Señor Marqués

I. Infinitas diferencias.

Donde existe la esclavitud, es negada la dignidad humana, y avergüenza a todos los que dicen ser misericordiosos o comprometidos con los débiles y vulnerables del mundo. Los derechos humanos no son otra cosa sino la insistencia en la erradicación de la esclavitud y de la coerción en todos los aspectos de la vida. Pero aún así, en el umbral del nuevo milenio, seguimos encontrando formas viejas, y lamentablemente, nuevas de esclavitud. Miles de personas de todo el mundo viven y mueren como esclavos en una forma u otra.

-Kofi Annan

 

1513 - La española.

El sol abrasador brilla en lo alto quemando los hombros de cada mulata que recorre las haciendas como si ya no estuviésemos lo suficientemente quemadas para que nos miren con desdén, la época de la cosecha se acerca, los españoles con su deseo de poder desean fervientemente ver el fruto de su esfuerzo...esfuerzo que en realidad no han hecho, pues las verdaderas manos labradoras son de nuestra tierra, de nuestra gente, pero claro, eso no importa si somos esclavos.

Con la llegada de nuevos españoles a la isla, el trabajo se ha vuelto más exigente y cansón, las jornadas de sueños para los esclavos no exceden las 5 y 6 horas si tienen suerte. La caña de azúcar crece a su paso dentro del Cañaveral, todos los esclavos a la espera del momento preciso para seguir avanzando con la industria azucarera, mientras que por otra parte la desesperada búsqueda de oro sigue su curso y como siempre los españoles esperan ansiosos el momento para regodearse de un trabajo que para nada han realizado.

Yo, una simple mulata, de trapos rasgados y trenzas en el pelo que para nada se compara con el de las señoras españolas miro hacia afuera desde el lugar donde cargo en brazos a una pequeña que no es tan diferente a mí, sólo el color de piel y el pelo nos diferencian, pero para mí, esa bebita tiene todo mi corazón. Y me pregunto: ¿si todos nacemos de la misma manera, si todos somos mantenidos por el fruto de la tierra, por el agua que corre en los ríos, si todos podemos ver, hablar, andar, qué es lo que realmente nos diferencia? ¿Qué es lo que realmente nos hace ser distintos? ¿Qué es eso que decide si eres superior o inferior a mí?

Acurruco a la niña en mi pecho al ver su llanto y le arrullo de adelante hacia atrás cantándole, inmediatamente se calma y me sonríe, y llega a mi otra pregunta ¿Si la niña se siente tan a gusto conmigo por qué no sus padres?

Llevo trabajando para el encomendador Ivorra desde que tengo 14 años, hecuidado de Maximiliano, Álvaro y ahora de María Catalina, me aman y yo los amomás de lo que incluso me amo a mí. He tenido suerte de quedar con la familia Ivorra aunque el señor de la casa no tiene ni el más mínimo aprecio por mí y siempre que puede me mira con desdén, la señora me trata de forma adecuada por la manera en que trato a sus hijos, eso es por lo menos un avance viniendo de una española.

Moviéndome para arrullar a María Catalina, la puerta se abre y entra el señor Ivorra. Le miro expectante y paro de moverme lo que hace llorar a María Catalina y enfurecer al señor.

-Estúpida negra, ¿que ni siquiera puedes lograr que una niña pare de llorar? ¿O tengo que enseñarte a latigazos? – espeta con voz fuerte

Frunzo los labios en un gesto de incomodidad.

-No mi señor, yo eh…- tartamudeo ante su severo rostro- María Catalina debe tener hambre, voy a alimentarla, si me disculpa.

-Espera negra- me impide el paso - ¿crees que entré aquí solo para verte la cara? -reniego y recuerdo que siempre que se me acerca tiene algo que pedir, porque claro, no es que específicamente le guste estar cerca de un negro.

-¿Qué necesita mi señor? –pregunto. Él se desplaza hacia la cocina y le sigo con la vista busca una botella de ramas disecadas a la que llamamos mamajuana, aunque no estoy muy segura del nombre que le hayan puesto los españoles.

-Laura y yo vamos a salir esta noche a una fiesta de inauguración de la temporada, quiero que te quedes en casa, cuidando de las crías, Laura saldrá a comprar un nuevo vestido y le acompañaré ,estarás sola con ellos, aliméntalos y no los hagas llorar negra estúpida ¿me entendiste?- Se da un largo trago de su bebida.

-He terminado con esto-mumura.

La señora Laura entra a la sala y me ve con María Catalina en brazos, extiende los suyos y le paso a la bebé que al instante empieza a llorar.

Rio para mis adentros al ver que el señor de la casa rueda los ojos al escuchar de nuevo el llanto de su hija.

-María Catalina, no llores por favor – pide exasperada- ¿por qué no te gusta estar con mami? – pregunta la señora, pero María Catalina no hace más que llorar y llorar.

-Ayana, ¿por qué ella no me quiere? – pregunta con evidente desesperación por el llanto de su hija. Me limito a no pronunciar ni una sola palabra sobre su pregunta, mientras el señor se la quita de los brazos y me la entrega.

-Dásela, pero que se calle ya – murmura y la señora y yo nos miramos por un momento.

-Que disfruten – sonrío y la señora asiente, el señor sale sin siquiera mirar hacia atrás.

Yo entre tanto me dispongo a prepararle de comer a María Catalina aprovechando que Álvaro y Maximiliano aún duermen.



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En el texto hay: amor esclavitud historia

Editado: 23.12.2023

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