Señor Corazón [serie Las Marías #2]

Epílogo.

Nueve meses después.

MALULI.

Llegamos a casa, Gustavo me abre la puerta y salgo, seguido le va a abrir a la señora Wendy que trae a Maite. 

—Llegamos a casa mi amor —Maite le sonríe a la abuela. 

Este día cumple 1 año que llego a nuestra vida a llenarnos de alegría, también fue su bautizo y hemos llegado a casa a celebrar los dos eventos importante. 

—No me acostumbro a llamarte compadre, te llamaré solo Gustavo —dice Cristiano acercándose. 

—Está bien. 

—Mi ahijada es preciosa —le agarra los cachetes y Maite se le pone brava—. No seas como el amargado de tu tío, sé cómo tu padrino, alegre y divertido. 

—Que Dios no quiera que se parezca a ti —opina Javier. 

Actualmente, tiene 12 años y está más bonito que de niño... Tan rápido ha pasado 4 años, pero el tiempo no hace cambiar la actitud de Javier. 

—¡Ash...! —él se queda mirando al frente.


 Deslizo mi mirada y Maru le está arreglando el cabello a Mario Ángel—. Me retiro unos minutos. 

—Vaya nomas —dice Gustavo con una sonrisa. 

Cristiano se dirige hacia la dirección donde está Maru. Miro a Gustavo y él solo se encoge de hombros. 

—Hay va de baboso —expresa, Javier. 

—¡Javier! —lo regaña la señora Wendy. 

—Es la verdad mamá. 

—¿De qué hablan? —aparece Magi haciéndome asustar. 

—No te interesa metiche —le responde Javier mirándola con aburrimiento. 

—No te pregunté. 

—Preguntaste en plural no en singular, tonta. 

Magi rueda los ojos. 

—Cuenta te vas a quedar visca de tanto girar los ojos, ya no serías la urraca molestosa, serías la urraca visca. 

—Me adelanto mejor —Magi se va hacia el patio, donde se llevara a cabo la celebración. 

—Javier, deja de decirle cosa fea a Magi. 

—Yo solo digo lo que pienso... Me voy —sigue los mismos paso que Magi. 

Javier es muy directo y no se anda con cosas, eso molesta a Magi, ya que a ella no le gusta hacer sentir mal a nadie, pero Javier con sus verdades hace sentir mal a cualquiera. 

Las víctimas más continuas de la sinceridad de Javier son las chicas, por el hecho de que es apuesto y andan detrás de él, y sin piedad alguna mi cuñado las rechaza sin importarle si hay más estudiante; eso me dijo Magi. 

Javier es compañero de Magi, ya que la señora Wendy y Maria Gracia se hicieron muy buenas amigas por lo que optaron en poner esos dos en el mismo paralelo para asistir juntas a las reuniones... Creo que no fue buena idea, por el hecho de que los dos tiene buena notas, y Magi de ser la número 1, paso a ser la número 2... Ella siempre se esfuerza por superar a Javier y estudia demasiado, pero aun así él le gana por milésima; eso que no estudia. 

—Voy con los demás —asiento con la cabeza y la señora Wendy se va. 

—Ellos tres se ven bien —miro a las tres personas que caminan hacia el jardín. 

La verdad es que Maru y Cristiano hacen linda pareja, pero no considero que ella esté interesada en un posible romance, ya que mantiene la distancia con Cristiano, pero él se le acerca y ella se le aleja, y a mi sobrino lo cargan como muñeco. 

—Uno de estos días iré a visitar a Cristiano a la constructora, quiero ver como trabaja con Maru. 

Maru trabaja es la asistente personal de Cristiano, todo esto se debe a que ella quiere experiencia laboral y si trabaja con papá no lo va a conseguir por el simple hecho de ser la hija del dueño. 

—Me cuentas —reímos. 

Gustavo acaricia mi vientre. —¿Digo que es niño? 

Estoy nuevamente embarazada, ya tengo 2 meses y estamos ansioso por nuestro segundo bebé. 

—Pienso lo mismo. 

Gustavo rodea mi cintura y me besa apasionadamente... El embarazo tiene a mis hormonas media alborotada y mi cuerpo pide más, pero tenemos la fiesta de Maite. 

—Maite nos espera —susurro sobre sus labios. 

—Solo por mi hija me aguanto. 

Nos damos un corto beso y vamos al patio, a celebrar con nuestra hija. 

NARRADOR.

El bautizo cumpleaños terminó temprano, poco a poco lo invitaron se iban yendo, aunque algunos no querían que ciertas personas se fueran... Hubo miradas que guardaban sentimientos. 

Por otro lado, Maluli y Gustavo contemplaba dormir a su pequeña hija. Ellos se abrazaron y precedieron a besarse, y para culminar su maravilloso día tuviera su momento de pasión. 

[***] 

Los meses pasaron y esa pacinta grande se volvía ver en Maluli, ya Gustavo sabía más sobre el tema de ser papá y no estaba tan nervioso como con Maite, pero si estaba emocionado, ya que tendría un hijo. 

Mauricio nació rodeado de mucho amor por parte de todo, al igual que Maite heredó el mismo color de ojos de su padre e incluso sus rasgos faciales. 

Maite estaba emocionada por su hermanito, no dejaba de llenarlo de besos, y ya quería que creciera para jugar con él. 

El tiempo pasaba y Mauricio crecía más. Maite por su lado (a pesar de su corta edad) había descubierto una gran pasión por la música, y siempre le cantaba a Mauricio canciones para hacerlo dormir. 

MALULI. 

—Siete colores tiene el arcoíris, el rojo es amor, el naranja calidez, el amarillo es cariño, esos son tres. Vamos por los 4, que nos hacen falta... El verde es calma, el azul es paz, el celeste seguridad y morado es la delicadeza que tiene mamá… ¿Te gusta Mau? 


—Glu ta glu glu —responde Mauricio. 

—¡¡Si!! Yo sabía que te iba a gustar... ¿Te la canto otra vez? 

—¡Gu! 

Maite comienza a cantarle. Ella adora a Mauricio, lo cuida,  siempre anda pendiente de que no se caiga o se meta algo a la boca... Solo puede decir que es una buena hermana. 

—Maluli —miro a Gustavo. 

—Dime, amor. 

—Ha salido un arcoíris, a Maite le encantará verlo. 

—Dile —él camina hacia donde están los niños. 

Talvez no sea la familia perfecta, pero para mí lo es. 

—¡¡Yo quiero verlo!! Mau, ¿quieres ver el arcoíris? 

—¡Ta! 

—Mamá, ¿puedes llevar a Mau? Yo iré con papá. 

—Sí. 

Gustavo toma entre sus brazos a Maite, y ella le da un beso en la mejilla. Me acerco hacia donde están ellos y cojo Mauricio, y juntos salimos de casa al ver al arcoíris. 

—Mau, mira el arcoíris —Mauricio mira a su hermana, pero no mira al arcoíris—. Es muy bonito. 

A ella le gusta demasiado el arcoíris, y siempre disfrutar verlo. 


Gustavo entrelaza su mano con la mía. —Te amo. 

—También te amo, Gustavo. 

—Yo los amo a los tres —expresa Maite esbozando una sonrisa. 

—Mi princesa, eres un amor al igual que Mauricio —dice con amor. 

—Te amo papa, te amo mama, te amo Mauricio. 

—Y nosotros también los amamos —décimos unísonos. 

No damos un abrazo familiar, y miramos el hermoso arcoíris que en el cielo se ha formado. 

Miro a Gustavo, con él aprendí que... Siempre habrá alguien que pinte de bellos colores tu piel y tu alma.
 




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