Señor Corazón [serie Las Marías #2]

Capítulo 22. Presentimiento.

Siento un peso en mi cintura, sonrío y abro lentamente mis ojos. Llevo mi mano a su mejilla y la acaricio con delicadeza. 

Maluli..., ¡Gustavo! ..., te amo..., y yo a ti.

Comienzo a moverme despacio y logro salir sin despertarlo. Camino hacia el baño y me arreglo un poco. Muerdo mis labios al verme en el espejo, su camisa me queda muy bien. 

Salgo del baño y voy a la cocina. Abro el refrigerador y al ver el frasco de miel se ha ocurrido algo. Agarro todos los ingredientes necesarios para hacer unos panqueques. 

GUSTAVO.

Abro mis ojos con la emoción de verla y no está. Espero y no se haya ido. Me pongo de pie y al ver su ropa me alivio. La busco en el baño, y como no está voy a la sala y mis oídos se percata de la melodía que proviene de la cocina. 

—"Tú eres mi persona favorita
Y aunque no siempre lo ando diciendo
Es buen momento decirte que te quiero
Decirte que te quiero
Apareciste justamente
Cuando ya estaba listo para quererte
Y después de todo te fui a encontrar" 

Me deleito viéndola cantar con la cuchara; y no lo hace nada mal, su voz es bonita. Ella remueve su cabello, y sigue cantando. 

—"Y ya eres mi persona favorita
Cada minuto a tu lado es genial
Y no hay nadie en el mudo mundial
Que ame más que estar contigo
Cada momento lo haces especial" 

Ella mueve un poco su cuerpo y mi camisa reluce en ella. Se ve encantadora. Camino hacia mi hermosa novia. 

—"Tú eres mi persona favorita
Y aunque no siempre lo ando diciendo
Es buen momento decirte que te quiero, te quiero y siempre así será
Y siempre así será, y siempre así será" 

—También te quiero —digo mientras la abrazo por detrás. 

—Me asusté. 

Ella apaga la cocina y, también le pone pausa a la música. 

—¿Mucho o poco? 

—Poco. 

Ella se remueve en mis brazos hasta quedar frente a mí. 

—Buenos días —dice con su habitual sonrisa. 

—Buenos días —pongo un mechón de cabello tras de su oreja. 

Ella me recorre con la mirada, y vuelve a mirarme. 

—¿Andas modelando? —pregunta con una sonrisa. 

—Si, y es exclusivo para ti. 

Por buscarla me olvidé de ponerme un una pantaloneta, y solo ando en bóxer. 

—Que buen servicio. 

Reímos. 

—Tengo mucha hambre. 

—Ya está el desayuno. Siéntate que ya te sirvo. 

—Sí. 

Recuerdo todo lo que hicimos y saboreo mis labios. Ya quiero tenerla de nuevo entre mis brazos. 

—¿Te gusta el arándano? 

—Sí. 

—Que bueno —ella me da el plato de panqueque con arándano, miel y otros pedazos de frutas—. Disfrútalo. 

—Me encanta la comida hecha por ti, es mi favorita. 

Ella se me acerca y besa mis labios. 

—Te amo mucho... —muerde sus labios—. Lo de anoche estuvo increíble —manifiesta. 

Sonrío de lado. 

—Amo tu comida, pero podemos dejarla en segundo plano. 

—Para ti no hay un no. 

Dejo los panqueques a un lado, me pongo de pie, rodeo su cintura y la alzo. Ella rodea mi cadera con sus piernas, y mi cuello con sus brazos. 

—Gracias por ayudarme a superar esa noche. 

—Eres muy valiente Maluli, me siento muy orgulloso de ti, mi hermosa obra de arte. 

Nos besamos, y como conozco mi departamento no es preciso ver para saber el camino a mi habitación. 

Al fin Maluli es libre de ese dolor que la atormentó por muchos años. Ella ya puede volar sin miedo, y ya nadie le hará daño, porque estoy yo para protegerla. 

Con cuidado desciendo mi cuerpo hasta llegar a la cama. Corto el beso y la miro. 

—Te amo. 

Ella me sonríe muy feliz. 

—También te amo. 

La beso. No fue fácil el camino para llegar a consumar nuestro amor; el miedo nos acompañó, pero lo pudimos vencer con el cariño, el respeto y la confianza, que nos ha ayudado a tener una bella relación que perdurará por siempre. 

[***] 

MALULI.

—Ayúdame con el cierre. 

Gustavo sube el cierre de mi vestido, y deja un beso en mi hombro. 

—No te vayas —me abraza. 

—Tengo que hacerlo —me doy la vuelta y lo abrazo—. Papá debe estar esperándome, ya que no llegue a dormir y no le avise que me quedaría. 

—Cierto... Lo he olvidado. 

Lo miro curiosa. Él deja de abrazarme y camina hasta el buró y saca una pastilla. 

—Dijiste que querías cuidarte, pero si cambiaste de idea no pasa nada. 

Me entrega la pastilla y me mira fijamente poniéndome nerviosa. 

—Por ahora nos cuidaremos, cuando termine mis estudios tendré todos los hijos que quieras. 

Él lleva la mano a mi cabello y lo acaricia.—Respeto tu decisión —me da una sonrisa cálida. 

Lo abrazo y él corresponde. Desde que llegó a mi vida todo cambió para bien. 

NARRADOR.

Apretó su mano con fuerza de la rabia al verlo tan juntos, e intuyó lo que había pasado entre ellos. Los celos lo embriagaron y pegó un golpe al volante del coraje. Agarro la foto de Maluli y la miró todo obsesionado. 

—Debí de haber actuado desde el inicio. Dejé perder mucho tiempo y ahora sus sucias manos te han tocado mi amor, pero tranquila, sé que estás confundida y crees amarlo, pero yo haré que te olvides de él, y me ames como te amo yo. 

Besó la foto, y la guardó con delicadeza. Miró al auto blanco perderse en el camino y se marchó a su casa, donde planteará su segundo encuentro con ella. 

—Volverás a ser mía, Maluli. 

MALULI.

—Esta noche vendré a visitarte —susurra sobre mis labios. 

—Te prepararé algo delicioso —manifiesto. 

—¿No te cansas de enamorarme? 

—No. 

Reímos. 

—Saludaré a mi suegro. 

No creo que sea bueno que Gustavo ingrese a casa, estoy segura de que papá lo va a interrogar. 

—Hay un agente del FBI en casa, te recomiendo no entrar —él ríe a carcajada. 

—¿Así que agente?... Por ahora te tomaré la palabra, pero más tarde si ingreso, así me toque dar el interrogatorio. 

—Está bien. 

—Ten un lindo día, y no dejes de pensar en mí. 

—Igualmente. 

Nos damos un beso de despedida. Ingreso a casa y él se va. Camino despacio para no hacer ruido, pero papá está es la escalera con los brazos cruzados. 

—Son 10 de la mañana, ¿estás son horas de llegar, Maria Lourdes Castillo? 

Yo creí que después de hacer el amor con Gustavo regresaría a casa, pero una cosa llevo a la otra y recién llego. 

—Eh... Me quedé dormida, y me olvidé de avisarte papá. 

Ni modo que le diga lo que hice toda la noche. 

—Sé que estás segura con Gustavo, pero igual debiste avisarme. 

—La próxima vez no lo olvidaré. 

—Eso espero. 

Él me da un beso en la frente, y se va al despacho. Subo las escaleras a pasos rápidos y voy a mi habitación. Abro la puerta y mis hermanas junto a Maria Gracia me dan una sonrisa. 

—Cuéntanos el chisme —pide Majo. 

Suelto una sonrisa, camino hasta mi cama y me siento. Ellas se sienta a mi lado y comienza el interrogatorio. 

[***] 

GUSTAVO. 

Sigo en mi búsqueda del culpable de la violación de Maluli. No descansaré hasta ver a ese hombre tras las rejas. 

Tocan el timbre, me pongo de pie y voy hacia la puerta y la abro. Al ver quien es trato de cerrarla, pero ella mete su mano y para no lastimarla me detengo. 

—Hablemos —su voz suena entrecortada. 

Cierro los ojos y suelto un suspiro. 

—No tienes mucho tiempo. 

Ella ingresa y cierro la puerta. Ella me mira y sus lágrimas comienza a aparecer. No me gusta verla llorar, por lo que procedo a limpiar sus lágrimas. 

—Lo siento... Yo fui muy egoísta y solo pensé en mí, y no pensé en tus sentimientos. 

Sé lo que está pasando, yo también sufrí cunado nuestra relación terminó. Pero ya no podemos estar juntos, ya siento amor hacia ella. 

—Angélica, ya es hora de que te olvides de mí, pero en los temas amorosos. 

Ella lleva la mano a mi mejilla y la acaricia. 

—Nunca debí irme, pero ya no puedo hacer nada. Tu corazón ya ama a alguien más, ya no soy la dueña de el.... Ya no tengo tu amor, y tengo que aceptar eso... Cuando regrese y te vi soltero, me sentí muy feliz porque supuse que tendría una oportunidad contigo, pero ya estaba ella en tu vida... Quiero que seas feliz, porque eres un hombre maravilloso, con un corazón inigualable... Fui muy afortunada al haber sido tu novia, y de haber aprendido muchas cosas contigo. Gracias por todos los momentos lindos que me diste, gracias por ese amor y cariño que me brindaste y por estar conmigo cuando más te necesite —ella se rompe en llanto—. Te voy a amar siempre Gustavo, siempre estará en mi corazón, como mi gran amor... Sé que ella te hará muy feliz, te ama demasiado y es alguien muy digna de ti. Sé muy, pero muy feliz, Gustavo. 

Mi corazón se estruja al verla tan mal, la abrazo tratando de consolar su dolor. Ella y yo vivimos bonitos momentos, tenemos muchos recuerdos de aquel amor de adolescencia, recuerdo que llevaremos siempre en nuestros corazones. Ya no la amo, pero siento un gran cariño por ella. 

—Te amo, Gustavo. 

—Es hora de que me veas como un amigo. 

—Trabajaré en eso, aunque es algo difícil. 

Ella se separa de mí y limpia sus lágrimas, y me mira. 

—Quería irme estando bien contigo. 

—¿Irte? 

—Sí... Seguiré mis sueños, pero sin ti... Espero en el camino encontrar a alguien que sea ese complemento que necesito en mi vida, alguien que me haga volver a amar, con la misma intensidad con la que te amo... Aunque, no creo que alguien te pueda arrancar de mi corazón por completo. 

—Lo habrá. Llegará esa persona que te haga olvidar de mí. 

—Eso espero... Te deseo lo mejor del mundo. 

Ella se me acerca, y me da un beso en la mejilla. 

—Me voy feliz, Gustavo. 

—¿Cuándo te vas? 

—Me reservo esa información. 

Quería irla a despedir al aeropuerto, pero supongo que es lo mejor que no haga eso. 

—Sé feliz, Angélica. 

—Lo seré... Hasta luego, Gustavo. 

Ella se da la vuelta y se va. Espero que Angélica se vuelva a enamorar y sea feliz como lo soy yo con Maluli. 

Camino hasta el mueble, me siento y agarro mi laptop para seguir en mi búsqueda. Tomo los documentos y reviso los últimos que me quedan. Frunzo mi ceño al ver una cara conocida entre los profesores. 

—Óscar Joaquín Ferrete Lozano, docente de la asignatura Historia y sociedad. 

Aprieto la hoja con fuerza. Tengo el presentimiento que Óscar fue quien abuso de Maluli.


Disculpen la demora :(

~cerezos ★




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