está enamorada del profesor de Metodología de la investigación aplicada en las artes (que es 30 años mayor que ella). 

—Vuelves con eso Bárbara. 

—Amo a mi viejo hermoso y lo voy a conquistar —ruedo los ojos. 

El profesor Robert tiene cincuenta años y es viudo. Desde que Barbara lo conoció ha estado obsesionada con ese señor y en cada clase le hace ojitos. 

—Ya te hizo caso. 

—Lo lograré Maluli, yo me haré novia de él. 

—Te deseo suerte. 

—¡Buenos días! —saluda el profesor Robert. 

—Mi ser amado —suelta un suspiro. 

Aquí vamos de nuevo. 

GUSTAVO. 

Llego al departamento y tiro la puerta de un solo. Si Angélica no hubiera llegado hubiera hablado más tiempo con Maluli. 

—¡¡Uy, esa cara!! —Cristiano se sienta en el mueble y sigue comiendo las galletas. 

—¿Sabes que eso es de Javier? 

Él toma el vaso de leche. 

—Si, por eso me la estoy comiendo. Javier es muy malo conmigo y me estoy vengado de él. 

Una sonrisa se me escapa. Cristiano le encanta ver a Javier enojado. 

—Si me pregunta le digo que fuiste tú. 

—Me negaré hasta el final —camino hacia él y me siento a su lado—. ¿Qué te pasó? 

—Angélica apareció y sin querer arruino mi el momento donde iba a hablar con Maluli. 

—A mí no me engaña, ella sigue enamorada de ti —bebe la leche. 

—Is... si me lo han dicho. 

—Ibas a nombrar a Ismael. 

—Sí. 

—Eh..., ¿qué piensas hacer? —quiero decirle la verdad a Cristiano, él está juzgando a Ismael sin saber las razones de sus actos. 

—Quiero invitarla a salir, pero no sé si me acepte. 

—Debes sentirte orgulloso del mejor amigo que tienes. 

—Lo estoy —me da una sonrisa. 

—Yo también. Te ayudaré con Maluli. 

—¿Cómo? 

—Estaba aburrido y me puso a busca una amiga y vi que hay los carruseles en el parque 《La Carolina》 

—Ya estuve hay. 

Es el mismo parque donde estuve con Maluli. 

—Y no me invitaste —se mete una de las dos galletas que le queda a la boca. 

—Todo fue repentino —bebe la leche. 

—Yo invitaré a Majo y estoy seguro de que va a aceptar. Le diré que traiga a Maluli y a Magi y tu amigo mío por coincidencia llegaras al parque junto al enano de Javier. 

Cristiano agarra la última galleta, se la quita y me la como. Él queda con la boca abierta. Termino de comer la galleta y hablo: 

—Me parece muy buena la idea. 

—Te me comiste mi galleta. 

—La galleta de Javier. 

—Ya que —se termina la leche—. ¿Qué vas a hacer ahora? 

—A pintar. 

—Me presta tu celular. 

—Para qué. 

—El mío está sin vida y no hace mucho lo puse a cargar. No tengo nada que hacer. Mientras tú pintas yo jugaré. 

Saco mi celular del bolsillo y se lo doy. 

—Lava los platos que ensuciaste. 

—Ok. 

Me pongo de pie y camino hacia mi habitación. Me cambio de ropa y me pongo la de trabajo. 

Espero que el Maluli acepte ir con Majo. Espero también que Javier me quiera acompañar, ese niño no es normal y odia esos juegos. Pero yo de que me llevo a Javier a los carruseles me lo llevo, yo tengo que hablar con mi chica. 

Quisiera decirle que me gusta, pero no quiero espantarla. Ella es tímida y mi rapidez la puede alejar de mí y, eso es algo que no quiero. 

NARRADOR. 

—La IAU definió que un planeta era un cuerpo celeste con una forma aproximadamente esférica que orbita una estrella. Además, un planeta debía tener una órbita despejada. Plutón no calificaba en este último requisito, por lo que quedó oficialmente afuera de los planetas del sistema solar. Gracias. 

Los estudiantes aplaudieron y la profesora también. 

—Excelente trabajo Javier, como siempre el mejor —la profesora mira a los otros tres niños—. No puedo decir lo mismo de ustedes, se nota que solo uno se esforzó e incluso reforzó todo lo que le tocaba a ustedes. El trabajo es grupal y por culpa de ustedes no puedo dañarle la nota al mejor estudiante. Javier, tienes la nota más alta y estás exonerado en examen final de este primer ciclo. Ustedes tres tendrá menos puntos y dedíquesen a estudiar, que el examen no está fácil. 

—Si maestra. 

—Javier, me quedaré con tu maqueta —él solo asientio. 

—Siéntense. El siguiente grupo por favor. 

Javier tomó asiento y soltó un suspiro. Gracias a Gustavo terminó su maqueta a tiempo. El mira a sus compañeros de equipo y le da una mirada fría. Una de las cosas que más le molesta a Javier es la irresponsabilidad. 

En la tarde. 

Maluli se encontraba en el balcón de la casa de su padre dibujando el atardecer.
   
MALULI. 

Termino de dibujar el atardecer. Cierro mi libreta y veo todo a mi alrededor. 

—¡¡Maluli!! 

Miro a mis dos hermanas más pequeñas. 

—Díganme. 

—Cristiano nos invitó a los carruseles en el parque 《La Carolina》—es el mismo parque donde pasé un agradable día con Gustavo—. Quiero saber si vas. 

—¿Yo también estoy invitada? 

—Sí. 

Que raro. Yo solo he tratado una vez con Cristiano y es extraño que me invite a la feria. 

—Maluli di que si, yo quiero ir —suplica Magi. 

A Magi no la dejan salir con Majo a solas porque mi traviesa segunda hermana menor es muy descuidada y temen que Magi se le pierda porque es muy curiosa. En cambio, conmigo cambia la cosa. 

—Está bien. ¿Cuándo es? 

—Mañana en la noche. 

—Ok. 

—¡¡Gracias Maluli!! —exclama Magi. 

—Te amo Maluli —Majo me abraza. 

—Yo también —Magi me abraza. 

—Yo también las amo. 

Amo a mis hermanas y me gusta hacerlas felices. 

Al día siguiente. 

Gustavo me escribió, pero no le respondí. No quiero molestarle, debe estar ocupado con su ex. Meneo mi cabeza por andar pensando en cosa que me molesta. 

Termino de arreglar mi cabello. Busco los aretes y me los pongo. 

—¡¡Ya estamos lista!! —mis dos hermanas ingresan a mi habitación. 

Las dos están vestidas casi iguales (por no decir iguales). Majo y Magi tienes la costumbre de vestirse casi igual, en pocas palabras Magi es la mini versión de Majo y ella se ha encargado de convertirla así. 

—Ya me di cuenta. 

—Cristiano ya viene por nosotras. 

—Ya estoy lista también. 

Se escucha la bocina del auto y mis dos hermanas salen corriendo. Suelto un suspiro, agarro mi cartera y bajo. 

Salgo de la casa y mis hermanas ya estas en el auto de Cristiano. Ellas dos son tremenda. Camino hacia el auto e ingreso. 

—Hola. 

—Hola —me da una sonrisa. 

Cristiano enciende el auto y salimos de casa. 

GUSTAVO. 

— Tengo sueño Gustavo —se sigue negando. 

— Vamos Javier, te compare todo lo que tú quieras —cuando está enojado no hay quien lo haga cambiar de razón. 

— Lo siento, pero voy a dormir. 

Maluli acepto la invitación de Cristiano y eso me llena de emoción porque hablaré con ella en persona, ya que no contesta mi mensaje. 

Ahora mi problema es Javier. Llevo todo el día insistiéndole y se niega a ir. 

— Javier, acompáñame. 

— ¿El tragón de Cristiano se comió mi galleta? 

Cuando llego busco sus galletas y no las vio, por eso está enojado. 

— Se las comieron las ratas Javier —se cruza de brazos. 

— Aquí no hay ratas. Gustavo, si me dices la verdad voy contigo. 

Mentir es malo. 

— Fue Cristiano, él se la comió toda. 

No pienso decirle que me comí una, porque estoy seguro de que no me acompañará. 

— Cuando lo vea le daré un golpe. 

— Sí, sí. ¿Me vas a acompañar? 

— Sí. 

— Ve a cambiarte. 

Se da la vuelta y va su habitación. Está noche él se quedará a dormir aquí, ya que mamá tiene una fiesta con sus amigas. 

Javier se digna a salir de la habitación. Ese enano se viste muy bien. 

— Vámonos. 

— Sí. 

Salimos del departamento y vamos al ascensor. Veo a Javier y está con una cara de: no me mire o te pego. 

Salimos del edificio y las chicas me sonríen, les sonrío con amabilidad. Camino hacia mi auto e ingresamos. 

— Pon una cara más bonita. 

— Mi cara ya es linda, no tengo por qué cambiarla. 

Mi nivel de paciencia es único. 

Enciendo mi auto y manejo a velocidad maderable. 

[***] 

Busco a Cristiano con por medio del GPS. Logro ver a mi bella chica, ella siempre se ve linda. Ella está de espalda, me acerco y me preparo para hablar: 

— ¿Qué haces? 

Se da la vuelta de un solo y sus ojos se abren al verme. 

— Gustavo —susurra. 

— Ya extrañaba tu voz —ella se aleja de mí. 

— ¿Qué haces aquí? 

— Javier quiso venir y lo traje. 

— Gus... — me acerco a él. 

— No digas nada —susurro. Él solo me rueda los ojos. 

— Gustavo, Javier —Cristiano se hace el sorprendido y disimuladamente me guiña un ojo. 

— Tú también estás aquí. 

— Que coincidencia, vamos a divertirnos. 

— ¡¡Si!! —gritan Majo y Magi. 

Mi mirada se desliza hacia mi hermano que se acerca a Cristina. Él lo miró y Javier se acerca más. 

Esto se va a poner feo. 

Javier le pega a Cristiano en la canilla con la punta del zapato. 

— ¡¡Auch!!, ¿por qué me pegas? 

— Eso te pasa por tragón. 

Cristiano me mira y rápidamente desvío mi mirada. 

— Mañana te compro tu galleta. 

— Quiero dos paquetes —Javier es muy quisquilloso. 

— Pero solo me comí un paquete. 

— El que se come la vaca flaca la paga gorda, quiero dos Cristiano. 

— Está bien, te compraré los dos paquetes de galleta. 

— Te vuelves a comer mis cosas y te vuelvo a pegar. Las cosas se piden, no se comen sin permiso. 

Cristiano me mira con los ojos entrecerrados. Le doy una sonrisa y él me saca el dedo del medio. 

— ¿Qué vamos a hacer? —pregunta Majo. 

— A divertirnos —contesta Cristiano. 

— ¡¡Vamos!! — Gritan los tres y comienzan a caminar. 

Miro a mi hermano y está serio. Lo agarro de la mano, después se me vaya a perder. Me acerco a Maluli. 

— ¿Vamos a divertirnos también? —le doy una gran sonrisa. 

— Está bien —me devuelve la sonrisa. 

Ella opaca hasta la joya más preciosa. 

NARRADOR. 

Al ver la sonrisa de Gustavo a Maluli se le olvidó que estaba enojada con él. Juntos fueron a disfrutar en compañía de los demás. 

Primero fueron a la rueda de la fortuna, después a los carros chocones. Magi fue a los caballitos. Cristiano y Majo van a la montaña rusa y la barca. Gustavo y Maluli jugaron aros y el tiro de arco. Javier, él estaba aburrido. 

Gustavo ganó algunos peluches, y se los dio a las chicas. Todo estaba marchando bien, pero la daña momento estaba cerca de ellos. 

— ¡Gustavo! ¡Cristiano! —todos miraron a Angélica. 

Ella saludó a todos y Rocío también, aunque Javier la ignoró. 

—Espero no interrumpir —dijo esbozando una sonrisa. 

—Claro que no —dice Cristiano con ironía. 

Maluli estaba feliz, pero con la llegada de Angélica dejó de estarlo. Ella miró a la ex de Gustavo y sintió una gran amargura. 

Gustavo se acercó más a ella y eso la hizo sentir mejor, pero a Angélica le molestó. Él ambiente se puso muy tenso y Cristiano odia los momentos tensos. Él aclara su garganta y habla. 

—¿Y si vamos a la casa de lo susto? —propuso. 

—¡Yo me apunto! —exclamó Majo. 

—Yo también —se unió Gustavo. 

—Yo también —dijo Angélica. 

Maluli se queda en silencio y eso llamó la atención de Gustavo. 

—¿No quieres venir? 

—No me gusta la oscuridad —le confiesa. 

—Pero el otro día... 

—Era de día. 

Gustavo notó la tristeza en sus ojos. 

—Vayan ustedes, yo no quiero ir —Maluli alzó la mirada y el noble gesto de Gustavo provocó nostalgia en su corazón. 

Angélica quiso retirar sus palabras, pero no lo hizo, ya que no quiere que sospeche que solo fue por Gustavo. Unas de sus amigas le comunicó sobre Gustavo y no dudo en venir al parque. 

—Ok. Javier, ¿quieres venir, o tienes miedo? —Cristiano miró desafiante a Javier y él le devuelve la mirada 

—Yo no tengo miedo. 

—Javi... 

—Yo quiero ir Gustavo —manifestó.


Aunque tiene miedo no le va a dar el gusto de que Cristiano se le burlen. 

—Yo también quiero —Magi hizo puchero. 

Maluli no quiso darle permiso a su pequeña hermana, pero la terminaron convenciendo. Rocío también se unió a ellos. Lo seis se adentraron a la casa de terror. 

—Me preocupa los niños —comentó Maluli. 

—Ellos van a estar bien —aseguró Gustavo—. Que buena mamá tendrán mis hijos —musita. 

—¿Dijiste algo? —los gritos de las personas no la dejaron escuchar. 

—Nada... Oye, vamos por acá —Gustavo la agarró de la mano y se la llevó a dar un recorrido. 

El sentir la mano de Gustavo, hizo que su corazón casi se le saliera del pecho. 

Me gusta tenerte a mi lado, Gustavo —pensó y sus mejillas ardían. 

Gustavo al ver el tono rosa que había en sus mejillas sonrió lleno de felicidad. 

Me estoy ganando tu corazón Maluli. Quiero ser el dueño de tu corazón, así como tú eres la dueña del mío, mi hermosa obra de arte —dijo en su mente. 

[***] 

En la casa de los sustos el pobre corazón de Javier estaba que temblaba, ya que tenía miedo de lo que había, pero aun así no lo demostraba ante lo demás. 

Magi tenía abrazado a Javier y Rocío también, por el hecho de que sus corazones estaban sufriendo por lo que sus ojos veía. Javier que no le gustan los abrazos no dijo nada por el hecho de que también estaba sufriendo de miedo. 

Después de varios minutos de torturas salieron de la casa del terror, los tres niños estaban pálidos. 

—Javier, ¿estás bien? —preguntó Cristiano. 

—Estoy bien, muy bien —tragó grueso. 

Las niñas no demostraban lo mismo, y para que se le quitara el miedo Cristiano las a comprar dulce. 

Magi quería manzana acaramelada y se la compraron. Rocío pidió lo mismo que Magi, y Javier pidió una manzana cubierta de cocholate. Los seis caminaron hasta banca a esperar a Gustavo y Maluli. 

Magi se sentó en la banca y Javier también, ya que sus piernas le dolían por estar parado. Él le iba a dar una mordida a su manzana, pero la voz de Magi lo detuvo. 

—Javier, me das una mordida de tu manzana —Javier la miró extrañado. 

—Tienes una manzana también, ¿por qué te darías de la mía? —Magi lo mira con paciencia. 

—Porque tienes que compartir. 

—Eso si lo sé. Pero si tanto quieres comer la misma que tengo yo, ve y pídele a Cristiano que te compre una —la paciencia de Magi se estaba acabando. 

—Porque dos manzanas es mucho para mí, y después me duele la barriga, además, me gusta más la acaramelada, pero la tuya se ve rica y quiero poblarla. 

Javier miró su manzana y miró los hermosos ojos celestes de Magi. Estaba a punto de hablar pero fue interrumpido. 

—Puedes compartirme a mí también —dijo Rocío acercándose a ellos. 

Ya llego la llorona a molesta —pensó Javier. 

Rocío se le acerca a Javier y para librarse de ella  le quita la manzana a Magi intercambiándola. 

—Tengo la misma que tú. 

Rocío miró a Magi que no desaprovechó la oportunidad y le dio una mordida a la manzana. 

No sé quién es más fastidiosa, si la Urraca molestosa o la llorona —era el dilema de Javier. 

—¿Quieres? —le preguntó Magi a Rocío. 

—No —Rocío se dio la vuelta y se fue con su tía. 

Javier vio manzana roja. Se me van a romper los dientes si muerdo esto — dijo en su mente. 

Él miró a Magi disfrutando de su manzana.— Oye. 

—Dime —le da una sonrisa. 

Javier acerca la manzana acaramelada a la boca de Magi. 

—Muerde la manzana... Si se van a romper unos diente que sean los tuyos, al fin y al cabo ya eres fea, que más puede pasar —fijó su mirada en ella. 

—Con gana no hacerte el favor, pero lo haré cavernícola. 

Magi mordió con fuerza la manzana sacando un pedazo, se lo comió y hablo: —Ahora ya puedes comer. 

Javier llevó la manzana a su boca y con delicadeza la mordió, ya que teme por sus dientes, la solo idea de quedar sin uno de ello lo pone mal. 

Magi quería su manzana de vuelta, pero no quería dejar el cocholate de la manzana de Javier, así que comenzó a quitarle todo el chocolate y se lo comió.  

Rocío vio la escena desde la distancia y con coraje come su manzana. Magi le  sacó casi todo el chocolate y se acercó a Javier. 

—Dame mi manzana —Javier vio su manzana sin nada de chocolate. 

—Te le comiste todo el chocolate, y me está pidiendo la manzana de vuelta —cuestiona con el ceño fruncido. 

— Tú me la quitaste, dame mi manzana —Javier le devolvió la manzana a Magi y agarró su manzana sin chocolate y más de la mitad comida. 

—Eres una urraca tragona. 

A pesar de que lo que dijo el cavernícola Magi se sentía feliz, y comía su manzana bien alegre, mientras el otro se la comió con mala gama. Ella miró a Javier y acerco su manzana a la boca de él. 

—Come —Javier fija su mirada en Magi y ella le sonríe. 

Confundido dejo de mirarla y mordió la manzana sin importarle sus dientes. 

[***] 

Gustavo compró unos globos de corazones y se la dio a Maluli, y ella muy feliz lo recibió. 

—Gustavo, los demás nos deben de estar buscando. 

—Cuando estoy contigo me olvido de todo, y solo pienso en ti, y en tu sonrisa. 

Ella sonrió espontáneamente. Gustavo alzó su mano para toca su mejilla, pero la llamada de su celular lo interrumpió. 

—Contesta —sugirió. 

Él contestó la llamada de Cristiano. Gustavo le comunicó que estaban cerca de ellos y colgó la llamada. 

—Nos están esperando —manifiesta. 

—Te lo dije. 

—Vamos. 

Tomados de las manos recorrieron el camino hasta llegar donde estaba los demás. Al llegar Maluli soltó la mano de Gustavo, ya que la presencia de Angélica la ponía mal. Él se percató de que ella soltó su mano, pero pe so que era por su timidez. 

—¿Vamos a comer? —propuso Cristiano. 

Todos asintieron y buscaron un puesto de comida. Al ver un puesto de pollo a la brasa deciden comer ahí. 

Mientras comían Cristiano contaba anécdotas de su vida. Magi se había terminado las papitas y quería más, pero los más grandes se estaban riendo no quiso interrumpir. Su mirada brilló cuando apareció más papitas en su plato. 

—¿Por qué me la das? —preguntó desconcertada. 

—Porque no me gusta —ella solo sonríe. 

—Gracias 

—Come y deja de hablar urraca molestosa. —Magi siguió comiendo bien campante. 

Rocío miró como Magi es feliz comiendo y ella no puede disfrutar de su comida porque su nutricionista le prohibió ese tipo de alimentos. 

Minutos después. 

Todos terminaron de comer. Estaban a punto de irse, pero Javier lo retuvo. 

—Gustavo. 

Gustavo se pone a la altura de Javier. 

—Dime. 

Javier se acerca y le susurra al oído: —Necesito ir al baño, mi vejiga se revienta —lo miró suplicante. 

—Vamos. 

Gustavo se fue junto a Javier y Cristiano lo siguió. Majo va al baño, Magi y Rocío va con ella. 

Angélica quedó a solas con Maluli y aprovechó para acercarse a ella. 

—¿Fue una noche muy agradable? 

—Si —responde Maluli con media sonrisa. 

—Yo solo vine por Gustavo —Maluli mira a Angélica—. No sé si sabes, pero yo soy la ex de Gustavo, su primer amor —el corazón de Maluli se achica al sentir nuevamente la sensación de amargura. 

—Si lo escuche. 

MALULI. 

No es nada grato hablar con la ex de Gustavo. 

—¿Eres la novia de Gustavo? 

Quisiera decirle que si, pero tristemente no soy la novia de Gustavo. 

—Solo somos amigos —ella se emociona. 

—¡Qué bueno! Porque, pienso recuperar a Gustavo, lo conozco y sé que todavía me ama —siento una sensación de pesadez en mi pecho—. Al saber que son amigos me hace sentir mejor, porque no quiero verte como mi rival. 

—No tienes que preocuparte por mí, Gustavo es solo mi amigo—digo con aflicción. 

—Sabes, creo que yo soy la mujer correcta para Gustavo. 

—¿Por qué? —siento una bola en mi garganta. 

—Porque Gustavo fue mi primer y, yo el de él. Mi relación con Gustavo duró muchos años, él fue el primero en todo, mi primer novio, el que me dio mi primer beso y con quien tuve mi primera vez. Así mismo él... yo fui la primera el todo y nadie más que yo, es digna de él. 

Sus palabras me han lastimado y me han hecho sentir mal. Creo que ella tiene razón, ella es la única mujer digna de Gustavo, alguien sucia como yo no puede ser digna de él. 

Salgo corriendo hacia el baño e ingreso a uno de los cubículos y libero el llanto que estaba reteniendo y lloro. 

Nunca voy a poder vivir una vida normal, esa marcha del pasado siempre me va a perseguir. 

~cerezos ★

 




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