En la residencia del barón Mortaz se podía observar un escenario bastante peculiar, a pesar de ser solo una morada simple, un perímetro de guardias se extendía a su alrededor. Y eso solo contando los que se podían observar a simple vista, quien sabia que cosas estaban ocultas en tal despliegue.
¿Pero qué era lo que provocaba este escenario?
Tal cantidad de seguridad no sería necesaria a menos que su interior guardara algún objeto valioso, o en este caso, proteger a una persona extremadamente importante.
Adrion mantenía una actitud sería mientras pasaba pagina tras pagina de lo que parecía ser un libro muy antiguo. A su alrededor se podían observar varios documentos esparcidos por todo el lugar. Aunque daba la sensación de ser una biblioteca desatendida, en realidad era el estudio del dueño de esta casa.
―Entonces esto lo confirma.
Estas palabras no estaban dirigidas a nadie en particular, simplemente había sentido la necesidad de confirmar la verdad a la que había llegado.
Desde se llegada a este mundo Adrion se encontró en una implacable búsqueda de la verdad. En donde se encontraba y porque había sido transportado. Esas eran las dos preguntas que más resonaron en su cabeza.
Gracias al trabajo de recolección de información, sumado a la reciente invasión a la ciudad, ahora era capaz de ver un poco de la verdad.
Aunque aún había muchos huecos en la historia, pero al menos Adrion podía estar seguro que se encontraba en el mundo del juego. Los registros históricos de este mundo estaban incompletos, en varios momentos parecían combinarse con mitos y leyendas, pero todos los registros de diferentes libros tenían un punto en común. Un preciso momento en la historia que ninguno paso por alto, ese momento era la caída de la Fortaleza negra y la derrota de las razas. Esos eventos dieron inicio a un nuevo orden en el mundo, lo que los humanos llamaron la era de la luz.
Una vez comprendidos esos dos puntos, el resto de la historia y el mundo como se conoce parecía tener sentido.
―Pero 3213 años.
La enorme diferencia de tiempo convirtió todo el conocimiento de Adrion en algo obsoleto. Además, los eventos históricos lo colocaron directamente en el lado perdedor, no era una posición mala inicia, había llegado a este mundo siendo el bando perdedor, ni siquiera le dieron la oportunidad de luchar.
Esto no era diferente a aparecer en una competencia y que al llegar te dijeran que ya había concluido, dándote el premio del último lugar.
Había llegado tarde, 3213 años tarde.
Mientras Adrion se lamentaba, Atsuki entro en la habitación y se arrodillo frente a él.
―General Adrion, todos los objetivos se han completado con éxito, podemos retirarnos cuando lo ordene.
Como puede inferirse por las palabras de Atsuki, esta invasión no tenia como objetivo la conquista de la ciudad. A pesar de su aparente enojo, el ataque a la ciudad no provenía de una simple emoción. La idea ya había estado rondando su cabeza desde hace tiempo.
Este misterioso mundo y su aparente fragilidad eran algo que no podía comprender, sentía que sin importar la cantidad de informes que leyera no sería capaz de encontrar la verdad de este mundo. Necesitaba verlo con sus propios ojos, ver de lo que era capaz este mundo.
Un enemigo invisible, sin un objetivo claro.
Como respondería este reino ante tal situación.
Y las organizaciones escondidas en la oscuridad, ¿se quedarían quietas ante esta provocación?
Muchas preguntas que no sería capaz de responder, se aclararían con este movimiento, aunque sabía que estaba jugando con fuego, nunca lograría nada si tenía miedo de quemarse.
―Esta todo listo, diles que inicien la retirada.
―A la orden.
Después de responder, Atsuki se puso de pie e inicio una serie de mensajes a los líderes de la operación.
Cuando Adrion se preparó para moverse también, se dio cuenta que Atsuki seguía en su lugar, probablemente quería decir algo, sin tener otra opción, él pregunto.
―¿Tienes algo que quieras decir?
―Mis disculpas, si cree que no debo preguntar me detendré ahora.
A él le encantaría negarse, pero no podía hacer eso.
―Habla.
―¿No estamos siendo demasiado indulgentes con nuestros enemigos?
Ante esta pregunta, Adrion solo pudo cerrar sus ojos, no pudo evitar pensar en las personas que habían sido capturadas en esta mansión. Brand, Helena y Alicia. Esos tres se encontraban inconscientes en este momento.
Aunque no era una coincidencia que él decidiera permanecer en esta pequeña mansión, tampoco tenía una buena razón para haber venido aquí de todos los lugares, simplemente quiso comprobar por si mismo el informe que recibió.
Helena Mortaz hija de un barón y Brand Galard un caballero, era una típica unión de nobles. Lo único que resalto era Alicia, ¿que podría hacer ella viviendo en el mismo lugar? Si quieres jugar al niño inocente puedes encontrar la escusa de dar vivienda a un amigo, si no eres tan inocente, puedes pensar en muchas otras razones. Pero la verdad, era una un tanto peculiar, no sería algo raro para las otras personas de este mundo, pero para él si lo fue.