GUSTAVO.
Acaricio su cabello mientras vigilo sus sueños. Se me partió el corazón al verla llorar, su rostro de terror me hizo sentir culpable, pero es que no me pude contener cuando sentir el deseo en su beso, pero su pasado la sigue atormentando.
Yo seré el arcoíris que acabe con la tormenta que le hace daño.
Cierro mis ojos y la acompañó en su sueño.
[***]
—Gustavo —escucho su suave voz y lentamente abro los ojos.
—Dime, mi hermosa obra de arte —acaricio su mejilla.
—Quiero contarte lo que me pasó.
—Te escucho mi amor.
—Cuando tenía 14 años —su voz se quiebra.
—Si no te sientes lista puedes contarme otro día.
—Quiero hacerlo hoy.
—Está bien.
—En la preparatoria se celebraba el día de la lectura, era alrededor de las siete, yo estaba con Majo, ya que Mafer estaba con el periodo y Maru con gripe y no pudieron asistir; todo iba bien, pero el cielo se puso más oscuro entonces Majo desapareció. Yo estaba asustada y comencé a buscarla, fue entonces que recibí una llamada de ella diciéndome donde estaba, su voz estaba llorosa por lo que fui rápidamente hacia donde me había citado. Al llegar a ese lugar la encontré amarrada y procedí a soltarla, cuando lo hice tres hombres aparecieron con sus rostros cubiertos y sin inmutar una palabra...
Limpio las lágrimas que resbala por su tersa piel.
—Uno de esos hombres se me acercó y apretó mi mandíbula con fuerza; yo abofeteé su mano y me alejé, entonces el intento agarrar a Majo y yo me metí..., le dije a Majo que se fuera, pero ella no quiso, saque valentía donde no la tenía y mordí la mano de tipo, aproveche su descuido y agarre a Majo llevándomela a rastra, pero esos tipos nos siguieron. Yo le pedí a Majo que buscará ayuda, pero ella no quería dejarme sola, entonces le pegue una cachetada y la obligue a que se fuera mientras yo los retenía; Majo huyo y yo corrí los más que pude, pero me atraparon. Dos de ellos me sostuvieron de las manos... mientras el otro me besaba, y rompía mi ropa hasta logra su hazaña de abusar de mí... Fue horrible sentir como se movía tan bruscamente, mi entrepierna dolía y sentía que me desgarraban por dentro, yo gritaba por ayuda, pero nadie llego a salvarme, mientras ese tipo abusaba de mí; los otros dos miserables se reían de mi desgracia. Después tal asquerosidad ese hombre me golpeó, y lo último que escuché ante de quedar inconsciente fue el sonido de la policía —sus ojos parecen una fuente de agua.
—Cuando desperté en el hospital sentí un dolor inmenso en todo mi cuerpo, me sentía sucia y destrozada. Mi padre quiso abrazarme, pero lo único que recibió de mí fue rechazo, y con asco le grite que no me tocara, entonces mi mente recordó todo lo que me hicieron y llore y llore hasta desmayarme. Desde esa noche todo cambio, le tuve miedo y repugnancia a los hombres, y eso incluía a mi propio padre; no quería que nadie se me acercara, me encerré en un capullo de tristeza y me quedé ahí; no quise salir por temor a ser lastimada de nuevo. Entonces llegaste tú y me liberaste de ese encierro, pero ese recuerdo me sigue atormentando, y no deja ser completamente feliz.
Ella toca mi mejilla y desliza sus finos dedos en mi piel.
—Te amo Gustavo, y tengo miedo de que mi pasado... complique todo.
—Te amo Maluli, y estaré contigo a pesar de todo, yo te cuidaré y te protegeré, nadie te hará daño porque yo jamás lo permitiré; y tu pasado no lo puedo borrar, pero puedo hacer que te olvides de el con amor.
—Gracias, muchas gracias por estar conmigo —dice en sollozos.
Me duele verla tan frágil.
—Tranquila mi hermosa obra de arte, tu señor corazón está contigo.
La abrazo y acaricio su cabello, hasta que se calme.
Han pasado algunos minutos, pero ya no la escucho llorar.
—Gustavo.
—Dime.
—Ya es tarde.
Miro hacia la ventana y el cielo ya está oscuro.
—No creo que sean tan tarde.
—No quiero irme, pero tengo que regresar a casa —manifiesta.
—Quédate conmigo por esta noche —propongo.
—Pero papá.
—Hablaré con él.
—Está bien, pero quedémonos abrazado otro ratito más.
—Sí.
[***]
—Llama a papá, yo me daré un baño —me dice con media sonrisa.
—Okey.
—¿Me puedes presta algo de ropa?
—Claro.
Me pongo de pie y camino hacia mi ropero, saco un conjunto de dormir (que no uso porque me queda muy pequeño) que consta de un pantalón pijama corto y una camisa.
—Toma.
—Gracias de nuevo.
—No hay de qué... iré a llamar a tu papá.
Ella asiente y se pone de pie y camina hacia el baño. Agarro mi celular y salgo de la habitación, y procedo llamo al señor Mario.
Inicio de llamada.
—Hola, ¿y Maluli?
—Ella se quedará esta noche conmigo.
—Oye, ella no puede quedarse a dormir contigo, solo son novios.
—Ella tuvo un ataque de pánico, y no creo que sea conveniente que la deje sola.
—¿Pero ella está bien? —pregunta con preocupación.
—Si, ella ya se siente mejor.
—Siendo así lo mejor es que se quede contigo, cuídala mucho.
—Lo haré... descansé señor Mario.
—Igualmente.
Fin de llamada.
Regreso a la habitación, me pongo una camisa y camino hacia la cocina a preparar la cena.
MALULI.
Sincerarme con Gustavo y contarle lo que pasó esa noche me hizo sentir poco mejor. Doblo mi ropa y salgo del baño.
Gustavo no está en la habitación así que voy a la sala, escucho sonido proveniente de la cocina y voy a ver, veo a Gustavo prepara unos llapingachos (tortilla de papá rellena de queso).
—La cena ya casi esta —me dice con una bella sonrisa.
—Huele rico.
—Esto me quedan muy bien.
—Ya quiero probarlo. Gustavo..., ¿dónde está la lavadora?
—Está al lado del área de pintura.
—Bien, ya vengo.
—No demores.
—No lo haré.
Caminos a pasos rápidos a el área de lavado, abro la puerta e ingreso, prendo la lavadora, pongo mi ropa y dejo que la lavadora haga su trabajo.
La lavadora termina de lavar y meto mi ropa a la secadora, espero los minutos que demora en secar, retiro mi ropa y la dejo en el tendedero.
Voy al comedor y justamente termina de servir la mesa.
—Su cena está lista.
Suelto una sonrisa y me siento a su lado.
—Vamos a probarla.
Le doy una mordida y disfruto lo delicioso que está.
—¿Hay algo que no sepas cocinar?
—Uhmm, los caldos, es lo único que nunca aprendí.
—Un día intenté hacer uno y según yo "estaba bien de sal" y el resultado final salo incomible —él ríe.
—Lo mismo me pasaba, pero mamá me explicó en por qué me quedaba salado e igual me rendí con los caldos.
—Es que es complicado, tienes que echarle un poquito de sal y cuando seca queda bien de sabor, pero a mí me seguía quedando salado y nunca terminé de aprender.
—Tenemos que aprender.
—Si, pero después.
Él me mira fijamente y eso me pone nerviosa.
—¿Sucede algo?
—No, ¿por qué?
—Es que me miras fijamente y me pones nerviosa —digo un poco apenada.
—Es que he descubierto un nuevo hobby
—¿Nuevo?
—Me gusta mirar cada detalle de ti.
—Eh... ten piedad de mi corazón.
Reímos y poco a poquito nos vamos acercando hasta rozar nuestros labios y fundirnos en un maravilloso beso.
[***]
GUSTAVO.
Termina el capítulo del k-drama y le pongo pausa, agarro el cojín y tomo la cabeza de Maluli con cuidado y lentamente me aparto, pongo el cojín como reemplazo de mis piernas.
Después de lavar los platos decidimos ver algo de televisión, ella quiso ver una novela coreana que se llama "Goblin" y en trascurso se quedó dormida.
Apago la televisión y me acerco a ella, la tomo entre mis brazos y la llevo a mi habitación, la acomodo y me acomodo yo también; me pongo de lado y la contemplo dormir. Llevo mi mano a su rostro y lo acaricio.
Quisiera saber quien fue el que te hizo daño, quien se atrevió a hacerle tal maldad a un ángel como tú. Maluli, no creo que esa violación haya sido una simple coincidencia, todo fue planeado por alguien, y utilizaron a Majo para dar contigo.
Le doy un beso en la mejilla y a mi mente viene las palabras que decía entre lágrimas. Cuando ella me estaba contando lo que le ocurrió pude darme cuenta de que el objetivo siempre fue ella, porque ninguno de los tres hombres siguió a Majo cuando huyó, si no que fueron detrás de ella. Majo solo fue una carnada para atraer a la persona que realmente querían... Maluli.
Estoy seguro de que quien le hizo daño estaba pendiente de todos sus pasos, y sabía que Majo sería fácil de cazar y la usaron, la persona que abuso a Maluli la conocía y no tengo la menor duda que fue alguien de la preparatoria.
MALULI.
El ardor en mi entrepierna me despertó, lentamente abrí los ojos y ese animal se puso de pie y su miembro colgaba, se subió el pantalón y... una mancha negra... y...
Abro los ojos incorporándome de un solo movimiento, miro a un lado y Gustavo me mira con preocupación.
—Maluli...
—Una mancha negra —digo con mi respiración pesada.
Gustavo me abraza.
—¿Qué mancha?
—Ese ser repugnante que abuso de mí, tenía una mancha negra en forma de algo en la cadera; en el lado derecho.
—No creo que sea una mancha, más bien creo que sea un tatuaje.
—No sé, pero vi eso en mi sueño.
—Cuando paso eso, la policía ¿qué hizo?
—Investigaron, pero no encontraron pruebas que llevarán al violador, entonces pedí que pararan la investigación, ya que no quería saber nada de esa maldita noche.
—Tranquila.
Abrazo fuertemente a Gustavo y poco a poco mi corazón se llena de sosiego.
—¿Vas a la universidad?
—No. Yo me quiero quedar contigo.
—Está bien, nos quedaremos juntos.
Ni una mujer merece ser víctima de un acto tan horripilante como lo es una violación, eso nos marca para siempre y es tan difícil olvidar como te tocaron mientras gritabas que no lo hicieran... Admiro a las personas que siguen su vida después de ese doloroso momento.
Yo estoy intentando olvidar ese pasado, pero soy muy frágil emocionalmente y me está costando un poco; pero tengo un novio maravilloso que ha sido un pilar muy importante en mi vida, y el cual amo demasiado.
5/7 💜
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Editado: 25.02.2022