Señor Corazón [serie Las Marías #2]

Capítulo 13. Ex de verdad.

GUSTAVO. 

—Cuídate y que te vaya bien con Maluli. 

—Tú también cuídate Cristiano y regresa pronto que se te extraña. 

—Sé lo mucho que me aman... Me tengo que ir, no quiero hacer esperar a mi compañía de este día. 

—Ya cambia. 

—Yo soy con el ave: libre y sin dueña. Te llamo en algunos días. 

—Cuídate. 

Fin de llamada. 

Me siento en el mueble, suelto un suspiro. Mañana es la cena con Maluli y ya ando preocupado por su respuesta, aunque estoy seguro de que va a ser más un sí que un no. 

Tocan el timbre, me pongo de pie y voy a abrir la puerta, suelto un suspiro al verla en ese estado. 

—Angélica. 

—Mi amor —me abraza—. Gus te extraño mucho. 

—Angélica, estás borracha. 

—Te amo, no he dejado de amarte en todo estos años, no sabes cuanto me arrepiento de haber terminado nuestra relación por irme a estudiar a esa estúpida universidad. 

Esto es tan complicado. 

—Angélica, eso ya pasó hace años. 

—Pero yo no te olvido Gus —me abraza con fuerza y llora—. Dime que me amas, yo sé que todavía hay amor Gustavo. 

Intento separarla de mí, pero me tiene bien agarrado. 

—Yo ya te amo, yo solo te veo como mi amiga. 

—¿Cómo puedes verme como amiga después de lo que vivimos? Gus, vivimos muchos momentos bonitos, experimentamos mucha cosas, conocimos el amor, el deseo, el placer juntos. ¿Cómo quieres que te vea como amigo? 

—Angélica, por favor, no me hagas tomar otra decisión, no quiero que terminemos mal. 

—Volvamos Gus. Volvamos a hacer una pareja. 

—Ya no se puede, yo amo a alguien más —ella llora más. 

—No me digas eso, me lastima sabes que amas a alguien más, que ya no me amas a mí. Gus, perdón por solo pensar en mis sueños y no en los tuyos. Perdóname. 

—Angélica, eran tus sueños y por mí no tenías que renunciar a ellos, estoy orgulloso de ti y de que hayas cumplido tus sueños de ser científica. 

—Mi sueño más grande era y es casarme contigo y tener una familia. 

—Angélica ya no llores. 

—Te amo Gus... eres mi primer y único amor. 

—Angélica, ya no te hagas más daño con algo que ya no tiene solución. Dejemos los momentos de nuestra relación como un lindo recuerdo. 

—No quiero vivir de recuerdo Gustavo, te quiero de nuevo en mi vida. 

—Angé... —ella comienza a hacer arcadas. 

—¡Gus quiero vomitar! ¡Gus me vomito! 

La tomo entre mis brazos y la llevo al baño, ella arrodilla en la taza del baño y comienza a vomitar. Doy suave palmada en su espalda. 

—¿Terminaste? —ella se pone de pie, veo con las puntas de su cabello están sucia de vómito y ensucia su vestido—. Te está ensuciando —agarro su cabello, pero ya su vestido está sucio. 

—Gus, me puedo quedar a dormir aquí por favor, déjame dormir por favor. 

No es prudente que ella se vaya a su casa en ese estado de ebriedad. 

—Te llevaré a tu casa. 

—Deja quedarme está aquí, por favor —pide en sollozos. 

Por qué soy tan vulnerable al llanto de una mujer. 

—Está bien, pero primero déjame lavarte las puntas sucias del cabello —ella siente con los ojos cerrados. 

Comienzo a lavarle las puntas del cabello sucio, seco las puntas y la siento en la taza del baño. 

—Cuenta te vas a caer, ya te traigo ropa para que te quites ese vestido sucio. 

—Si —musita. 

Salgo del baño, camino hacia mi habitación y busco un conjunto de dormir y se lo llevo. 

Ella sale del baño. Me acerco a ella, no quiero que se caiga y se golpee, Angélica me abraza. 

—Quiero estar contigo Gus, quiero hacer el amor contigo. 

¡¡Ay, Dios!! 

—Angélica, ve a dormir. 

—Quiero dormir contigo, quiero que me beses y me hagas tuya. 

—Angélica, respeto a la chica que me gusta. 

—Gus, por favor. 

—Te dije que no, ya es tarde y tienes que dormir —la tomo entre mis brazos y la llevo a la habitación de Javier (si se entera me mata ese enano). 

La acomodo en la cama e intento irme, pero me agarra del cuello. 

—Muero por volverte a besar. 

—Angélica, si sigues haciendo eso me voy a enojar. 

—No quiero que te enojes Gus, nunca te has enojado y no quiero ser la causante de eso. 

—Entonces duerme. 

—Está bien, pero dame un beso en la frente —suelto un suspiro. 

—Suéltame y te doy el beso en la frente. 

—Está bien. 

Ella me suelta y le doy el beso, rápidamente me voy a mi habitación y me encierro con seguro, es mejor prevenir que lamentar. 

Al día siguiente. 

Abro lentamente mis ojos, me pongo de pie e ingreso al baño, hoy me he levantado tarde. 

Salgo del baño y de mi habitación y me dirijo a la cocina. El olor de a comida inunda mis fosas nasales. 

—Gus —enarco una de mis cejas al ver a Angélica solo en camisa dejando ver sus piernas. 

—¿Tu pijama? 

—Tenía calor y me despoje de ella, espero no te moleste verme así. 

—No me molesta, pero no debes andar paseando vestida de esa manera. 

—Gus, no seas gruñón, ya me has visto sin nada de ropa. 

Rasco mi nuca. Angélica no entiende que ya no somos pareja. 

—Gus, gracias por recibirme en mi estado de ebriedad y por permitirme quedar aquí. 

—Eres mi amiga Angélica, siempre me voy a preocupar por ti. 

Ella me sirve el desayuno y se sienta. 

—Gus, yo no quiero ser tu amiga. 

Aquí vamos de nuevo. 

—Angélica, anoche hablamos de eso. 

—Te amo Gus. Yo debí buscarte antes, sé que he llegado muy tarde, pero estamos a tiempo de volver a esa bella relación. 

—Angélica, tengo hambre. 

—Te voy a preparar el café —asiento con la cabeza. 

Escucho el sonido de mi celular, me pongo de pie y voy hacia el mueble (ya que anoche lo dejé ahí), lo agarro y reviso. 

—¿Qué estás haciendo con Maluli? ¿Ya son novios? 

Frunzo el ceño y respondo el mensaje. 

—Yo no he visto a Maluli. 

Espero el mensaje de Majo. 

—Yo tenía que entregarte el sobre del nuevo personaje del juego y Maluli se ofreció a llevártelo hace más de media hora. Si Maluli no está contigo, ¿dónde está? 

Si ella vino quien la recibió fue Angélica. Camino a pasos rápido hacia la cocina y ella me da una sonrisa. 

—Tu café. 

—¿Maluli vino? —ella se queda en silencio y mueve sus dedos. La conozco bien y eso es señal de nerviosismo—. ¿Qué le dijiste Angélica? —no dice nada—. ¡¡Responde!! 

—Gus, me gritaste. 

—¿Qué le dijiste a Maluli? ¡Responde porque estoy perdiendo la paciencia! 

—Le dije que tú y yo no habíamos reconciliado —aprieto mi teléfono con fuerza. 

—¿Por qué sé lo dijiste si no es cierto? 

—Porque sé que ella es la te gusta, y no puedo permitir que alguien más robe tu corazón. 

—¡Ya me cansé! Te he dicho que tú y yo ya no somos nada. Trate de llevar bien nuestra relación como amigos, pero tú no colaboraste. Angélica, corto todos lazos contigo, no quiero tu amistad, no quiero nada de ti. 

—No me hagas esto Gustavo, yo lo hice porque te amo.


—¡¡Pero yo no!! ¡¡Te amé en su tiempo, pero ya no!! ¡¡Entiende que no te amo!! 

—¡¡Nunca me amaste Gustavo!! ¡¡Ni siquiera me insististe para que no me fuera!! —exclama entre lágrimas. 

—¡Porque te amaba te dejé ir! Porque quería que cumpliera tus sueños, no quería ser un obstáculo en tu vida. 

—¡¡Debiste insistirme, debiste detenerme, no debiste permitir que me fuera!! Me arrepiento de haberme ido de tu lado, Gustavo volvamos. 

—¡¡Yo ya no te amo, entiende eso!! 

—Pero yo si, y si me amaste antes puedes volver a hacerlo. 

—Ya no puedo. Lo de nosotros acabó hace seis años, vete de mi departamento, no quiero verte. 

Me doy la vuelta. Siento como agarrando mi brazo. 

—¡Gus! Sé que no debí mentir, pero no me alejes de ti. 

—Angélica, le mentiste a la mujer que amo y tu mentira me puede alejar de Maluli. Si quiero ser feliz con ella tengo que alejarte de mi vida, porque tú serás un gran problema en mi relación. Quiero que te vayas ya, no obligues a sacarte por las malas... Angélica, no me vuelvas a buscar nunca. 

Me suelto de su agarre y camino hacia mi habitación, tengo que vestirme e ir a buscar a Maluli, tengo que explicarle antes de que sea muy tarde. 

MALULI. 

Parezco una muñeca llorona llorando en pleno parque. 

—Toma —alzo mi mirada. 

El profesor Óscar se acerca y limpia mis lágrimas con el pañuelo. 

—Siempre has sido frágil, pero nunca pensé en verte llorar. ¿Por qué lloras? 

—No estoy llorando, solo me calló polvo en los ojos —escucho su suave risa. 

—Maluli —es la primera vez que me llama así—, confía en mí y cuéntame. 

—Me calló polvo en los ojos. 

—Guardarse las cosas suele ser más dolorosa. Somos amigos así que dime... ¿Acaso pelearte con tu novio? 

—No tengo novio 

—Supuse que tenías, eres una chica linda y debes tener mucho pretendiente. 

Yo quiero tener pretendiente, yo quiero tener a Gustavo. 

—No tengo y tampoco quiero tener. 

—Eso me huele a que estás llorando por alguien —suelta un suspiro—. Maluli, no llores por alguien que no te merece, recuerda que alrededor hay muchas personas que te aman y deberían tener tu atención. 

Lo miro y él me mira fijamente. Él se va acercando a mí. 

—No llores por un tonto que no te quiere, si me das una oportunidad yo te puedo hacer feliz —abro mis ojos como platos por lo que acabó de decir. 

Él se acerca más a mí y mi cuerpo está como paralizado y no sé por qué, pero siento como si mi cuerpo reprimiera algo. 

—Maluli. 

El profesor Óscar se aleja de mí y lentamente miro a Gustavo. 

~cerezos




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