Señor Corazón [serie Las Marías #2]

Capítulo 30. ¡¡Si. Si quiero!!

GUSTAVO.

Días después. 

—Gracias a ustedes por su trabajo. 

Miro el anillo con el diamante lila y al lado una mariposa azul. 

—Gracias a usted por su confianza. 

Salgo de la joyería que me recomendó Mael, ya que él le hizo hacer una cadena a Mafer, incluso las alianzas de matrimonio. Ingreso a mi auto y me dirijo a al departamento. Los minutos se hacen largo pero llego. 

Llego al edificio, ingreso al ascensor en cuestión de minutos llego al departamento. Ingreso y el delicioso olor a pasta llega a mis fosas nasales. Pero antes de ir a la cocina me dirijo a la habitación de Javier y guardo el anillo. 

Regreso a la sala y voy a la cocina, la abrazo por detrás y ella se sobresalta. 

—Te extrañé. 

Paso casi siempre con ella, pero igual siempre la extraño cuando no está cerca de mí. 

—Yo también, ¿dónde fuiste? 

—A ayudarle a Ismael con algunas cosas —es una mentira piadosa. 

—Eres una gran amigo... Oye, adivina quien está embarazada. 

—Tú —digo con emoción. 

—No, si yo me cuido. 

—Como a veces los anticonceptivos no son muy seguro. 

—En eso tiene la razón, si no Bárbara no estuviera embarazada. 

—Bár... Bárbara. 

Ella es la pareja del profesor Robert. 

—Así es. 

—Debe de estar feliz, especialmente el profesor Robert, ya que sería su primer hijo. 

—Lo está, incluso adelantaron sus planes de boda. 

—¿Cuándo se casarán? 

—En un mes. 

—Que bueno por ellos. 

—Sí... A pesar de todo ellos son felices, y van a tener su propia familia. 

Por lo que escuché hubo personas que hablaban por la diferencia de edad, pero ellos dos no le tomaron importancia. 

—¿Y nosotros cuando? 

Se da la vuelta. 

—Me falta tres quiquimestre para graduarme, y entonces ya no habrá motivo para cuidarme. 

Apago la cocina y la alzo. Ella abraza mi cadera con sus piernas. 

—¿Dejamos la cena para después? —pregunta con una sonrisa. 

—Sí. 

Me da un beso candente que pone mal. Camino a paso rápido a la habitación y no entregamos al deseo y amor. 

NARRADOR. 

Pasaron las semanas y Gustavo ya había preparado todo para la pedida de mano de Maluli. Él llevó a Maluli a campo de flores donde pasaron su primer "San Valentín" juntos. El día comenzó como un pícnic normal, Maluli solo creía que era cita, no sospechaba que era su pedida de mano. 

El día trascurrido entre risa, beso y cariño. Gustavo estaba un poco nervioso, aunque sabía que le iba a decir que si, pero igual los nervios afloraron en él. 

MALULI.

La alarma del celular de Gustavo suena, él se sienta y la apaga. 

—¿Acaso nos vamos? 

La única alarma que él pone es para levantarse temprano, porque a veces se suele quedar dormido. 

—¿Te quieres ir? 

—No, pero es raro escuchar la alarma. 

—Es que quiero hacer una dinámica contigo. 

—¿Qué cosa? —pregunto con una sonrisa. 

—Te acuerdas de los pendientes que tiene GPS. 

—Si, lo tengo alzados. 

—Yo lo tomé y los dejé en algún lugar de este campo de flores. 

—Uhm... Más o menos voy entendiendo. La dinámica trata de yo encontrar el pendiente. 

—Si, pero no te la voy a poner difícil —me da su celular con la ubicación del pendiente—. Hay una sorpresa. 

—¿Qué es? 

—Algo bonito. 

Talvez sea otro detalle de lo que me suele dar. Pero no sé que será esta vez. 

—Está bien, lo buscaré —me pongo de pie y él también—. ¿Me vas a acompañar? 

—Sí. 

—Ok... Comenzaré mi búsqueda. 

Comienzo a seguir el camino que me marca de GPS. El campo de flor de lavanda es bastante grande, pero yo soy buena caminando. Miro a Gustavo y él va muy tranquilo, pero me parece raro que no esté caminando a mi lado (siempre camina a mi lado), sino que esta atrás de mí. 

Él me sonríe así que sigo caminando. A los lejos puedo ver un árbol, acelero más mis pasos y el tucutún tucutún tucutún de mi corazón es muy rápido. 

Llego al árbol y vuelvo a mirar a Gustavo y solo se encoge de hombre. Camino hacia el árbol y hay tablero que dice "DAME LA VUELTA" le doy la vuelta al tablero y leo lo que dice. Mi corazón se estruje de la emoción y mis ojos se humedecen hasta hacer lágrimas. 

Hemos pasado momentos de risas, cariño, amor y también hemos pasado por momentos difíciles, pero lo hemos superado juntos.

Maluli, gracias por darle una oportunidad al amor, y por no negarte a amar al señor corazón. Eres muy valiente, y me siento muy orgulloso de ti. No es por presumir, pero soy el hombre más bendecido desde que te conocí.

La verdad es que mientras escribo esto estoy nervioso, e incluso las ideas de mi cabeza se han ido, creo que es normal... Bueno, quiero estar a tu lado siempre, quiero seguir siendo tu arcoíris, tu tranquilidad y tu calidez... Maluli, sé que solo llevamos más de 1 año de relación, pero mi amor por ti es muy grande que el poco tiempo que llevamos juntos (que ha sido maravilloso) no es un motivo para no preguntarte esto:

MI HERMOSA OBRA DE ARTE, ¿TE QUIERES CASAR CONMIGO?

Date la vuelta.

Me doy la vuelta y Gustavo está de rodillas con la cajita del anillo. 

—¿Te quieres casar conmigo? —puedo notar lo ansioso que está por mi respuesta. 

—¡¡Sí. Si quiero!! 

Le doy mi mano y él desliza el anillo (que es hermoso) por mi dedo anular. Se pone de pie, me abraza y me da una vuelta completa. 

—Gracias por decir que sí. 

—Te amo Gustavo. 

—También te amo Maria Lourdes Castillo. 

Sellamos nuestro amor con un grandioso beso. Estoy feliz, muy, pero muy feliz. 

[***] 

NARRADOR. 

La boda de Gustavo y Maluli traían a todos corriendo de un lado para otro, por el hecho de que la boda sería realizada 2 días ante del cumpleaños de Maluli, o sea el 9 de noviembre, y solo tenían pocos meses para organizar todo. 

La amiga de Maluli se casó con su gran amor, no faltaron los rumores, pero a ellos no le importaban, ya que se amaban y esperaban ansioso a su primer hijo. 

Ana por su lado quería arrastrar a Gustavo, puesto que se le adelantó a sus planes, pero aun así estaba muy emocionada por la boda de Maluli. Majo aunque todo podía asistir le deseaba mucha felicidad. 

Los días pasaban y la emoción y nerviosismo acechaba el corazón de Gustavo y Maluli. Mael había pasado por ese momento por lo que le daba consejo a Gustavo, mientras Juan Pablo e Ismael escuchaban. 

Mario estaba lleno de nostalgia, él junto a Maluli fueron a visitar la tumba de Maria Piedad, y pasaron algunos minutos hablando con aquella lápida y no pudieron evitar llorar. Él como padre agradecía a Dios el haber puesto en la vida de sus hijas buenos hombres que la aman sin medida. 

Por otro lado, Maluli estaba con el tema de las damas, el diseño de los vestidos (especialmente el suyo que sería diseñado por ella mismo), el maquillaje, accesorios y peinado que utilizaría el día de su boda. Por suerte estaban sus hermanas, Maria Gracia, sus amigas (Bárbara, Ana y Rosy) y su suegra, que la ayudaba en esos temas. 

Magi y Javier también ayudaban siendo niñeros de Mario Ángel y Matías, pero la que más lo cuidaba y jugaba con ellos era Magi, ya que Javier no tenía mucha paciencia, él solo los veía desde lejos, especialmente a la urraca molestosa. 

[***] 

El gran día de la boda llegó, la boda era estilo campestre, lo que más salía a relucir eran las flores de lavanda, incluso el ramo de Maluli era de esa olorosa flor. 

El vestido de Maluli era sencillo pero elegante, hecho a sus gustos. Las damas de honor utilizaban vestidos lilas. Todos era maravilloso, y los minutos para el gran momento se acercaban. 

Todas las damas se adelantaron quedando solo Maluli y su padre en la casa. Mario se pegó un llanto ante de llevar a Maluli al hermoso lugar que Gustavo busco para celebrar la boda. Los recuerdos amargos de cuando Maluli lo rechazaba por lo que le hicieron invadieron su mente, y lloró al ver que ya nada la atormentaba a su hija, e incluso iba a contraer matrimonio con la persona que la libero de las cadenas del pasado. 

Mario llevó a su hija para entregarle por toda la de la ley a Gustavo. Ninguna palabra podía describir la felicidad que sentía Maluli en ese momento. 

Gustavo estaba ansioso y esperaba a su futura esposa. Al verla quedó encantado, Maluli se veía hermosa con ese vestido blanco, incluso más hermosa que en sus sueños, porque él soñaba con ese gran momento. 

Sus corazones no dejaban de latir aceleradamente, y cada segundo se acercaban más a uno de sus sueños. Mario entregó a Maluli entre lágrimas, y ella también lloró de la felicidad... Porque ese momento era lo que una Maluli de 14 años anhelaba, pero cuando fue violada ese anhelo desapareció. En ese momento solo quería decirle a la Maluli de 14 años que se estaba casando con el amor de su vida. Gustavo la abrazó y limpio sus lágrimas. Él entendía como el corazón de ella se sentía. 

—Hoy comenzamos un nuevo camino Maluli, prometo no soltar tu mano —las lágrimas se le salieron y Maluli la limpió. 

—Gracias por este momento, prometo caminar siempre a tu lado —fueron palabras que gritó su corazón. 

Los más sentimentales de los invitados no pudieron evitar derramar lágrimas, y lo que conocían lo que vivió Maluli se sintieron inmensamente feliz de verla vestida blanco. 

Ambos limpiaron sus lágrimas. Después de tantos momentos difíciles pudieron ver la claridad de un hermoso día. 

La ceremonia empezó, y su amor se sentía en el aire. Los minutos se hicieron largos pero amenos. Dijeron sus votos y hubo lágrimas entre sonrisas; el momento fue increíble y el "sí quiero" fue maravilloso. Legalmente y ante la bendición del sacerdote y de Dios fueron declarados Marido y Mujer; y con un beso le dieron fin a la ceremonia. 

La fiesta se celebraría en el mismo lugar, por lo que dieron inicio a la gran celebración. 

MALULI. 

Legalmente su esposa. Siento que aquella Maluli de 14 años ya es feliz, ya no tiene nada que la tenga penando, ella se ha ido porque ya tiene paz. 

—Mi esposa hermosa —Gustavo me abraza y me da la vuelta—, te amo. 

—Y yo a ti mi corazón —manifiesto rebozando alegría. 

—Esa sonrisa me derrite el corazón. 

—¿Quieres saber quién es el motivo de mi sonrisa? 

—Sí. 

—Es por un chico hermoso, que tiene una sonrisa encantadora y unos ojos color miel que enamoran. Era mi novio, y ahora es mi esposo. 

—Que suertudo es —dice con una sonrisa. 

—Te amo Gustavo, me haces inmensamente feliz. 

—Gracias por permitirme vivir este momento contigo —rodeo cuello. 

—Te amo, te amo, te amo, te amo infinitamente mi corazón. 

—Y yo a ti mi hermosa obra de arte... ahora esposa. 

Acercamos nuestros rostros y nos besamos hasta sin aliento. 

Todo comenzó en un instante, él me salvo y sus ojos miel hicieron perder el miedo. Su amor me liberó, me devolvió la felicidad, y me enseñó el verdadero deseo. Borró con caricia la mancha que me marcaba, y dejo sus huellas y besos impregnados en mi piel. Gustavo, mi esposo, es el hombre que me hizo sentir viva de nuevo, y a mi vida gris él le dio color. 

¡¡Ya estamos cerca del final!!

~cerezos ★




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