Señor Corazón [serie Las Marías #2]

Capítulo 31. Nueva etapa.

NARRADOR. 

Como Maluli seguía en clase no se podían ir de luna de miel a otro país, por lo que solo fueron a Georgia. Pasaron su fin de semana en ese estado y disfrutaron de los lugares que pudieron visitar en su corta estadía. 

Al regresar de su corta luna de miel Gustavo llevó a Maluli a la casa que compró para ella. Maluli quedó enamorada de su casa, y especialmente del jardín donde había flores de lavanda. 

El tiempo pasó y llegaron las vacaciones de Maluli y se fueron por segunda vez a su luna de miel. Todo ese mes de vacaciones la pasaron en Colombia (un país maravilloso). 

Al terminar el mes de luna de miel Maluli no quería regresar, quedó encantado con ese país y en sus viajes futuro volvería a regresar. Maluli se acercaba a una de su más grande metas: graduarse. 

Los meses pasaron y con ellos el gran día de la graduación de Maluli. Ella estaba muy feliz por su logro, y Gustavo se sentía muy orgulloso de ella, incluso había preparado el regalo para ella. 

GUSTAVO.

La chica me entrega la cadena que mande a hacer para Maluli. Veo el dije, que es un corazón lila y dentro del corazón hay una mariposa. Quise que pareciera al dibujo que hizo ella, ya que es muy importante para los dos. 

—Gracias. 

—Gracias a usted. 

Salgo de la joyería, ingreso a mi auto y voy al centro comercial a comprar algunas cosas para la celebración que se le hará. 

[***] 

En el carrito tengo casi todo lo que pidieron mis cuñadas, pero me faltan los globos de letras. Rápidamente, voy a el área de las decoraciones y tomo las letras que necesito y me voy a pagar. 

Mi carrito ha sido chocado por otro. —Lo siento —mira a esa persona y está muy diferente. 

—Judit. 

—Gustavo —me da una sonrisa. 

Quedo anonado. De la Judit de hace más de 2 años no queda nada. No es que sea un pervertido, pero es que el cambio es notorio, ya no tiene sus pechos voluminosos, ni su cadera bastante grande... Es como si tuviera viendo el cuerpo de la Judit de 19 años. 

—Sé que me veo diferente. 

—Es raro volver a verte así. 

—Decidí sacar todo lo que no era mío y amar mi cuerpo tal y como es. 

Pareciera que estuviera hablando con otra Judit. 

—Que bueno... ¿Cuándo llegaste? Ismael me comentó que estabas estudiando gastronomía. 

—Ismael —dice con nostalgia—, ¿cómo está él? Me robaron mi celular en ese tiempo y perdí pista de todos. 

—Él está bien... ¿Lo sigues queriendo?... Es que me enteré de que te enamoraste de él. 

Ella solo sonríe. 

—Le tengo cariño, gracias a él comprendí lo que es amar, y pagué al no tener su amor lo que le hice a Mael —siento la amargura y el dolor en sus palabras. 

—Judit... 

—¿Cómo está Mael? ¿No le quedó secuela? 

—Gracias a Dios no. Él está bien y es feliz con Mafer y su hijo. 

—Matías —dice con la voz quebrada y limpia las lágrimas que estaban a punto de caer. 

—¿Por qué lloras? 

—Porque una vez empuje a Fernánda para que abortara y me arrepiento mucho de eso —su voz denota mucho arrepentimiento. 

—Pero no pasó. 

—Eso fue lo bueno, porque si hubiera pasado nunca me lo perdonaría... Aunque todavía no me he podido perdonar todo el daño que hice. 

—Judit, todos cometemos errores. 

—Pero lo míos fueron muy grande e imperdonable. Colaboré para hacerle daño a Mael, casi muere, intente que su esposa abortara, y muchas cosas más que me da vergüenza decirla. 

Limpio sus lágrimas. Ella de verdad cambió. 

—Has cambiado Judit. 

—Sé que no podre borrar mi pasado, pero quiero un nuevo presente sin hacer daño a nadie. 

—Y también ser feliz —ella sonríe. 

—Seré feliz cuando logre perdonarme a mi misma... Por cierto, escuche que casaste con la hermana de Fernánda, muchas felicidades. 

—Gracias... ¿Cuándo regresaste? 

—Hace 2 meses, pero nadie lo sabe. 

—¿Cómo? 

—No le he dicho a mis padres que he regresado, primero tengo que acomodarme bien. 

—¿No estás viviendo con ellos? 

—No. 

—Entonces ¿dónde vives? 

—No me ubico bien todavía, ya que siempre viví una vida rodeada de lujos y me estoy adaptando a mi nueva vida. 

—Me estoy confundiendo. 

—Renuncie a la fortuna de mis padres... El dinero me tentó a hacer cosas horribles, y para comenzar una nueva vida decidí renunciar a eso que me llevó por el mal camino... Se podría decir que soy una chica normal, que trabaja para poder pagar sus gastos. 

—Me has dejado sorprendido. 

—Es raro, pero te acostumbrará... Por cierto, no le digas a Mael e Ismael que regresé, especialmente a Mael, ya que tengo que hablar con él. 

—Está bien. 

—Gracias... ¿Vas a pagar? 

—Sí. 

—Vamos —asiento con una sonrisa. 

Lo bueno es que ella se ha dado cuenta de su error y está tratando de mejorar como persona. 

Ambos pagamos por nuestras compras y salimos del centro comercial. 

—¿Te graduaste o te retiraste? 

—Me gradué, la carrera de gastronomía es corta. 

—Entiendo... ¿En qué restaurante trabajas? Supongo que trabajas ejerciendo tu profesión. 

—Sí... ¿Conoces o has escuchado hablar al dueño de las cadenas de restaurantes Beltrán? 

—Sí... ¿Jairo Beltrán? 

—Sí. Yo trabajo para él... En el restaurante principal. 

—Felicidades. 

—¡Oh, no! —Judit se esconde detrás de mí—. Lo invoqué. 

Miro al frente y del lujoso auto sale un hombre casi de mi edad. Él me mira y abre la puerta del auto, y sale una chica joven esbozando una gran sonrisa. 

—¿Por qué te escondes Judit? 

—Mi jefe enfermó y dejo el restaurante a cargo de su hijo... Julio Beltrán. 

El tipo se va con la novia sin dejar de mirar a mi dirección. 

—¿Pero por qué te escondes? 

—Ese hombre me odia, y no me pregunte el por qué, ya que no le sé. 

—Pero no debería esconderte. 

—Él es un odioso, y le encanta hacerme la vida imposible. En el restaurante me hace la vida de cuadritos... Julio no duda en hacerme quedar mal delante de mis compañeros, y todo lo que hago está mal para él, y lo peor es que no sabe nada de cocina. 

—¿Por qué lo aguantas? 

—Porque su padre es un buen hombre, y me pidió de favor que ayudara en el restaurante por 1 año. Como él me ayudo mucho en mis estudios... También me aconsejo y me apoyo en lo momento donde sentía que no podía más con la culpa... Yo estoy muy agradecida con él, y no pude negarme a ayudarlo. 

Ese tipo se pierde de mi campo de visión.—Ya se fue —Judit exhala y se pone a mi lado—... ¿No has hablado con el señor Jairo? 

—No. Su corazón está débil y un fuerte coraje lo podría matar... Por eso es que aguanto a su hijo, si no ya me hubiera ido. 

—Estás bien que hayas cambiado, pero creo que debería volver la Judit que no se deja intimidar de nadie. 

—Es que... jefe. 

Miro al tipo que la tiene bien agarrada del brazo. No sé cómo diablos se dio cuenta de Judit. 

—Necesito hablar contigo —dice de mala manera. 

—Jefe, yo estoy ocupada. 

—No me interesa. 

Él se la intenta llevar, pero no se lo permito. 

—No puedes obligarla a que te acompañe —manifiesto con seriedad. 

—Esto es entre mi empleada y yo, no te debes meter... ¿Acaso eres su novio? —me mira fijamente. 

—No te debe interesar lo que yo sea con ella —aprieta su mandíbula–. Suéltala. 

—Soy su jefe. 

—Solo cuando está trabajando, y ella no lo está ahora...—argumento —. Suéltala 

Él no debería tratar a Judit así, ella es una mujer y merece respeto. 

—Judit —dice con una voz autoritaria. 

—Me iré con él, fue un placer verte, Gustavo. 

Suelto a Judit. Ella solo me da media sonrisa a boca cerrada. Ese tipo se la lleva casi a rastra hacia su auto... Quisiera saber ¿dónde quedó su acompañante? 

Miro la matrícula del auto y memorizo los números. El tipo le abre la puerta a Judit, ella ingresa y cierra la puerta sin delicadeza (porque se escucha claramente el fuerte golpe que hace que Judit se sobresalte), y me mira con odio. Él entra al auto y se va. 

Ahora me preocupa lo que pase con ella. Ese tipo no es nada amable, y ella no puede decir nada por el agradecimiento que siente por el padre de él. La pregunta que ronda mi cabeza es: ¿Por qué la odia? Porque Judit se ve que cambio, incluso lo aguanta. 

Espero Ese tipo no le haga daño. Camino hacia mi auto, meto las compras en el maletero e ingreso para dirigirme a la casa del señor Mario. 

NARRADOR.

Gustavo llevó las compras a casa de Mario, la graduación seria en 2 días por lo que ya estaban planificando todo. Algo que le seguía preocupando a Gustavo era Judit, él odia que traten mal a las mujeres y Julio lo había hecho con Judit y delante de él. 

[***] 

Gustavo regresó a su casa y Maluli lo esperaba con la cena ya lista. A ella le gustaba recibirlo así para no hacerlo esperar mucho. 

Su cena fue amena, hablaron sobre la graduación, sobre la maternidad de Bárbara y eso hizo que el corazón de Maluli aleteara, ya que le tenía una sorpresa a Gustavo. 

Al terminar de cenar Maluli se fue bañar porque Gustavo se ofreció a lavar los trastes. Ella entró a la habitación y reviso su bolsa; sacando los análisis de sangre que se hizo. Mordió sus labios y guardo de nuevo los exámenes, e ingreso al baño a darse una ducha. 

Gustavo no aguantaba las ganas de entregarle la cadena a Maluli, aunque era su regalo de graduación optó por adelantarlo. Fue a la habitación y justamente Maluli salía del baño, y él se acercó a ella. 

—Mi hermosa obra de arte, te amo —Gustavo rodeó su cintura y Maluli lo abrazó. 

—Yo más. 

—Te tengo un regalo... Era para tu graduación, pero no puedo esperar 2 días. 

—¿Qué es? —preguntó emocionada. 

Gustavo sacó la caja de su bolsillo, y Maluli la miró fijamente. 

—No creo que sea otro anillo de matrimonio —dijo, ya que la caja es pequeña. 

—Ábrela. 

Maluli dejó de abrazar a Gustavo y abrió la caja. 

MALULI.

—Es preciosa, muchas gracias —abrazo a Gustavo. 

—Que alegría saber que te ha gustado, ¿te la pongo? 

—Sí. 

Me doy la vuelta y llevo mi cabello a un lado. Gustavo pone la cadena... él no deja de darme lindos detalles. 

—Listo. 

Llevo la mano al dije y lo acaricio. 

—Tú y yo —musito. 

—Así es. La hermosa mariposa siempre va a estar junto al señor corazón. 

—Amándose siempre. 

Él me agarra la cintura, y me besa con dulzura, esa que me enamora cada día más. 

—Gustavo —susurro sobre sus labios. 

—Uhm —sus manos viajan por mi cuerpo. 

—Tengo que decirte algo —hunde su nariz en mi cuello y comienza a besar mi piel. 

—¿Qué cosa? 

—Hoy me fui a hacer unos análisis —él se detiene y me mira con preocupación. 

—¿Qué tienes? 

—Estoy bien. 

—Que alivio... ¿Qué te salieron en el análisis? 

—Pues, tengo una preciosura creciendo en mi vientre. 

Me mira incrédulo. Gustavo no sabe que dejé de cuidarme hace más de un mes y medio. 

—¿Eh? 

—Dentro de unos meses esa preciosura vendrá al mundo y nos causará muchas malas noche pero la disfrutaremos. 

Gustavo ríe, pero su risa es nerviosa. 

—Dime que es lo que estoy pensando. 

Muerdo mis labios y asiento. Él me abraza y me da varias vueltas. 

—Gustavo voy a vomitar... 

—Cierto, cierto —él se detiene—. Perdón, la emoción, la emoción —sus ojos brillan de la felicidad. 

—¡Vamos a ser padres! —estoy muy emocionada, ya quiere tener a mi bebe en mis brazos. 

Gustavo me apapacha.—Gracias por este momento. Muchas gracias. 

—Te amo mucho. 

—También te amo, y a nuestro bebe también. 

Nos abrazamos de nuevo. Mi corazón de futura mamá me dice que mi bebé va a heredar los ojos de su papá. Estoy ansiosa, muero por tener a mi niño o niña entre mis brazos, sentir su piel, ver su rostro y su sonrisa. 

Gustavo y yo daremos lo mejor de nosotros en esta nueva etapa. Nuestro bebé tendrá un hogar lleno de mucho amor y nos encargaremos de hacerlo o hacerla muy feliz. 

~cerezos ★




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