Señor Odioso [serie Las Marías #4]

Capítulo 3. Corazón enfermo.

JULIO.

Tiro mi celular a la cama del coraje. El dinero de este mes se me gastó y no tengo ni un puto dólar en mis bolsillos. Tengo dinero de la herencia de mi madre, pero no pienso gastar ni un puto centavo. Voy a seguir despilfarrando el dinero de papá hasta que me deje manejar toda la cadena de restaurantes. Es ilógico que yo, siendo su único hijo, me trate como un empleado y solo me quiera dar a manejar una simple sucursal cuando debería liderar todo. 

Hace 5 años me pudo dejar a cargo de la cadena de restaurantes, pero prefirió dejárselo al tío y él se fue a su pendejada de ser profesor. Si no fuera porque el tío murió, él no dejaría su tonto juego de dar clase. Aun así, no me consideró para yo manejara todo. Solamente falta que se muera y que no me deje como heredero. Con lo desgraciado que es ese hombre es capaz de hacerlo. 

—¡¡Eres un viejo jodido!! —pateo la silla del coraje. 

Agarro mi celular otra vez y llamo a Santino que es el maitre de la sede principal para saber donde anda ese señor metido. 

—Joven Julio, ¿cómo está? —dice con su voz chillona y espantosa.

—¿Sabes dónde está mi padre? 

—Salió. 

—¿Dónde? 

—No lo sé. Lo que si le puedo decir es que salió muy feliz, dijo que hoy nos presentaría a alguien muy especial. Joven Julio, creo que su señor padre está saliendo con alguien —cuelgo la llamada y tiro el celular contra la pared haciéndolo pedazos. 

Ese viejo mañoso ya no está para andar con mujeres... No obstante, si tiene una relación, espero y no se atreva a dejarla como dueña de la cadena de restaurantes si se muere, porque eso es mío y no lo compartiré con nadie. 

Salgo del departamento. No iba a tocar mi dinero, pero necesito beber y de ese hombre que tengo como padre no puedo esperar dinero seguro este día. 

JUDIT.

Miro el restaurante, es muy lindo y elegante. Está lleno de bastante persona y me da pena porque yo no ando vestida tan glamurosa, solo tengo un vestido sencillo de flores estampado. 

—Vamos a la cocina para que vayas conociendo tu lugar de trabajo. 

—Señor Jairo, el joven Julio me llamó y preguntó por usted —por su tono de voz tan delicado, creo que es gay. 

—No quiero saber nada de Julio por hoy. 

—Sí, señor. 

—Vamos Judit —me da una sonrisa la cual devuelvo. 

El joven me mira de pie a cabeza como si fuera un gusano en un gran pastel; con asco. 

Sigo al señor Jairo e ingresamos a la gran cocina. Todos los chefs y cocineros dejan su labor. 

—Buenas tardes, señor Jairo —saludan muy cordiales. 

—Buenas tardes... Como tienen trabajo que hacer haré esto rápido. La chica que está a mi lado comienza a trabajar aquí desde el día mañana y tendrá el cargo del chef principal —miro con los ojos muy abiertos al señor Jairo. 

El chef principal o el jefe de cocina es el que se encarga de supervisar los trabajos y objetivos de los asistentes de la cocina. Es un cargo muy importante en los restaurantes y solo los mejores pueden ocupar ese lugar. 

—Mucho gusto, jefa —me saludan con respeto. 

—Pueden llamarme Judit —digo con rapidez. 

—Eso es todo... Sigan con sus labores. Judit, vámonos, te seguiré enseñando el restaurante —asiento algo incómoda. 

Los murmullos no dudan en hacerse escuchar y es normal, una desconocida ocupa el lugar del chef principal. 

El señor Jairo me guía y salimos de la cocina. Espero y no me odien por llegar y ocupar un cargo tan alto. 

[***] 

He conocido todo el restaurante y es gigantesco, y el lugar que más me encantó fue la terraza, ya que tiene una vista maravillosa al mar. 

En este momento me encuentro en despacho del señor Jairo. 

—Está es mi oficina, despacho, como lo quieras llamar —comenta muy carismático. 

—Es muy cálida, señor. 

—Sí. 

—Judit, soy muy feliz de tenerte aquí. 

—Yo también estoy muy feliz y agradecida de trabajar con usted... Pero considero que fue muy rápido nombrarme chef principal. 

—Eres una excelente chef y mis compañeros me dijeron que te graduaste con honores... Judit, si te di ese cargo tan importante es porque tus habilidades en la cocina lo ameritan. 

—Gracias por confiar en mí —se acerca a mí muy cariñoso. 

—Te quiero como una hija. Haberte dado clase fue una de las mejores cosas que me sucedió. Llegaste a hacerme feliz cuando mi corazón sufría demasiado por Julio. 

—Usted ha sido como un padre para mí... Me ha apoyado y a pesar de que sabe de ese pasado horrible, sigue dándome sus buenos consejos, y me ha dado su cariño y confianza. Has estado conmigo cuando ya no podía con la culpa, me ha visto llorando y ha limpiado mis lágrimas con mucho afecto. Lo quiero mucho, señor Jairo. 

—También te quiero Judit —me abraza—. Sabes muy bien que siempre voy a estar para ti. Sé que todavía no te has perdonado a ti misma, así que, cuando te siente triste no dudes en llamarme como siempre, sabes muy bien que te escucharé y estaré para ti. 

—Gracias. 

—Gracias a ti por estar aquí, haciendo feliz a este viejo —lo abrazo con mucho cariño. 

Todavía no me he perdonado por el daño que hice, especialmente por lo que casi le hago al hijo de Mael. Sé que él despertó a las semanas de haberme ido y sé que su hijo se llama Matías.  

Todavía no me siento lista para enfrentarlo, pero lo haré porque quiero seguir avanzando sin dejar nada pendiente, y Mael todavía es un tema muy pendiente. 

NARRADOR. 

Después de salir de restaurante, Jairo se ofreció a acompañar a Judit para que encontrara un departamento seguro, ya que ella rechazó su ayuda de irse a vivir a un Penthouse 

Por otro lado, los chefs quedaron sorprendidos por la decisión tan drástica de Jairo, algunos sintieron envidia y otro simplemente no les importo. Pero uno de ellos estilaba veneno poderoso y con solo ver Judit fue suficiente para odiarla. 

Judit se quedó en un pequeño departamento no tan lejos del restaurante. Miró su pequeño hogar y se sintió muy feliz. 

En su corazón seguía habiendo culpa, pero ya no había odio ni ambición. Aprendió y se dio cuenta de que una vida pude ser muy linda sin necesidad de meterse en un mal camino. 

Julio, por su lado, se puso a beber y a pasarla bien con chicas. Él estaba dolido con su padre, por eso lo detestaba y se encargaba gastar el dinero a montón. 

Al día siguiente. 

Judit se levantó muy de mañana, se arregló y se dirigió al restaurante. Al llegar fue bien recibida menos por uno. Jairo le entregó su uniforme y ella, muy contenta, lo tomó. Se fue cambiar y se miró al espejo con su uniforme negro y su nombre bordado. 

—Tú puedes Judit, hoy comienzas a ejercer como chef. Tienes que mostrarle a todos que eres digna del cargo que te han dado —se dijo a sí misma y salió directo a la cocina a poner en práctica todo lo que sabe en mundo del arte culinario. 

Un mes después.

Judit era la chef estrella del lugar, su sazón le encantaba a los clientes y Jairo se sentía orgulloso de su alumna. Cuando él conoció a Judit vio soledad, tristeza y arrepentimiento, en sus ojos. Él se acercó a ella, ya que era la mejor de la clase y cuando le habló se rompió en llanto y verla tan mal tocó su corazón. 

Judit le contó todo lo que hizo a Jairo y  él se sorprendió mucho, pero no era nadie para juzgarla y solo la apoyó y le dio el cariño de un padre. Judit ganó su corazón con su forma de ser y eso hizo que antes sus ojos fuera vista como una hija. 

JAIRO.

Entra una llamada desconocida y contesto. 

—Hasta que por fin te digna a contestar, padre —suelto un suspiro. 

—Julio... 

—Necesito dinero —que decepción que después de 5 años sin hablarme solo me hable a pedirme dinero. 

—¿No vas a preguntarme como estoy? 

—Estás vivo, ¿no? —lo dice con aburrimiento que me lastima. 

—Hijo... 

—No me interesa tu patética vida, necesito dinero —siento una gran decepción. 

—Solamente el dinero te importa... ¿Por qué no te dejas de orgullo y te regresas a trabajar? 

—¿En una simple sucursal? No soy un simple empleado para trabajar en una sucursal cuando soy el hijo del dueño, el único hijo. 

—Julio, si sigues con esa ac... 

—¿Me vas a desheredar? Te recuerdo que la mitad de los restaurantes eran de mamá, y yo soy su único heredero. Así que no me amenaces. 

—¡¡Ya estoy harto de ti!! Quieres el control de todo, pero no te esfuerzas en ganar mi confianza. Solo te pasas gastándose todo el dinero que te mando y no haces nada —vocifero. 

—Es que no voy a hacer nada hasta que me des el control de la cadena de restaurantes... Si tú no me das el control no moveré un dedo. 

—Eres una bacteria... ¿Cómo quiere que te dé las cosas todo si te portas así? No me respetas sabiendo que soy tu padre —digo frustrado que hasta la cabeza me ha dolido. 

—¡¡Tú buscaste que te tratara así!! No mereces mis respetos porque nunca has sabido ser un padre para mí, mejor explicado: nunca te he visto como mi padre —mi corazón duele. 

—Respeta a tu padre 

—No me pidas mamadas, Jairo —llevo la mano a mi pecho. 

—Tu madre estaría tan decepcionada... 

—¡¡No metas a mi madre en esto!! No mereces nombrarla. 

—¡Julio! —siento un agudo dolor en mi espada, brazos y especialmente en mi corazón. 

—¡¡Debiste haber muerto tú y no mi madre!! Te odio Jairo Beltrán —me cuelga. 

Dejo el teléfono en escritorio y del mismo dolor lancinante en mi pecho me está costando respirar. 

Con dificultad comienzo a caminar mientras el aire me comienza a faltar. Mi vista se comienza a nublar y mi corazón late desenfrenado; me siento sofocado. 

La puerta se abre y veo a Judit, trato de llegar a ella, pero mi cuerpo pierde fuerza y caigo mientras poco a poco todo se pone negro. 

—¡¡Señor Jairo!! —su voz va perdiendo fuerza y quedo en el mundo de la oscuridad.
 




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