Señor Corazón [serie Las Marías #2]

Capítulo 11. El reemplazo.

GUSTAVO. 

—Gracias por hacerte cargo de todo —Mael me da un abrazo. 

—Para eso estamos los amigos. 

—¿Te tomarás unas vacaciones? —niego. 

—No estoy para vacaciones Mael, iré a ver que hago en la galería. 

—Debes descansar Gustavo, maneja el hotel y la cooperación al mismo tiempo no es nada fácil. 

—Estoy bien Mael. ¿Cristiano no ha llamado? 

—No, debe estar sin señal, ya sabes que su plan no es quedarse en un solo país. 

—Espero que ese viaje lo haga madurar aunque sea un poco. 

—Él lo hará, lo que si no creo que se le quite es lo mujeriego. 

—Ese ya no tiene remedio —reímos. 

—¿Cómo vas con Maluli? 

—Estos últimos meses la he tenido abandonada, espero y no esté enojada conmigo. 

—No lo estará, ella sabe todo lo que ha estado haciendo por mí. 

—Sabes Mael, Maluli es única y me encanta, su forma de ser la hace muy especial. 

—Maluli es una gran mujer, Gustavo. Tú ya eres alguien importante en la vida de ella, según lo que me ha contado Mafer tú has sido de gran ayuda para ella con el temor hacia los hombres —es mi momento de saber que le pasó. 

—¿Sabes por qué miedo hacia los hombres? 

—Te diré por qué sé que te importa. 

—Dime. 

—Cuando tenía 14 años fue abusada sexualmente —siento como mi corazón se comprimen. 

Ella debió de haber sufrido mucho. Pero ya no sufriera, ella me tiene a mí y me quedaré a su lado siempre. 

—¿Encontraron al hombre que le hizo daño? 

—No. Nunca dieron con él, ni con los cómplices —mi cuerpo se tensa. 

—¿Fueron algunos? 

—Solo fue uno, los otros los ayudaron para que abusaran de ella. 

Porque hay hombre que le gustan hacerle daño a las mujeres, soy hombre y no comprender por qué hay tanta maldad. 

—Mael, ella ahora me tiene a mí y la voy a proteger. 

—Ve despacio Gustavo, Maluli no es como la otra chica, ella es más complicada. 

—Mael, he ido lo más despacio posible con ella, la amo y yo la quiero a mi lado. 

—Ten mucho cuidado con ese hermoso corazón. 

—Ese corazón es mi más grande tesoro. Si no me necesitas querido amigo, voy a ver a mi chica. 

—Ve. 

Salgo de la casa de Mael, ingreso a mi auto y me voy a casa de Maluli. ¿Pero qué le diré? Con ella tengo que ir despacio, mejor llamaré a Majo... aunque, no sé si este ahí. 

Desde que le ayude con el trabajo como asistente de Ismael, ella ha estado rarísima e Ismael más. Estoy segurísimo que eso dos tienen algo y lo están ocultando. Yo no lo juzgo, si hay amor no pasa nada. Mi celular suena y contesto. 

—Gustavo. 

—Buenas tardes, profesor Robert —él fue mi profesor de Artes. 

—¿Puedo pedirte un favor? 

—Dígame. 

—Puedes venir a mi casa. 

—Enseguida voy. 

—Te espero Gustavo —dice y cuelga. 

Más tarde iré por Maluli. El profesor Robert es una gran persona y no quiero hacerlo esperar, ella entenderá eso. 

Horas después. 

Las horas se nos pasó volando, llego la noche y cené con el profesor Robert. Él me contó el motivo por el cual me necesita, se va a operar de la vesícula y no puede dejar a los estudiantes a medias. 

Me despido del profesor Robert y me llevo todo lo que me ha dado para mi suplantación y me voy. 

Llego a mi departamento y dejo todo listo para mañana. Ya quiero verla, aunque no podré acercarme le mucho por motivo de ética de estudiante y profesor. 

Voy a mi habitación, me doy una agradable ducha y me dejo caer en mi cama, estoy muy cansado mentalmente y necesito descansar. 

Al día siguiente.

Estiro mi cuerpo, me pongo de pie y me pongo a hacer un poco de ejercicio; ando medio oxidado. 

Termino de hacer ejercicio y rápidamente voy al baño a darme una ducha. Me visto lo más formal posible, ya que no soy fanático a vestir formal. 

Desayuno algo saludable y agarro lo documento necesario y la laptop (que pertenece al profesor Robert). Salgo del departamento e ingreso el ascensor, pasa unos minutos y salgo del edificio. Camino hacia mi auto e ingreso y me voy. 

Llego a la universidad e ingreso y nos por presumir, pero las chicas están que hablan de mí. La mamá de Ana me saluda, llego hasta ella y la saludo con un beso en la mejilla. 

—Bienvenido Gustavo, Robert me ha comunicado todo. 

—Debió ser difícil para usted venir a recibirme, con tantas cosas que tiene que hacer. 

—No te preocupes, vamos para presentarte con los estudiantes —asiento. 

Las primeras dos horas me toca darle clase a mi chica, muero por verla. 

Esperanza me presenta con los estudiantes, pero no veo a Maluli, lo que si veo es un asiento vacío. Las chicas murmuran, y eso sí es demasiado incómodo, si Cristiano tuviera aquí ya estuviera coqueteándole a todas. 

—Espero se porten bien. Gustavo te los encargo —ella se va dejándome con los estudiantes. 

—Profesor, ¿no le duele la cara? —esa ya me la sé. 

—No. 

— Pues debería, porque se carga tremenda belleza —la chica de cabello verde me guiña un ojo. 

—Aquí soy su profesor, y considero que debe comportarse como una buena estudiante. 

—Que serio —responde la rubia. 

—Comenzaré con la lista. 

Comienzo a tomar las lista, aunque los murmullos siguen. Veo el nombre de mi chica. 

— Ma... —la puerta se abre y mi corazón se alegra al volver a verla. 

Veo mi reloj. 

—Llega diez minutos tardes, señorita Castillo. 

Su expresión es divina, si no tuviera a más de veinte estudiantes le diría lo bella que está hoy. 

—Discúlpeme profesor, tuve un inconveniente —los chicos comienza a hablar y hay algunos que no conocen la discreción. 

¿Cómo así habló? 

Parece que los ratones le devolvieron la lengua. 

Viste como lo mira. 

—Pase adelante, espero que esto no se repita —definitivamente, voy a disfrutar ver su hermoso rostro. 

—No volverá a pasar. 

Maluli se sienta con una chica, y esa chica la codea, y los demás estudiante siguen hablando. 

—Pueden hacer silencio por favor —digo en un tono de voz frío y ellos dejan de hablar—. Gracias por el silencio, siguiere con la lista. Maria Lourdes Castillo. 

Sus hermosos ojos café conecta con los míos. 

—Presente, profesor. 

Estoy pensando seriamente en volverme profesor. 

[***] 

—Eso es todo por hoy. 

Veo la hora: falta diez minutos para que acabe la clase. 

—Ya esto es nuevo para mí, necesito a una ayudante de cátedra. 

Todas las chicas alzaron las manos a excepción de dos: Maluli y Bárbara. 

—Señorita Castillo, usted será mi ayudante —todas las chicas miraron a Maluli, ella solo asiente a lo que le he pedido—. Bien, pueden retirarse, menor mi ayudante. 

Todos los chicos van saliendo poco a poco. Mis ojos se clavan en mi bella ayudante. Todos se van, camino hacia la puerta y le pongo seguro y camino hacia ella. 

—Te ves linda Maluli —digo al estar cerca de ella. 

—¿Ya no soy señorita Castillo? —me da una sonrisa. 

—No, ya no eres señorita Castillo. 

—¿Qué haces aquí Gustavo? 

—Soy tu profesor, uno muy lindo —ella ríe por lo bajo—. ¿Me extrañaste? 

—Un poco. 

—Que injusto, tú a mí me hiciste mucha falta —sus mejillas se vuelven rojas. 

—Entonces porque no me escribiste. 

—Estuve ocupado, y cuando estaba libre ya era muy tarde y no quería molestar a altas horas de las noches. 

—Entiendo. Es bueno verte. 

—Esperaba un abrazo, o un beso en la mejilla —su cara se pone roja. 

—Pides mucho. 

—Me lo merezco Maluli. 

Ella se pone de pie, agarra sus cosas y me mira dudosa. Incrédulo me le quedo viendo fijamente, en cuestión de segundo siento sus labios en mis mejillas. 

—No te alejes de nuevo, me hiciste mucha falta —susurra sobre mejilla y se va corriendo. 

Por eso me tiene tan enamorado. 

Muerdo mi labio inferior. Regreso a mi escritorio, agarro mis cosas y con una boba sonrisa salgo del salón a seguir dando clases. 

MALULI. 

Lo besé en la mejilla, yo lo hice. Él me extraño, estoy segura de que le gustó y como dijo la traviesa de Majo "aprovecha". 

—¿Qué te pasó? ¿Por qué tan feliz? —pregunta Bárbara. 

—Por nada, hoy me levante de buen humor, solo es eso. 

—Si —dice desanimada. 

—Bárbara, si tanto te gusta ve a verlo. 

—No sé donde vive... Solo ha pasado un día y ya lo extraño.


Bárbara está igual de enamorada que yo. Ella ama al profesor Robert y yo a Gustavo. 

—Soy muy buena amiga; te voy a conseguir la dirección de él. 

— ¡¿En serio?! —pregunta emocionada. 

—Sí —me abraza. 

Ya tengo una escusa para verlo y la voy a aprovechar, todos estos meses sin saber de él no ha sido nada agradable. 

—Vamos a la siguiente clase. 

—Sí. 

Horas después. 

Hoy ha sido un día agitador, lo único bueno fue ver a Gustavo. Bárbara se va y yo espero al chófer. 

—Maria Lourdes —miro al profesor Óscar. 

—Pro... Óscar. 

—¿Cómo te fue en tu día? 

—Muy bien. 

—Como siempre la mejor. 

—No me creo lo mejor, solo me esfuerzo un poco más —él ríe. 

—Tú no cambia, y eso es bueno. 

Escucho como aclaran la garganta, mis ojos divisan la figura de Gustavo y con una sonrisa que no es su sonrisa habitual. 

—Gustavo —él me sonríe y está vez si es su sonrisa. 

—¿No han venido a verte? 

—No, pero ya deben de estar cerca. 

—¿Eh? —miro al profesor Óscar. 

—Óscar te presento a Gustavo —Gustavo le sonríe, pero de otra manera, se podría decir que es una sonrisa fingida. 

—Mucho gusto Gustavo —Osca estira su mano. 

—Soy Gustavo —le da la mano y rápidamente la suelta. 

Se siente muy tenso el ambiente. 

—Maluli, el chófer vino por ti, ve rápido que Mario Ángel tienen hambre —asiento. 

—Chao —me voy rápido, estar hay se siente incómodo. 

Ingreso al auto y el chófer arranca, miro de reojo a Gustavo hasta que se me pierde de vista. Miro a mis hermanas, Majo está con los ojos cerrados y Maru está conversando con Magi. Se siente bien verla muy juntas. 

Espero que Gustavo me escriba, creo que debo poner un poquito más de empeño para que se enamore de mí. ¿Qué haría Majo en mi lugar? Seguro le robaría un beso. ¿Qué haría Mafer en mi lugar? Se le acercaría más y le demostraría su amor. ¿Qué haría Maru? Supongo que ella sería como yo, esperaría a que el chico haga algo. 

Todos esto es difícil, además si me la acerco más podría pasar un beso... y yo no sé besar. No quiero hacer el oso en pleno beso, debo aprender a besar y Google o Majo me tiene que ayudar. Hablando de beso, todavía me sigue dando coraje de solo acordarme como Ismael lo beso. 

GUSTAVO. 

—¿Eres muy cercano a ella? —miro a ese hombre, le doy una sonrisa. 

—Soy su novio. 

—Pero ella no te presento con su novio —no es tonto, pero yo soy más inteligente. 

—Maluli es una chica discreta y no le gusta presumir. 

—Siendo así entiendo que no haya dicho que eres su novio, pero tampoco es como si fuera obligatorio presentarte como su novio oficial, ya que algunos noviazgos no duran tanto —me cae mal. 

—Eso es cuando no comunicación en la pareja, yo amo a Maluli y ella a mí, y no tenemos mucha confianza. 

—Que sean muy felices. 

—Ella lo será porque está conmigo —camino hacia mi auto e ingreso. 

Ese hombre no me cae bien y no lo quiero cerca de Maluli, tendré que adelantar las cosas. El sábado le pediré que sea mi novia, no dejaré que nadie me robe su corazón. 

Enciendo mi auto y me voy, ya que la presencia de ese tipo me pone de mal humor.
 




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