GUSTAVO.
He comprendido sus palabras, sé que quiere hacer el amor.
—¿Qué te parece si lo intentamos mañana?
—¿Por qué no hoy?
—Quiero hacer de este momento algo muy agradable para ti, y que te sientas muy cómoda.
—Está bien... ¿Nos vamos a cuidar?
—Quiero sin barrera, y sé que todavía no quieres bebe por lo que utilizaremos las pastillas del día después, ¿te parece bien?
—Sí...
Vuelvo a besar su cuello y ella se estremece.
—¿Vamos a dormir?
—Está bien.
Ambos nos ponemos de pie, apago la televisión y llevo mi mano a su cintura.
—Ya quiero que sea mañana —beso la punta de su nariz.
—Yo también.
Alzó su lindo cuerpo, y enrolla sus piernas en mi cadera, y con sus brazos rodea mi cuello. Comienzo a caminar hacia mi habitación.
—¿Nos dormiremos enseguida?
—Puedo ser tu bebé —ella ríe.
—Eres todo en mi vida, Gustavo.
—Llama a emergencias, mi corazón está muriendo de ternura.
—Te amo hasta el infinito y más allá.
—Te amo... también hasta el infinito y más allá.
Nos dejamos caer en la cama, y ella acaricia mi cabello.
—Lléname de caricias y muchos besos.
—También te llenaré de amor.
Nos besamos hambriento el uno del otro, acaricio su cuerpo para que se acostumbre a mí, beso su piel para que reconozca los labios de la persona que la ama y la amara siempre.
MALULI.
Abro mis ojos y Gustavo no está, me siento y limpio mis ojos, me paro e ingreso al baño.
Salgo del baño más decente a como estaba cuando me desperté, voy a la cocina y mi desayuno ya está en la mesa.
—Buenos días.
—Buenos días —rodeo su cuello y lo beso.
—¿Dormiste bien? —pregunta mientras mueve retira las hebras de cabello en mi cara.
—Claro, si dormí junto recibiendo mucho amor.
Nos besamos, y mi cuerpo se estremece al recodar que esta noche seremos uno mismo.
—Esta noche será...
—Nuestra noche.
Lo vuelvo a besar, quiero embriagarme con el sabor de sus dulces labios, para esta noche olvidarme de ese mal recuerdo.
[***]
Después.
Gustavo estaciona y juntos salimos del auto, él rodea mi cintura y me da esa sonrisa que derrite mi corazón.
—Esta noche pasó por ti a las 8.
—Está bien.
Él me da un beso en la punta de mi nariz.
—Te amo, mi hermosa obra de arte.
—Y a ti.
Lo abrazo con toda la fuerza que tengo; hoy estoy nerviosamente feliz.
—Nos vemos luego, tengo que ir a hacer algo.
—Ve con cuidado —nos damos un beso muy ardiente.
Él se va y yo ingreso a casa sin hacer escándalo, voy a mi habitación, ya que no quiero responder preguntas. Abro la puerta y...
—Cuéntanos, ¿qué pasó? —me pregunta Majo.
—Yo no pude dormir toda la noche pensando en ti —manifiesta Maru.
—No pasó nada.
—Si, como no —expresa Majo.
—Es la verdad, solo dormimos en la cama, pero no hemos llegado a ese momento.
—Lo bueno que Gustavo te respeta y entiende —dice Maru y puedo sentir el dolor en sus palabras.
—Tú también encontrarás a un buen chico, a alguien que te tenga pensando todo el día e imaginando tu historia de amor con él.
—No creo que haya alguien que me ayude a superar lo que pase, pero soy feliz con Mario Ángel.
—No te niegues al amor Maru, el amor es maravilloso, cuando la persona correcta aparezca lo sabrás con una sola mirada.
—Mucho amor —dice Majo —. Cuando pase nos tienes que contar —agrega.
Quisiera decirle que ella no nos contó, pero esta Maru.
—Lo haré.
GUSTAVO.
Llego a la florería y compro bastantes flores de lavanda, y unos floreros pequeños para acomodarlas bien. Salgo de la florería y al verla decido ignorarla.
—Gustavo —dice en sollozos.
La ignoro, no quiero que arruine esta noche como lo hizo aquella vez, ingreso a mi auto y me voy.
Ame a Angélica en su tiempo, la quise mucho, pero ya pasó, ambos tomamos camino diferente, ella fue mi primer amor, pero Maluli es el amor de mi vida y eso ella debe entenderlo.
Miro las flores de lavanda y el dulce olor que emana me hace sentir que Maluli está conmigo en este momento.
[***]
MALULI.
En la noche.
No sé que vestido ponerme, estoy entre un blanco, o un lila, ya que es mi color favorito. Me decido por el lila, y comienzo a arreglarme.
Después.
Coloco un poquito de perfume en el vestido, en la piel no porque sé que me besara.
Me doy una mirada en el espejo y si me veo bien, el vestido me queda muy bonito y aunque no tenga maquillaje me veo linda.
Mi celular suena, rápidamente veo quien es y sonrío de oreja a oreja al ver el nombre de Gustavo.
—¿Ya llegué? —escucho el sonido del auto.
—Espérame un ratito.
Ya estoy lista, pero lo haré sufrir diez minutos.
Diez minutos después.
Gustavo me ha enviado más de 100 mensajes, pero lo único que le conteste fue: 'espérame'; creo que él está igual que yo.
Suelto el aire comprimido y procedo a salir de mi habitación.
—Disfruta —dice Majo.
—Me cuenta el chismesito —me dice Maru.
—No lo hagas esperar —dice Maria Gracia.
—Me hacen dar pena.
—Somos confidente, y nos contamos todo así que no sienta pena —dice Maru.
—¡Suerte! —me dicen la tres.
Me voy antes de que me apenen más, bajo las escaleras y salgo de la casa; Gustavo se acerca rápidamente.
—¿Estás bien?
—Si, solo me faltaba arreglarme un poquito, quiero estar muy linda para ti.
Él me rodea mi cintura.
—Te he dicho que soy el hombre más afortunado por tenerte.
—No lo recuerdo —nos reímos.
—¿No vamos?
—Sí.
Caminando hacia el auto e ingresamos, él enciende el auto y nos vamos. Gustavo entrelaza su mano con la mía y la acerca a sus labios besando mi dorso.
[***]
Un cosquilleo agradable aflora en mi interior a cada momento. Llegamos al departamento e ingresamos, lo primero que percibo es el dulce olor a lavanda.
Gustavo prende la luz y mi corazón se derrite de amor, hay un camino que lleva dos lugares al la mesa y a la habitación. El camino está hecho con jarrones pequeños trasparentes y en ellos estás las flores de lavanda, y en también hay amarados unos globos en forma de corazones que dice: 'Te amo'
—¿Espero te guste?
—Me encanta Gustavo... ¿Puedo elegir el camino que quiera?
—Sí.
—Quiero el camino más largo.
Ese camino lleva a la habitación. Él agarra un ramo de flor de lavanda y me la da.
—Para ti, belleza.
—Gracias.
Entrelazamos nuestras manos y caminamos hasta la habitación, la abro y en ella hay pétalo que forma un camino hasta la cama, y en la cama hay un corazón hecho de flores de lavanda.
—Gustavo, es muy bonito.
Muerdo mis labios, siento que estoy en el campo de flores de "San Valentín". Él camina y mis manos me sudan, llegamos cerca de la cama y él toma mi otra mano.
—Te amo Maria Lourdes Castillo.
—También te amo Gustavo Centeno.
Él se acerca a mis labios y me da un tierno beso.
Cortamos lentamente el beso y nos miramos con deseo. Muerdo mi inferior y llevo mi mano a su camisa y procedo a desabrocharla; siento muchas cositas revoloteando en mi estómago cada vez que desabotono la camisa.
Desabrocho el último botón y lo miro, siento una corriente es mi espina dorsal al ver como muerde su labio inferior, retiro su camisa dejándola caer en el suelo y su torso queda completamente desnudo, paso mis dedos por sus brazos, voy subiendo hasta sus hombros, y me deslizo hasta sus pectorales.
Él toma mi rostro entre sus manos y me da un tierno beso en la nariz, lentamente me comienza a dar la vuelta y remueve mi cabello hacia un lado, baja el cierre y sus manos empieza a bajar mi vestido hasta que caiga al piso.
He quedado en ropa interior, él acaricia mi espalda hasta llegar al broche del brasier y los desabrocha, lo retira y lo deja caer al piso. Cierro mis ojos al sentir sus besos en mi hombro, él se pega más a mi cuerpo y siento algo duro chocando con mis nalgas.
—Maluli... —me doy la vuelta.
—Dime, mi corazón —mi voz suena rara.
—Te amo demasiado.
—Yo también te amo, Gustavo.
Toco sus pectorales y lo acaricio, sonrío y beso la parte donde está su corazón.
—Hazme tuya Gustavo.
Él pone las manos en mi cintura, toma mi mejilla y me besa, siento que me derrito como el algodón de azúcar.
—Te voy a hacer el amor, Maluli.
Él me toma entre sus brazos y me lleva a la cama, y me sigue besando, sus dedos viajan por mi cuerpo, y sus labios se desliza por mi cuello. Él se acomoda bien encima de mí y...
¡¡Suéltame!! ¡¡ayuda!! ¡¡para!!
—No tengas miedo, yo jamás te haría daño.
Miro los ojos de Gustavo, y el suave olor a lavanda inunda mis fosas nasales.
—Si quiere pa...
—Sigue Gustavo, esta noche quiera hacer el amor contigo.
Me vuelve a besar; él es tan dulce aunque debe ser difícil para él. Gustavo besa y acaricia cada rincón de mi cuerpo, borrando esa asquerosa mancha.
Él comienza a bajar mi braga y mis piernas me tiemblan.
—Tranquila, solo somos tú y yo —dice y termina de sacar mi braga quedando desnuda ante esa hermosa mirada miel.
Él comienza a desnudarse y cuidadosamente abre mis piernas y pasa sus dedos haciéndome jadear; él me da una sonrisa y se acomoda en medio de mis piernas.
—Mírame Maluli.
Lo miro y él toma mi mano.
—Solo piensa en mí, solo en mí —pide.
—Lo haré.
Mi mente se llena de todos los recuerdos que tengo con él, puros recuerdos lindos y llenos de amor. Siento algo tibio en mi entrada.
—Soy Gustavo, el hombre que tú amas y te ama.
Él va ingresando con delicadeza, y siento un ligero dolor.
¡¡Para...!! Soy Gustavo, te amo mi hermosa obra de arte, el señor corazón corresponde a tu amor; no tengas miedo, yo jamás te haría daño; solo piensa en mí, solo en mí; tranquila, solo somos tú y yo; te voy a hacer el amor, Maluli.
—Gustavo —jadeo al sentirlo por completo.
Mi pulso se acelera; mi corazón se siente de una manera inefable. Gustavo se acerca a mí sin salirse de mi cuerpo.
—Hemos avanzado mucho.
—Sí —digo con una sonrisa.
—Te amo, Maluli.
—Te amo, Gustavo.
Él me da un beso tierno, y entrelaza sus manos con las mías; suavemente se comienza a mover, y se siente muy bien, todo es tan diferente... No siento que me desgarran por dentro, no siento dolor, no siento asco, ni siento tristeza; siento amor, felicidad y mucho deseo.
Siento las lágrimas rodar por mis mejillas, y Gustavo se detiene.
—Maluli —escucho preocupación en su voz.
—No estoy llorando de tristeza Gustavo, estoy llorando de felicidad, porque esto es maravilloso y no es horrible como esa noche.
—Olvídate de esa noche... En esta noche solo estamos tú y yo, y nos estamos entregando en cuerpo y alma.
—Gracias por este momento.
—Todavía no ha terminado, recién estamos empezando, amor.
Me besa y esta vez con frenesí, su movimiento son un poco más rápido y mi cuerpo los acepta porque lo desea.
Inconscientemente, mi cadera se mueve y eso le gusta a Gustavo porque sus movimientos son más ágiles. Acaricio su cuerpo y él el mío, entregándonos a nuestro deseo y amor.
Al fin mi cuerpo abandonó ese miedo, y dejo que Gustavo se adueñara de él; siento muchas cosas que no puedo explicarla con palabras, pero mis gestos y acciones hablan por mí.
—Maluli —gruñe mi nombre.
Es difícil olvidar eso que te lastimó tanto, porque aparece en tus sueños y te recuerda el dolor que sentiste, por más que trates de huir la lluvia del dolor te sigue mojando, y el temor de que se vuelva a repetir comienza a formar una tormenta oscura donde te es difícil salir. La tormenta suele ser duradera, pero siempre encontrarás un rayo de luz; con que ese rayo de luz se encuentre con una de tus lágrimas es suficiente para que aparezca un brillante arcoíris... Y luego, un sol resplandeciente saldrá, y su calidez envolverá tu corazón... Entonces te darás cuenta de que has vuelto a sonreír de nuevo.
Mi ritmo cardíaco se acelera, y un arcoíris de emociones se comienza a formar en mi interior. El rojo, el amor y el deseo; el naranja, la alegría; el amarillo, el cariño y la calidez, el verde, la tranquilidad; el celeste, la ternura y dulzura; el azul, la confianza y la libertad; y el morado, la delicadeza.
—¡Gustavo! —siento una maravillosa explosión más conocida como placer.
He sido liberada de todo mis temores con amor, cariño, y paciencia; me he entregado al amor de mi vida, y ha sido una de las mejores experiencias que he tenido a su lado... Al fin soy libre de la tormenta.
Talvez quería más explícito, pero no soy buena y no me siento muy cómoda escribiendo ese tipo de escena; a mí me gusta más el romance. Espero les haya gustado el capítulo... y, pues, el maratón acabó.
7/7💜
~cerezos ★
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Editado: 25.02.2022