Señorita

Capítulo I

Editado...

El chico...

El sol entró por mi ventana entre abierta, golpeando mi cara y junto a ella mi alarma comenzó a sonar.

Apague la alarma y con pereza me levanté, restregándome la cara con las manos.

Otro día, la misma rutina.

Luego de un baño ya estaba totalmente despierta, me puse mi uniforme de trabajo y saque el enredo de mi cabellera negra.

Me llamó Cathie Fernández, soy cubana nacida en "La Habana", tengo veinte años y soy hija única, mis padres fallecieron cuando yo tenía quince años, así que quede al cuidado de mí tía Catherine pero ella falleció de cáncer de ovarios poco después de que yo cumpliera dieciocho años, así que me quedé sola con el dinero que mi tía y mi padre dejaron, era suficiente para que yo viviera tranquila durante casi un año, pero sabía que de todas maneras ese dinero se acabaría antes de lo planeado más si contaba la universidad y las rentas, así que sola busque la manera de salir adelante.

Trabajo en una cafetería como mesera la cual se llama Sunrise, una de las más populares, y admito me pagan bien, porque trabajo bien además creo que me subirán de puesto, eso espero ya que puede ser muy cansado.

Soy de baja estatura creo que máximo mido 1.67, y es de herencia, mis pechos no son de gran tamaño, pero mis caderas, trasero y piernas son una historia muy distinta.

Bueno algo tenía que salvarme más que solo mi cara.

Soy blanca, mis labios de buen tamaño y muy bonita figura, nariz pequeña y respingada, mis ojos son negros y mi cabello igual el cual me llega debajo del trasero.

Me preparé un desayuno rápido, limpie lo que ensucie, tomé las llaves de mi casa y mi bolso, y cerrando salí a trabajar.

Salude a varias personas del vecindario por la calle, me gusta llevarme bien con las personas además aquí donde vivo todos son muy amables conmigo, tal vez porque saben que estoy sola y que no soy mala muchacha, además de que siempre estoy dispuesta a ayudar.

Con frecuencia deambuló sola, tengo amigas pero la única más cercana a mi es Amy, Amelia más bien, nos conocemos de toda la vida y ha Estado cuando más la he necesitado, trabaja conmigo en la cafetería al igual que yo de mesera, ella es una hermosa morena de pelo ondulado un poco más alta que yo, tiene un buen cuerpo, aunque su busto es más grande que el mío, mi trasero le gana al de ella, somos como sal y pimienta realmente.

Yo soy Sal, ella es Pimienta...

Tomé un bus el cual me dejó en frente de mi lugar de trabajo, y pagándole al chofer me bajé.

Entre con confianza por la puerta principal y con una sonrisa salude.

- Ya llegó por quien lloraban.

-Hola Chatie, tan puntual como siempre- saludo André un buen amigo y cajero del negocio.

-Hola André, sí, ya sabes me encanta ser puntal, ¿Cómo estás?, ¿Cómo va todo?

-Bien gracias por preguntar, ¿Y tu cómo estás?, todo va excelente por aquí.

-Me alegro, pues muy bien la verdad.

-¿Y la universidad, como te va?- preguntó limpiando con un trapo el mostrador.

-Puros dieses ya sabes, lo normal.

-Sí olvidaba que hablaba con la "Señorita sábelo todo"- se mofó.

-Ja Ja, muy simpático, bueno iré a guardar mis cosas para empezar con mi ronda- dije ya que voltee a mirar y ya había una pequeña familia esperando.

-Dale, antes de que te regañen.

-Sí claro, ni que fuera tu espejo para que te mires en mí- sin más empecé a caminar a la puerta de empleados de la cocina.

-Muy graciosa Cat.

Fue lo último que escuche, entre salude a los cocineros y fui a guardar mi bolso en mi casillero, ahí me encontré con Amy la cual salude, saque una muñeca y me amarre el pelo como pude en una desordenado moño.

Salí a hacer mi ronda la cual corría con normalidad, fui a entregarle el desayuno a una pareja y en eso antes de retirarme mí mirada choca con la un chico.

No con un chico, Él chico...

Estaba sentado solo, Amy le estaba entregando la orden que el pidió, era todo un Dios griego, su mandíbula cuadrada, tenía unos labios tentadores, su mirada podía parecer inocente, pero dentro de ella estoy segura de que no lo era, tenía una sencilla camisa blanca que era algo ajustada en sus fuertes brazos.

Me miraba y su mirada era algo intensa, así que rápidamente la aparte y seguí con mi ronda sintiendo su mirada hasta que se fue.

Llegó la hora del almuerzo y Amy y yo ordenamos algo en la cocina y salimos al patio a comer y conversar un rato, nos sentamos en la banca y nos pusimos al día.

-¿Viste al tipo de la mañana? ¡Estaba para comer con pan!- se emocionó Amy.

-Si no estaba nada mal- le seguí.

-¿Nada mal? ¿Estás loca acaso?, ¡Estaba como quiere!, y lo mejor ¡Me tocó atender su mesa!- vaya parece que alguien tiene una nueva conquista -aunque en ningún momento me volteo a ver- se lamentó.

-Seguramente ya tiene novia Amy- respondí.

-Sí bueno, yo sí miré que no te quitaba el ojo de encima mientras hacías tú ronda- movió las cejas en un subir y bajar pervertido.

-¡Amelia! - la reñí y ella solo se carcajeo.

-Sabes que tengo razón, que suerte la tuya- confesó.

-Amy, el que se haya quedado mirando no implica que lo vaya a conocer por Dios, simplemente... Ni siquiera sé porque se me quedo mirando pero no es algo que importe- dije para beber de ni jugó.

-¿Como que no sabes por qué se te quedó mirando?, Cat eres hermosa, siempre llamas la atención en la cafetería, solo que tú nunca te das cuenta- dijo, ¿De verdad llamó tanto la atención como dice? - Sí, si lo haces- adivino mis pensamientos- no tienes ni idea de cuantos me han preguntado por ti, hasta siento envidia- se rio y luego tomó de su jugó.

-La verdad tienes razón nunca le prestó atención a eso, la verdad no estoy interesada en eso- confesé.

- Lo sé, pero eso no quita que...Hablando como chico, que seas un cuerazo - nos reímos- y que llames la atención del sexo masculino y hasta del femenino.




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