El sol empezaba a ocultarse al momento que llegaron a su hogar, Vina abrió la puerta y entro primero. Se retiro su sombrero y coloco la cesta sobre la mesa, Moli cerraba la puerta detrás de suya, tenía su nueva muñeca junto con ella, pareciera que no quería alejarse de esta.
—Conseguí algunas cosas buenas en el mercado.
Vina tomo dos de las manzanas y entrego una a Moli, podría haber derrochado algo de dinero el día de hoy. Pero comer algo dulce no estaba mal de vez en cuando. Vina tenía que pensar en el futuro, se les empezaba a terminar el dinero y tenía que hacer algo pronto.
—Tengo que buscar un trabajo y… hablar con el abuelo.
Vina lo menciono, pero era bastante más fácil decirlo que hacerlo, naturalmente ella ya había intentado hablar con él anteriormente. Pero las discusiones solo terminaban con su abuelo maldiciéndolas y marchándose de la casa.
—No te preocupes Vina, yo también ayudare.
Las palabras de ánimo de su pequeña hermana le daban fuerza a Vina.
—Si, lo haremos juntas.
Mientras disfrutaban de su momento juntas, escucharon como unos pasos se acercaban a la puerta, Vina sabía quién era la persona que entraría por la puerta, aunque fue un poco repentino, ella ya había conseguido su resolución y estaba lista para hablar. Pero la persona en cuestión tenía planes diferentes.
—¡Dónde se habían metido!
La persona que había entrado bruscamente por la puerta no era otro más que el abuelo de Vina y Moli. Estaba ebrio por supuesto, pero parecía más enojado que de costumbre, esto tomo por sorpresa a Vina, ella tenía planeado tener una conversación tranquila. Pero pareciera que esto no sería posible.
—Salimos a comprar comida al mercado.
Vina se había puesto delante de su hermana e intentaba hablar lo más tranquila posible.
—Salieron al mercado dices, ¿a quién le pidieron permiso para salir?
Esta respuesta era ilógica, porque Vina y Moli necesitarían permiso para salir, ellas no eran unas esclavas que necesitarían el permiso de su amo para hacer algo. Si ellas no hubieran salido por su cuenta anteriormente, habrían pasado días sin comer. Vina no sabía que pensar sobre esto, su abuelo estaba demasiado ebrio para tener una conversación en condiciones.
—¿Por qué necesitamos permiso para salir? Solo fuimos al mercado.
—Acaso eres una estúpida, que crees que pasara si alguien las descubre, que crees que pensaron los demás de mí si alguien se entera que estoy cuidando a unos monstruos como ustedes en mí casa.
Vina apretó sus puños y miro a su abuelo con furia, de nuevo las estaba llamando de esa manera, si solo estuviera ella podría aceptarlo, pero su hermana también estaba aquí.
—¡¿Porque me miras de esa manera?! ¡Eres una malagradecida, les dejo vivir en mi casa, comer mí comida y aun así te atreves a mirarme de esa forma!
—¡Si nos trajeras algo de comer no tendríamos que salir en primer lugar, nos quitaste todo nuestro dinero y nunca nos das nada!
La cara de su abuelo se puso de un tono completamente rojo luego de que Vina le contestara, sus ojos divagaron entre ella y Moli, hasta que se posaron sobre un objeto en particular.
—¿Dinero dices?
Su abuelo camino hacia Moli, Vina al percatarse de esto se colocó frente a ella, pero esto no sirvió de nada. Su abuelo la había empujado a un lado haciéndola caer, aunque era un hombre mayor, la diferencia de fuerza entre un hombre adulto y la joven Vina era demasiada.
—¡Vina!
Moli grito preocupada de que le hubieran hecho daño a su hermana, mientras tanto su abuelo ignoro a su nieta que había caído al suelo. Dirigió su mirada al objeto que cargaba Moli y se lo arrebato.
—¿¡De dónde sacaste el dinero para comprar esto!?
Tenía la muñeca de tela en su mano y le dirigía la palabra a Vina, que aún se encontraba en el suelo.
—¿¡Me han estado robando!?
—¡Por supuesto que no, el dinero que he usado para comprarlo es mío, así que devuélvelo!
El anciano arrugo las cejas, no creía en las palabras de Vina, él había tomado todo su dinero cuando llegaron y no había forma de que ellas fueran capaces de conseguir dinero por su cuenta.
—¿Cómo puede pertenecerte algo que has comprado con dinero robado?
Tomo la muñeca con ambas manos, una de ellas se posó en la pequeña cabeza de la muñeca y la otra apretó el resto del cuerpo con fuerza. Las fuerzas tirando en dos direcciones diferentes hicieron su trabajo y los dos partes de la muñeca cayeron al suelo. El anciano mostro una cara satisfecha, romper la muñeca habría logrado liberar algo de su enojo, lamentablemente tuvo el efecto contrario con la persona con la que discutía.
—¿¡Por qué!?
Vina se había puesto de pie, camino hasta estar frente a su abuelo y lo sujeto de la camisa.
—¿¡Por qué hiciste eso!?
Esto acabo con la paciencia del hombre, intento retirar las manos de Vina de su ropa, pero ella se rehusaba a soltarlo. El hombre molesto puso fuerza en su mano derecha y entonces la libero con un golpe. Había golpeado a su nieta con la parte exterior de su mano, ella se encontraba en el suelo una vez más, tenía su mano cubriendo su mejilla golpeada y lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.