Unos pasos rompieron el perfecto silencio que había permanecido en el amplio pasillo desde hace tantas horas. Un hombre vistiendo un elegante abrigo se detuvo frente a las puertas dobles que daban a una habitación, eran el punto final del camino que tuvo que recorrer para llegar a tan lejana estancia.
A los costados de las puertas permanecían dos inmensos guardias de acero resguardando el lugar. Estos tenían la apariencia de armaduras vacías, estaban equipados con un escudo de torre y una espada corta en su respectiva vaina. Permanecían tan estáticos como un par de estatuas, y solo se moverían si una entidad desconocida entrara en su campo de visión, o su amo les ordenara hacerlo. El hombre los ignoro, se detuvo un breve momento para hacer una última revisión a su atuendo y procedió a tocar la puerta.
―Señor Remontz, ¿puedo ayudarlo en algo?
La persona que lo recibió era una sirvienta, está en particular tenía el pelo rubio medianamente largo peinado con una coleta, esto era lo esperado, el dueño de la habitación no tendría por qué moverse innecesariamente solo para recibirlo, así que Remontz procedió a contestarle a la sirvienta.
―¿El señor Adrion se encuentra en la habitación?
―Eso es correcto.
Remontz sonrió internamente, llevaba buscando la ubicación de su señor ya hacía un largo tiempo. Después del incidente, su señor comenzó a moverse por todas las instancias de la fortaleza y era bastante difícil ubicarlo. Él no les había dicho la razón de esto, pero seguramente buscaba una forma de salir del peligro en el que se encontraban. Dejo de lado esos vagos pensamientos y se enfocó en la conversación.
―Puedes comunicarle al señor Adrion si puedo pedir prestado un poco de su tiempo.
―Entendido, un momento.
La sirvienta cerró la puerta, no mucho tiempo después volvió a salir.
―El señor Adrion ha dicho que puedes entrar.
La sirvienta abrió la puerta, Remontz por fin pudo ver el interior de la habitación, era un recinto sencillo comparado con las suntuosas áreas en el palacio, pero dada la función del lugar, era fácil de comprender la razón de este diseño.
Luego de que Remontz se adentrara en la habitación, la sirvienta cerró la puerta y se reincorporo a su posición junto a la otra sirvienta, a diferencia de la primera, esta segunda tenía el pelo color blanco y corto, tapando ligeramente la tela en su cara. las dos se encontraban en espera, listas para recibir cualquier orden de su amo.
El lugar donde se encontraban era los registros de la fortaleza, en esta habitación solo había un sinfín de pergaminos con información vieja sobre nobles y demás información de esa índole, aunque uno esperaría encontrar muebles viejos y montañas de documentos empolvados en un lugar como este.
En lugar de eso, la habitación estaba completamente limpia y ordenada, además de contar con una atmosfera acogedora, ideal para las personas que buscaban un agradable momento de estudio. La persona que había estado buscando se encontraba sentado leyendo esos viejos pergaminos, en su mesa se podía observar una gran pila de estos documentos, que casi impedía su visión.
―Mi señor Adrion.
―Remontz por favor toma asiento y dime, ¿qué te trae a este lugar?
Adrion señalo la silla frente a la suya mientras seguía revisando los documentos en el escritorio, Remontz acepto cortésmente, dejando de lado el hecho que el mismo quería preguntar la razón de estar aquí.
Remontz no lograba imaginar cual sería la razón de que su señor, que pocas veces había mostrado interés en estos temas, se encontraría en este sitio en particular.
―Lo buscaba para entregar el informe de los avances en las diferentes áreas.
Adrion dejo de mirar los documentos y sus ojos se encontraron con los de Remontz por primera vez desde que entro en la habitación.
―Si no te importa, puedes hablarme de los detalles importantes, yo revisare el documento completo después.
―Como ordene, primeramente, la inspección de todas las áreas de la fortaleza por parte de Kamaji ocurrió sin incidentes.
Aunque se encontraba en los asuntos de menor importancia, había que mencionarlo, ya que Adrion mismo dio al orden de realizarla.
―Eso es bueno.
―Después del pequeño incidente, la distribución de recursos no ha tenido ningún otro contratiempo.
Su señor que se encontraba leyendo los pergaminos nuevamente, no pareció tener intenciones de responder y cuando Remontz pensaba continuar con el informe.
―Dile a Ringoshi que lamento mucho eso.
―No se disculpe mi señor, no fue culpa suya.
Durante la transmisión de la información a todos los campeones que no se encontraban en la reunión, uno de ellos no tomo de muy buena manera el mensaje y termino por causar una pequeña pelea.
―Si hubiera hablado con ella personalmente eso no habría pasado.
―De ninguna manera es su culpa señor Adrion, ella se dejó llevar por sus propias ideas y termino luchando sin razón, pienso que debería castigarla.