Señor Corazón [serie Las Marías #2]

Capítulo 26. Pesadilla.

MALULI.

Llego al hospital y al primero que veo es a Mael, y me le acerco. 

—¡Llévame con él! —pido entre lágrimas. 

—Está en quirófano. 

—¿Es grave? 

—El doctor nos dijo que no es nada de lo que se deba preocupar, solo son unas pequeñas lesiones causadas por el impacto, pero afortunadamente se puede recuperar —comenta Ismael. 

Siento mi alma aliviada un poco. 

—¿Qué lo que pasó? 

—Siguen investigando, pero lo poco que se sabe es que perdió el control del auto por motivo que no tenía freno... Gustavo por suerte chocó contra un árbol, lo que no provocó mucho daño en él... Pero para saber con exactitud lo ocurrido hay que esperar que salga del quirófano y despierte. 

Sentí que mi alma abandonaba mi cuerpo cuando Ismael contesto la llamada que le hice a Gustavo por motivo de que no llegaba a cenar, él me comentó todo lo ocurrido. Papá me trajo a la carrera porque pensé lo peor, pero es un alivio que esté bien. 

—Tranquila —Mael me abraza y lloro en sus brazos. 

Estoy segura de que le hicieron daño por mi culpa. No soy tonta y sé que al Gustavo estar a mi lado corre peligro; por culpa de ese desgraciado que abusó de mí. 

—Tengo miedo. 

—Él está bien... Deja de llorar, cuando Gustavo este consciente nos matará a Ismael y a mí por no detener tus lágrimas. 

Lloro en silencio mientras los brazos de Mael me consuelan. Siento miedo, angustia y un temor indescriptible por lo que puede cosas inciertas que nos espera. 

ÓSCAR.

El pintorcito para mi desgracia sigue vivo, y tengo que esconderme, ya que la policía debe de estarme buscado. Por ahora me mantendré como las ratas escondidas, después me iré junto a mi mujer... Me llevaré a Maluli lejos, y seremos eternamente felices. 

[***] 

GUSTAVO.

Me remuevo y el dolor en mi cuerpo y rostro me hace abrir los ojos. Por lo que sé ve estoy en el hospital, lo bueno es que sigo vivo, pero adolorido. 

—Gustavo. 

Veo su carta hinchada, seguro debió de estar llorando. 

—Discúlpame por no llegar a cenar y por pegarte un gran susto. 

—No tiene por qué disculparte, fue un accidente, pero lo bueno es que está bien. 

Me trato de sentarme, pero me duele la cabeza y la cara. 

—Despertaste —dice Mael ingresando a la habitación. 

—Ayúdame a sentarme. 

Él me ayuda a sentarme, pero me duele es absolutamente todo. Sufrir de un accidente (bueno, atentado) duele mucho. 

—¿Qué me hicieron? Mi nariz duele un montón. 

—Tuviste pequeñas lesiones y la más grande fue la nariz, te la fracturaste y tuvieron que operarte. 

—Entiendo, lo bueno es que se va a ver quedar más bonitas —miro a Maluli y sus ojos están lleno de lágrimas—. Maluli, deja de llorar, estoy vivo... Mejor consiénteme. 

Ella se me acerca y me abraza con mucho cuidado. 

—Te amo demasiado, y me duele verte así. 

—También te amo, y me duele más verte triste que los golpes que tengo. 

Se le escapa un quejido, y deja de abrazarme para mirarme. 

—Te paso esto por mi culpa... Yo soy la culpable de que te quieran hacer daño. 

—No. 

—No me mientas... 

—¡¡Gustavo!! —exclama mi madre llena de preocupación. 

Mi madre se acerca a mí, y Maluli se va junto a Mael para darle más espacio a mamá. 

—Mi amor ¿te sientas bien? —acaricia mis mejillas 

—Si estoy bien. 

—¿Cómo fue que pasó? —pregunta preocupada. 

—El auto tuvo fallas. 

No quiero asustarla. 

—Pero si todo estaba bien, llevaste a Javier al departamento, ¿cómo pudo tener fallas a último momento? 

—Son cosas que pasan... Ya no hablemos de eso, estoy muy cansado. 

Adoro a mi madre, pero no quiero que involucrará en esta situación. 

—Me quedaré contigo. 

—¿Y Javier? 

—Aquí estoy —lo miro y a su lado está el señor Mario—. Gustavo, que bueno que estás vivo —me río, pero hasta las costillas me duele. 

—Pensé que me abrazarías, o ibas a llorar al verme bien. 

—¿Por qué lloraría? —él camina hacía a mí —. No te has muerto para llorarte, aun así tampoco lo haría porque odio llorar en público —llega a la cama —. ¿Puedes agacharte un poquito? 

—No puede por la nariz —comenta Mael. 

—Entonces ayúdame a sentarme en la cama, ya que no alcanzo, por favor —le pide de buena manera. 

Mael lo ayuda a sentarse cerca de mí y sus ojos se clavan en mi rostro. Él frunce el ceño y... 

—¡¡Auch!! 

—¡¡Javier!! —exclaman todo al ver el golpe que me ha dado en la barriga. 

—Oye... —me abraza. 

—Eres un tonto y me caes mal por hacerme asustar. Me imaginé muchas cosas. 

Es la primera vez que me abraza, valió la pena el golpe. Correspondo a su abrazo y casi seguido se aleja de mí. 

—Que bueno que estés bien —dice y se baja de la cama para irse a sentar al mueble como si nada hubiera pasado. 

—Es un alivio saber que no pasó a mayores —manifiesta el señor Mario. 

—Sí. 

Miro a Maluli, ella no está bien, su rostro me lo dice. Tendré que decirle absolutamente todo. 

[***] 

MALULI.

Tras la insistencia de Gustavo la señora Wendy se va junto Javier, ya que es de madrugada. Papá también se va y Mael me deja a solas con Gustavo. 

—Ven. 

Me acerco a él. Gustavo se mueve un poco haciéndome espacio para que me siente en la cama. 

—Maluli, no te sientas culpable por lo ocurrido... —él me mira pensativo —Tengo que confesar que no fue un accidente, ha sido un atentado. 

Mi corazón se encoge del dolor, todo ocurrió por mi culpa. Bajo la mirada, pero él toma mi rostro entre sus manos y me hace mirarlo. 

—Maluli, no te lo quería decir por qué quería evitar que huyera, pero él ya sabe todo... Quien te violo esa noche fue Óscar. 

Siento y escucho como si una bomba explotara dentro de mi cabeza causando mucho daño alrededor. 

—No… 

Es imposible que él haya sido, él no sería capaz de tal barbaridad. 

—No tengo las pruebas suficientes para demostrarlo, pero estoy seguro del que él fue que te violo. Ahora ya debe saberlo porque no cabe duda que intento matarme. 

Lindo dibujo.

Me rompo en llanto. Todo fue por mi culpa, él vio el dibujo. 

—Perdóname. 

—No tengo nada que perdonarte. 

—Él se enteró de todo por mi culpa. Lo lamento Gustavo, yo... —me abraza. 

—No es tu culpa. 

—Lo es. Yo he hecho alguno dibujo del tatuaje..., y él vio uno de esos dibujos... Por mi culpa casi te matan. 

—No fue tu culpa, el único culpable aquí es Óscar por ser un depravado. 

Abrazo a Gustavo con fuerza. 

—Si a ti te pasa algo yo jamás me lo perdonaría. 

Lloro de impotencia y angustia. Me duele el corazón demasiado; no solo es lo de Gustavo, el saber que el maldito de esa noche estuvo todo este tiempo cerca y no me di cuenta me hace sentir muy mal, porque no fui capaz de reconocer a mi agresor. 

—No llores por favor —dice con una voz suave y dulce. 

—Tengo miedo. 

—Te voy a proteger. 

—Pero no quiero que por protegerme tú salgas lastimadas. 

—Fue un descuido de mi parte, no volverá a pasar. 

—Te amo, te amo demasiado —no puedo contener las lágrimas. 

—También te amo, mi hermosa obra de arte. 

NARRADOR. 

La policía estaban en búsqueda de Óscar, ya que las cámaras de seguridad del edificio donde vive Gustavo demostraron al rostro del culpable. 

Óscar andaba merodeando cerca, pero en un auto que compro por la izquierda. Él quería a Maluli a su lado y la conseguiría a cualquier costo. 

Gustavo se quedaría en el hospital por dos días. Sus lesiones no eran muy grave, solo tenía que tener un poco de cuidado con la nariz. 

Maluli no quería ir a la universidad, pero Gustavo la convenció de hacerlo. Ismael se encargaba de llevarla y recogerla. Mael y Juan Pablo se turnaban para cuidar a Gustavo, porque temían que Óscar llegara al hospital a hacerle daño. 

Maluli le contó lo ocurrido a su familia, y no podían creer lo que escucharon. Nunca imaginaron que Óscar, que aparentaba ser un buen hombre fuera un ser tan ruin. 

[***] 

Gustavo salió del hospital y por su seguridad no regresaría a su departamento, él se quedaría en la casa de Ismael. Por otro lado, Maluli habló con Gustavo y ella quedaría con él. 

MALULI.

Ismael le abre la puerta a Gustavo y ambos salimos del auto. La casa de Ismael es grande y bonita. Gustavo entrelaza su mano con la mía e ingresamos. 

—Siéntanse con en su casa —dice Ismael con media sonrisa. Aunque, eso fue solo para mí, ya que Gustavo si ha vivido con él. 

En estos últimos dos días he tratado un poco más con él, y es muy agradable. 

—Ismael, ¿puedes traerme agua? —pregunta Gustavo. 

—Si —accede y se va a la cocina. 

—Que bueno que te vas a quedar conmigo —me abraza. 

—Quiero cuidarte y consentirte mucho. 

—Eres mi medicina más efectiva. 

—Te adoro. 

—Te amo. 

Nos abrazamos. No quiero dejar solo a Gustavo en ningún momento, pero por lo de la universidad tendré que hacerlo algunas horas, pero él estará seguro con sus amigos. No quiero que el miserable de Óscar le haga daño. 

Horas más tarde.

Termino de curar la cicatriz en la frente, y las pequeñas que tiene en alguna parte de su rostro. Cierro el alcohol y dejo todo lo que he utilizado a un lado. 

—Listo —acaricio su mejilla y le doy un beso. 

—Gracias. 

—No tienes nada que agradecer —llevo la mano al material duro que tiene en su nariz para moldearla—. ¿Te molesta? 

—Sí... Aunque valdrá la pena para dejar mi nariz perfilada. 

Él lo dice para no hacerme sentir mal. Ya de por sí su nariz era muy linda, y no necesitaba una operación, pero por mi culpa tiene que aguantar dolor, y tiene que andar con ciertas partes de su cara morada. 

—Mi amor, no me ponga esa carita triste. 

—No es fácil. 

Se me acerca, me abraza y yo también. 

—Todo va a estar bien. 

Cierro mis ojos y me acurrucó en su pecho. Hay momento donde uno por más que trata de ser fuerte no puede y se derrumba, esos momentos son muy dolorosos. 

.
.


Alguien me toca, siento asco mucho asco. Esa persona comienza a besarme a la fuerza, abro mis ojos y es Óscar.

—Te extrañé tanto Maluli.

Miedo, terror, angustia y ansiedad, eso es lo que estoy sintiendo.

—¡¡No!!

Comienzo a forzajear para salir de su agarre, pero él me golpea.

—¡¡No, no lo hagas de nuevo!! —pido en un mar de lágrimas.

—Será muy rápido.

—¡¡No!! ¡¡No me toque por favor!!

Comienza a besar mi cuello mientras sostiene mis manos con fuerza.

—¡¡No!! ¡¡Gustavo!! ¡¡Gustavo!!

—Si gritas lo mataré.

Lloro y dejo de forzajear, no quiero que le hagan daño.

—¡¡Suéltala!!

Gustavo agarra a Óscar tirándolo al suelo. Me toma entre sus brazos.

—¡¡Estás bien!!

—Sí.

Se escucha un disparo y el fuerte sonido hace eco en mi cabeza. Alzó mi mirada y de la cabeza de Gustavo ruedan mucha sangra.

—¡¡¡Gustavo!!!

Me despierto sobresaltada, mi respiración está pesada. Miro a mi lado y Gustavo no está, mi pierna tiembla, pero aun así me levanto y salgo corriendo a la habitación de Ismael. 

Toco la puerta continuamente e Ismael la abre. —¡¡Gustavo!! —Siento que mi alma regresa a mi cuerpo al verlo sano y salvo. 

Las lágrimas comienza a escaparse y mi cuerpo tiembla. Corro hacía a él y lo abrazo con fuerza mientras lloro como una muy niña muy asustada. 

—¿Qué te pasó amor? —me abraza. 

—Soñé con Óscar. Él iba a abusar de mí y llegaste tú, lo tiraste al suelo y te acercaste donde estaba yo... y... y...él te disparo en la cabeza y... —un nudo inmenso en mi garganta no me deja hablar. 

—Solo fue un sueño, tranquila. 

—Se sentía tan real, tengo miedo Gustavo. 

Él acaricia mi cabello, 

—Óscar no le hará daño a nadie, mucho menos a ti... Yo tampoco dejaré que me haga daño. 

—Prométeme que no dejaras que Óscar te lastimé. 

—Te lo prometo. Prometo que no me hará daño y no te hará daño a ti. 

—No rompas tu promesa, por favor. 

—No lo haré. 

Quiero despertar de este perturbador sueño, ya no puedo con el miedo y la angustia de que a Gustavo le pase algo. Quiero recuperar toda la paz que tenía con Gustavo, ya no quiero sentimientos negativos en mi vida.




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